Pese a la amnistía, inquietud entre los refugiados de ETA

, Mientras que en la zona vascoespañola el clima es de relativa calma, en Euzkadi-norte, como lo definen los etarras, el ambiente es tenso y frágil. Para crear este clima se han dado cita acontecimientos de distinta índole. En primer lugar, el decreto sobre amnistía, que no ha alcanzado a muchos; y aún a los que alcanza no los deja tranquilos. ¿Pueden volver con seguridad? ¿Los expedientes desaparecen totalmente?El temor a los grupos «incontrolados» de extrema derecha es manifiesto entre los exiliados vascos. Si muchos han logrado vencer la prevención a la acción judicial, de la que ya están libres, no consiguen olvidar la preocupación que causan estos grupos. De muchos se sabe ya su llegada a España, por la tramitación de su pasaporte, para su rápida vuelta. Alvarez Emparanza, Chillaregui, José Luis Navarro, «Chato» Aguirre, Juan Echevarría Elorza... han decidido volver y alguno ya lo ha hecho, aunque varios piensan regresar a Francia, por tener ya organizada allí su vida.

Entre los activistas de ETA, más comprometidos, quienes han tenido relación con «delitos de sangre», su situación está más clara en cuanto a las escasas posibilidades de vuelta. Aunque sus acusaciones se remontan bastantes años atrás, la gravedad de las mismas les impide el regreso. «Escubi» y Mlkel Echeverria, huidos antes del juicio de Burgos, no volverán. Al primero se le acusa de la muerte del inspector Melitón Manzanas, y al segundo del asesinato de un taxista.

Juan José y Joaquín Echave tendrían menos dificultades para la vuelta, aunque también resulta problemática. «Argala», con otros antiguos miembros de ETA tienen bloqueado el regreso. De todos modos son muchos los que esperan ver el desarrollo y la aplicación de la amnistía para el retorno.

Otro de los factores que provoca «el clima de inseguridad», como definió la situación de la vida de los refugiados uno de sus abogados franceses hace poco, es la facilidad con que han actuado últimamente comandos de extrema derecha en aquella zona.

El caso más claro en este sentido es el del secuestro de «Pertur». La opinión generalizada entre sus compañeros de ETA es que se puede tratar de un nuevo caso Ben Barka. Extraña la facilidad con que se desarrollaron los hechos. Extraña que Moreno Bergarache fuera solo a una cita. Se supone que su interlocutor sería alguien en quien él confiaba o tenía amistad. Las relaciones de los refugiados se han hecho más precavidas.

También hay descontento en el país vasco-francés respecto a la actuación de la policía gala. En términos generales, se preocupan de la libertad que han tenido últimamente comandos de extrema derecha en esa zona. El celo puesto por la gendarmería francesa en cuanto a sus relaciones con los refugiados es mayor. Esta acumulación de detalles hacen que el ambiente en los medios de exiliados sea difícil.

Existe una clara exasperación entre la comunidad de refugiados, y se espera que la cordura y la prudencia mantengan este momento tan delicado.

Hay temor de que miembios «incontrolados» de ETA V (rama militar) o algún comando de la rama político-militar lleven a cabo algún tipo de represalia.