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La izquierda y la derecha francesas comienzan a cerrar filas

La unión de la izquierda francesa cierra filas. Durante el último fin de semana, el comité director del Partido Socialista se reunió para preparar las próximas elecciones municipales. El slogan número uno, proclamado por el primer secretario, Mitterrand, con vistas a las próximas calendas electorales fue inequívoco: «La presencia y la primacía del Partido Socialista es la condición «sine qua non» del éxito de la izquierda».

Los socialistas piensan que, a pesar de la evolución del Partido Comunista, «la garantía de la democracia, para la mayoría de los franceses, sigue siendo el Partido Socialista». Una declaración semejante hace algunos meses, también de Mitterrand, encendió una llamarada de discusiones entre comunistas y socialistas. La proximidad de las municipales y de las legislativas, así como las dificultades por las que atraviesa la mayoría gubernamental (políticas y económicas), parecen incitar a la «unión sagrada» a los dos principales partidos firmantes del programa común.

Marchais: «No habrá polémica»

El domingo, en una de las múltiples manifestaciones políticas de la fiesta de L'humanite, el órgano diario del Partido Comunista Francés, Georges Marchais, el secretario general, respondió a Mitterrand: «Frente a las tentativas del poder, de dividir la izquierda, yo les repito a mis compañeros que, más que nunca, hay que izar la bandera de la unión». Y aún remachó, ante los periodistas que le asediaban sobre el particular: «Ustedes quieren una polémica. Pues bien, no habrá polémica».Por otra parte, Mitterrand y Marchais, en estas reuniones analizaron la formación del nuevo Gobierno francés. Sus opiniones se revelaron paralelas: «El nombramiento de Barre, dijo Mitterrand, es una nueva etapa hacia el poder absoluto». Según Marchais, el primer ministro «es un secretario de Giscard».

Por su lado, la mayoría gubernamental también parece consciente de que el tiempo de las «guerrillas» familiares es peligroso. Así lo dio a entender, el domingo, el secretario general de la UDR, gaullista, el partido más numeroso de la mayoría que sostiene al Gobierno: «Lo ocurrido los últimos días, con la sustitución de un primer ministro salido de nuestras filas y la entrada de otros miembros de la UDR en el Gobierno, constituyó una prueba difícil. Pero, de ninguna manera pensamos en una lucha larvada contra el Gobierno o en «vender» nuestro apoyo a la hora de los grandes debates políticos y económicos». El señor Guena añadió que la UDR será «disciplinada», cada vez que no se ponga en juego el interés del país».

Esté «interés», le dio a conocer ayer, inopinadamente Jacques Chirac, el antiguo primer ministro que, por primera vez, desde que fue sustituido en Matignon, se dirigió oficialmente al país, a través de un comunicado que los observadores dieron por muy significativos: «En los próximos 18 meses, subrayó Chirac, los franceses tendrán que escoger su destino. Raramente, unas elecciones legislativas habrán sido tan importantes. Para evitar a nuestro país la aventura y los condicionamientos colectivistas, todos tenemos que unir nuestras voluntades, por encima de los partidos y de las querellas del pasado». Personalmente Chirac afirmó: «Estoy dispuesto a consagrar todas mis fuerzas al éxito de esta empresa y para ello, no tardando, tomaré las iniciativas necesarias».

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Chirac, como el resto de la clase política francesa y consciente de las posibilidades de victoria de la izquierda, piensan los observadores que «pudiera enterrar el hacha de guerra, contra Giscard, no sin olvidar que su hora pudiese llegar con el fracaso del reformismo que pretende la «sociedad liberal avanzada», es decir, de la socialdemocracia, que, con un cuarto de siglo de retraso respecto a los países industrializados de Europa occidental, intenta instaurar el giscardismo.

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