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El "compromiso histórico" se presenta arduo y lento, en Italia

La conquista, o caída de la Roma pontificia, cuando el 20 de septiembre de 1870 los «bersaglieri" entraron por Porta Pía, y su constitución en capital del reino, ha pasado ayer casi en sordina, sin conmemoraciones históricas. Sólo un artículo del secretario del Partido Socialista, Bettino Craxi, recordaba el domingo, en el diario de su partido, Avanti, la necesidad de revisar los pactos de Letrán, o el Concordato que en 1929 el fascismo firmó con la Santa Sede, y que con el apoyo comunista y la oposición socialista y liberal fue incorporado en 1946 en la Constitución de la actual República.

Aunque el clima social sea de «compromiso histórico», los discursos que el domingo pasado pronunciaron el secretario del Partido Comunista Italiano, Enrico Berlinguer, y el secretario democristiano, Benigno Zaccagnini, indican de nuevo que dicho compromiso es políticamente arduo y lento.Berlinguer clausuró el domingo por la tarde, en Nápoles, el grandioso festival de la unidad, que organizado por 15.000 voluntarios en el recinto de la Feria de Ultramar, en 15 días ha visto desfilar a un millón y medio de personas. Berlinguer ha dicho con fuerza que su partido es siempre el mismo, siendo pura fantasía acusarle de «socialdemocrático». Dar la abstención al Gobierno Andreotti ha sido una necesidad para el bien del país, a fin de que no cayera en el caos. Berlinguer le ha indicado a Andreotti los problemas más urgentes: la reconversión industrial, un plan para dar empleo a los jóvenes, la agricultura, la lucha contra la evasión fiscal.

El secretario democristiano, por su parte, hablando a los jóvenes en Atri, pueblo de Teramo, se ha preocupado de la renovación del partido, pidiendo mayoría, organicidad y solidaridad de sus componentes. En vez de reclamar un eficientismo de «managers» como el que Agnelli quería para el partido a principios de septiembre en el hotel Hilton, es necesario estar atentos a las raíces populares del partido, a su alma católico-liberal. En Saint Vincent acaban de celebrar una reunión las corrientes de izquierda de la democracia cristiana. De ella ha resultado un no rotundo al compromiso histórico.

En espera del consejo nacional democristiano que se celebrará el 8 de octubre próximo, su presidente Amintore Fanfani, ha criticado duramente corrientes y personalismos en el partido.

Los líderes de los dos grandes partidos políticos italianos se preocupan por ahora más de hablar a sus afiliados que de dialogar en vértice entre sí.

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