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Ford y Carter se enfrentaron durante noventa minutos ante las cámaras de televisión

Con una audiencia estimada en casi cien millones de personas, se celebró esta madrugada el primer debate electoral entre los dos candidatos a la presidencia de los Estados Unidos, que fue televisado en directo a todo el país desde Filadelfia. Los resultados de este debate, que finalizó a las cinco de la madrugada, hora española, se consideran fundamentales de cara a las elecciones de noviembre, dado el gran número de votantes que permanece indeciso.

El presidente Gerald Ford y el candidato demócrata, Jimmy Carter, se prepararon intensivamente para este primer enfrentamiento. Sendos equipos de expertos redactaron para cada candidato unos libros de consulta y estudio sobre los, temas a discutir en el debate, principalmente de política económica e interior, y confeccionaron unas largas listas de posibles preguntas, para que los candidatos tengan preparada la respuesta más conveniente a sus intereses electorales.

Según pudo saberse, Ford empleó la jornada del miércoles en «ensayar» gestos y actitudes para el debate, asesorado por un antiguo actor, Don Penny, que trabaja en el staff del presidente hace casi un año. Incluso algunos ayudantes del equipo presidencial representaron el papel de Carter en la «puesta en escena» que del debate se hizo en la Casa Blanca. Ford también incluyó en su preparación para el duelo televisado un visionado de los debates presidenciales entre Nixon y Kennedy, que se celebraron en el otoño de 1960.

El histórico teatro Walnut Street, en Filadelfia, fue el marco de este primer encuentro electoral. El teatro, de estilo neoclásico tiene casi doscientos años de historia y ha funcionado ininterrumpidamente. En su escenario, el cómico Groucho Marx detuvo su actuación para anunciar al público la muerte del presidente Roosevelt.

Un periodista de la cadena de televisión NBC, Edwin Newman, fue el moderador del debate. Las preguntas, elegidas entre una lista de casi doscientas, preparada por la Liga Femenina de Votantes, fueron hechas por tres periodistas: James Gannon, del Wall Street Journal; Frank Reynold, de la cadena de televisión ABC, y Elizabeth Drew, de la revista New York.

Una moneda al aire decidió que Jimmy Carter fuera el primer orador, y que le correspondiera al presidente Ford responder a la última pregunta. El tiempo máximo para cada intervención de los candidatos fue de tres minutos, y no se les permitió responderse entre sí, sino que tuvieron que limitarse a contestar a las preguntas que les hicieron los periodistas. Un reloj digital, situado en el pupitre de cada candidato, indicó a éstos el tiempo consumido en cada una de sus intervenciones.

La audiencia estuvo compuesta por 500 personas, cerca de la mitad de las cuales eran periodistas de los distintos medios informativos, y el resto invitados de la Liga Femenina de Votantes, órgano patrocinador de los debates. Las cámaras de televisión no pudieron tomar planos del público, según lo dispuesto en las normas de retransmisión, pero colocaron sus equipos móviles en la puerta del teatro y en un estacionamiento cercano a éste, para dar imágenes de ambiente.

En el escenario, decorado de blanco y azul, los dos adversarios se colocaron frente a frente, en unos pupitres semicirculares de madera. Unas sillas de cuero y metal fueron utilizadas por cada candidato mientras esperaba su turno de intervención. Una jarra y un vaso de agua, un cuaderno para tomar notas y dos micrófonos, como medida de precaución ante el fallo de uno, estaban colocados en cada pupitre. El moderador y los periodistas se sentaron también en el escenario, a un lado de los candidatos. El debate comenzó a las nueve y media de la noche (tres de la madrugada en España), y duró noventa minutos. Los dos próximos debates se celebrarán los días 6 de octubre, en San Francisco, y 22 de octubre, en un lugar aún indeterminado de la costa Este del país.

Sin embargo, todos los expertos coinciden en definir a este primer debate como el más importante de los tres, y el que mayor influencia puede tener en los electores a la hora de depositar su voto, dada la incidencia directa de los temas tratados sobre la vida cotidiana de los ciudadanos estadounidenses.

Las diferentes opciones respecto a la política fiscal serán sin duda el tema prioritario. Ford defiende una «drástica reducción» del presupuesto estatal para el próximo año y un aumento de la cantidad mínima exenta de impuestos. Por su parte, Carter predica una reforma a fondo del sistema fiscal, aun que sus confusas declaraciones respecto a las características de esta reforma le han ganado la desconfianza de la clase media, temerosa de que el candidato demócrata, si llega a la Casa Blanca, aumente los impuestos.

Otros temas como el aborto, el control de armas de fuego, los derechos civiles, el «welfare» o seguro de desempleo, la amnistía a los desertores de Vietnam, el papel del Gobierno Federal en política interior, la política energética y la economía tendrán también gran influencia entre los telespectadores del debate de esta madrugada, que, según se anunció ayer, será retransmitido en directo a Austria, Francia y Gran Bretaña, y en diferido a otros muchos países.

Mañana, las primeras reacciones y los estudios de opinión p6blica nos dirán quién ha sido el «vencedor» de este primer encuentro que abre el camino a la Casa Blanca.

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