Adolfo Suárez
mientras los técnicos preparaban la grabación de su mensaje al país, saboreaba con aplicación un caramelo, ya que, como después se comprobaría, el presidente tenía levemente tomada la garganta. Al encenderse el piloto rojo anunciando el se graba, Suárez se sacó el caramelo de la boca y lo envolvió cuidadosamente en el pañuelo. Luego, cuando hubo de echar mano de éste, obligado por un inoportuno ataque de tos, el pañuelo presidencial no se despegaba ni a la de tres.
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