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El Ulster, casi sólo en manos de los terroristas y de los jueces

Juan Cruz

Las dos últimas víctimas del presente «verano caliente» del Ulster han sido un hombre y una mujer, muertos al explotar una bomba de cerca de 200 kilos en el exterior del pub donde estaban. El incidente se produjo el lunes por la noche dentro del llamado «triángulo de la muerte», en el condado de Armagh. Otras 20 personas fueron gravemente heridas. El pub fue completamente destruido por lo que se piensa que ha sido la bomba más poderosa de toda la historia de violencia de la provincia. Uno de los muertos es la propietaria del bar, uná católica. El lugar también era frecuentado por miembros de la comunidad protestante.Los atentados que se siguen produciendo en el Ulster indican que la situación de la provincia está cada vez más en las manos de los terroristas y de los jueces. Lo que dicen los políticos acerca de las fórmulas de pacificación sigue teniendo escaso efecto, en ambas comunidades.

Ayer aparecieron ante un juez de Belfast 10 jóvenes que la semana pasada asaltaron la casa del político católico Gerry Fitt, del partido socialdemócrata laborista del Ulster. Los jóvenes, simpatizantes del IRA, irrumpieron en el domicilio de Fitt, un moderado, para castigarlo por sus declaraciones contrarias a las actividades de la citada organización militante. Fitt, que llamó varias veces al Ejército y a la policía, se tuvo que defender solo de los asaltantes, y para hacerlo se valió de una pistola. Las fuerzas de seguridad encargadas de protegerle no aparecieron.

En dos días, es la segunda vez que supuestos miembros del IRA comparecen ante la justicia del Ulster, y como ocurre siempre que los republicanos se enfrentan con la justicia británica, los acusados se niegan a declarar porque no reconocen a los magistrados como representantes de un cuerpo legal en el territorio. Este caso se dió con caracteres espectaculares cuando Maire Drumm, la vicepresidente del Sin Fein, compareció ante un juez el pasado lunes para defenderse de la acusación que existe contra ella por haber participado en una manifestación prohibida.

Lejos de decir algo en su defensa, la señora Drumm aprovechó la ocasión para repetir las amenazas que lanzó antes de ser detenida.

Durante un discurso que cogió desprevenido al juez, la señora Drumm explicó que ni la justicia ni la cárcel amedrentarán a los que comparten sus sentimientos republicanos. En cuanto a la justicia, dijo que estaba al servicio del Gobierno inglés, y no al servicio de una conducta neutral. Respecto de la cárcel, pidió que la Cruz Roja iniciase una investigación acerca del trato que reciben en el Ulster los detenidos como ella. Maire Drumm no pudo hablar más: el juez ordenó que la devolvieran a su celda, pero la vicepresidente del Sinn Fein tuvo tiempo todavía para gritar: « ¡Viva la República! ».

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