"He sido siempre fiel, y lo seguiré siendo, a la España de estos 40 años"

Fraga rompió ayer su mutismo político. Lo dijo bien claro en la presentación del libro de Octavio Cabezas, Manuel Fraga, semblanza de un hombre de Estado: «No es el momento de hacer ningún llamamiento político. Pero conste que es mi propósito hacerlo -con todas las voces que quieran orientarse en la misma dirección- lo antes posible, y quizá valga la pena que algún día se escriba un capítulo en que se vea que los hombres de Galicia, dentro de una gran España, fueron capaces de hacer en un momento decisivo un llamamiento a la esperanza.»A Fraga le escuchaba una buena parte de la clase política gallega quizá sintomática la presencia de un elevado número de personas claramente relacionadas con el Movimiento: alcaldes; jefes y subjefes del Movimiento, y un gobernador saliente de la provincia que destacó como franquista. Debió ser casualidad, pero había en el acto de La Coruña más académicos de La Gallega -incluido su presidente- que en cualquiera de los que se organizaron con motivo del reciente viaje del Rey. Como nota predominante, la edad madura de los asistentes.

El ex vicepresidente del Gobierno se expresó claramente: «Yo he sido siempre fiel y lo seguiré siendo a la España de estos 40 años, que en mi opinión marca en su conjunto un balance enormemente positivo en la construcción de la sociedad española moderna.»

Minutos antes, los dos oradores que le precedieron en el uso de la palabra coincidieron en señalar sus dotes de hombre de Estado. Octavio Cabezas lo definió como «hombre liberal y autoritario a un mismo tiempo», y José Manuel Romay Becaría Io situó en «una política liberal y democrática frente a cualquier aventura rupturista o anarquista».

Sorprendentes podrían resultar los testimonios citados por Romay a favor del, político gallego, que fueron nada menos que tomados de la boca o de la pluma de Tierno Galván, Calvo Serer, Ruiz-Giménez, Peces-Barba, Amando de Miguel y Salvador Pániker. Ni una sola cita a favor procedente del franquismo ortodoxo.