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Cada equipo, en su línea habitual

El trofeo Vallehermoso, que se jugó a lo largo de la pasada semana; sirvió, méritos deportivos aparte, como tarjeta de presentación de cuatro de los equipos madrileños que militán en el segundo grupo de la Tercera División. Castilla, Carabanchel, Pegaso y Moscardó, pusieron en marcha su engranaje dejando unas veces ver y otras adivinar al escaso público asistente, lo que -en un juicio apriorístico- pueden dar de sí de cara a la nueva temporada que se avecina.El Carabanchel fue el último clasificado, el de la copa pequeñita, y esta vez al menos lo fue con toda justicia. De todos los aficionados madrileños es sabido que el club no está precisamente boyante en lo que a economía se refiere; es un club modesto, y de esto dejó constancia también en lo deportivo.

No le fueron bien las cosas al de Carabanchel; el equipo se enfrenta a la nueva temporada con un esquerria de juego parecido al que en la pasada temporada le deparó el decimocuarto lugar de la clasificación. Si a esto se añaden las ausencias de los veteranos Cobo, Cherna, Salagre y del eficaz Pozo, entre otros, no se puede ser muy optimista a la hora de adjudicarle una hipotética clasificación en la Liga.

El Carabanchel necesita un buen ordenador de juego que convierta en eficaces las carreras de los extremos y sobre todo un buen rematador que las culmine. Los nuevos Portal y Villa apuntaron algunas buenas ideas al respecto, aunque se notó falta de rodaje.

El Moscardó fue el de la copa pequeñita, pero menos. Su labor en el terreno deportivo estuvo falta de precisión aunque repleta de espíritu de lucha. La nota de veteranía le caracteriza. El de Usera sabe muy bien cómo marcar un gol y mantener la diferencia utilizando una ordenada defensa dirigida por el veterano Bordons. Demostró por otra parte, que posee una buena preparación física.

Al Castilla le correspondió la copa mediana. Su juego es mucho más preciosista, más técnico. Cuando sus hombres están bien situados sobre el terreno de juego llegan a ofrecer un juego trenzado y vistoso. Su fútbol se basa en unos pilares medios que recogen el balón desde atrás y lo distribuyen a unos extremos incisivos que crean abundantes situaciones de peligro. Fueron estos pilares los que fallaron en el partido final, lo que les hizo perder un trofeo que muchos ya se lo adjudicaban.

La copa grande de verdad se la adjudicó el Pegaso. Merecida victoria de un equipo que fue todo entrega. El Pegaso hace un fútbol fuerte y efectivo basado en un conjunto.

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