_
_
_
_

Mal juego y victoria del Atlético

Para empezar, aburrimiento. El partido entre el Atlético y el Racing White tuvo tres goles y poco más. El primer tiempo fue insufrible, y el segundo, aunque se esmascaró algo con los goles y algún que otro disparo. aislado, tampoco ofreció casi nada. Según se esperaba, el Atlético se anotó el triunfo, y con ello ganó el paso a la final de mañana.Mal empezamos. El de anoche era el primer partido de cierto nivel que hemos presenciado esta temporada en Madrid, y nos tocó abirirnos tanto a los que acudimos ¡al Manzanares que casi asusta el pensar en todos los meses que quedan hasta la final de Copa, que se supone será el último. El Atlético, muy fuera de tono y falto de ideas hizo un juego pobre y lento ante un equipo que parece que salte al campo con la descarada intención de aburrir a los espectadores. El Racing White es un equipo medianamente seguro atrás, bien armadito en el centro, pero terrible mente despreocupado del ataque. Durante casi todo el primer tiempo tuvieron los belgas el balón, pero no se veía en todo el equipo a nadie que ni remotamente pretendiese hacer gol. A los rubios belgas todo se les iba en entregarse el balón unos a otros con tranquilidad, y para nada parecieron interesado

Más información
El partido entre el Racing White

en el viejo arte del gol. Es un equipo sin delanteros, que emplea la, hasta ahora ignorada, táctica del 5-5-0. Frente a él, el Atlético se aburrió tanto como el propio espectador, y aunque trató en alguna ocasión de echarse hacia adelante, lo hizo siempre sin chispa, sin ingenio. De todo el primer tiempo sólo quedó para el recuerdo un golpe franco lanzado por Nielsen, el mejor de los belgas, un tiro de Leal que se fue al larguerer tras un rebote y un regate muy bonito de Leivinha. Lo demás fue tan aburrido como una espera en la antesala del médico.

Los primeros minutos del segundo tiempo engañaron algo. Salcedo, que había salido tras el descanso en sustitución de Marcelino, adelantó en su primera intervención en el juego un inteligente pase a Ayala, que, a la carrera, cruzó a gol. Sonaron algunos aplausos, pocos, porque los ánimos estaban muy aplatanados tras el horrible primer tiempo y aquello pareció en camino de animarse. Muy poco después, a Teugels, el número 9 de los forasteros, se le ordenaron repetinamente las neuronas y recordó que el delantero centro está para meter goles y soltó un disparo fuerte y muy colocado toda una sorpresa después del ánimo «no beligerante» que el Racing White había demostrado hasta el momento, y consiguió el gol del empate. El Atlético, a la vista de ello, comenzó a tomarse el partido con un interés especial. El Racing había demostrado que podía hacer goles, cosa insospechada pocos minutos antes, y era preciso anticiparse. Hubo algunos momentos de juego, si no bueno, sí distraído, con varias penetraciones de Ayala en el área que no acabaron en gol por poco. Aún no habían transcurrido muchos minutos cuando una galopada de Panadero por la banda acabó en gol del debutante Rubén Cano, al. que le costó controlar el balón casi tanto como a Roberto Martínez en ocasiones parecidas, pero que a favor de la libertad en que los defensas le dejaron consiguió remachar el tanto. Fue lo peor que pudo hacer. El Atlético, al verse por delante, se tranquilizó. El Racing, que protestó casi masiva mente el gol por posible fuera de juego, se desanimó. Y al espectador le tocó sufrir de nuevo el mismo aburrimiento de la primera mitad. Los cambios introducidos por ambos entrenadores (Aguilar y Koens, dos extremos clásicos) su pusieron la última y fallida esperanza de que aquello mejorara. No ocurrió tal, y aquello terminó entre bostezos y con el triunfo esperado, casi programado, del Atlético.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_