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Tribuna:DIARIO DE UN SNOB
Tribuna
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Ya no hay Pirineos

Bueno, es una cosa que pasa cada cierto tiempo en nuestra historia: que de pronto hay Pirineos o no hay Pirineos. Los Pirineos son el biombo de quita y pon que la Francia. coqueta lleva y trae según que quiera o no quiera mostrarnos sus encantos republicanos. Ahora, Suárez, que para eso es joven y agresivo, y está en la edad, como diría Summers, se ha cargado el biombo de los Pirineos,Una vez íbamos Eusebio García Luengo y yo paseando por el Pirineo de Huesca, y Eusebio me adoctrinaba, como siempre:

-Mira, Paco, qué quieres que te diga, a mí estos picos no me parecen tan altos. Y, además, no veo yo que haya (que darle tanta importancia a la altura de una montaña. Yo creo que con eso no se resuelve nada.

Ya de vuelta, nos cruzamos con Camilo José Cela, que venía de palcarse el Pirineo de Lérida, y entre estos dos ingenios me enseñaron a perderle el respeto a los Pirineos. Hicimos una desmitificación del Pirineo, como se dice ahora. Porque yo, niño de derechas, había aprendido en la escuela que al norte limitamos con los Pirineos, que nos separan de Francia, y eso parecía inamovible.

-Bueno, nos separan, pero unas veces más (que otras.

De- vez en vez, a lo largo de la historia, sale un Borbón y dice:

-Ya no hay Pirineos.

Porejerriplo ahora un suponer.

Se van a. Intensificar las relaciones diplomáticas, vecinales y políticas con Francia. E incluso con Luxemburgo, que es un país que desde la famosa opereta, siempre nos ha traído a los españoles una idea de frivolidad, pecaminosidad y can-can. Suárez recibe tal que hoy a Morodo y tal que mañana a Fernández de la Mora. Tal que por la mañana a Ruiz Gallardón y tal que por la tarde al ministro de Luxemburgo. Suárez, niño prodigio de la política española, está jugando unas partidas de ajedrez simultáneas con la izquierda y la derecha, como-Arturito Pomar en mis tiempos. Lo triste de los niños prodigio es cuando el prodigio dura menos que el niño: Pomar está trabajando en Correos, Pierino Gamba da clases de música en la avenida de los Toreros, Shirley Temple está enseñándole a Ford a usar la pala de pescado, Pablito Calvo ni se sabe, Marcelino pan y vino se ha casado con una señorita normal, y Marisol acaba de tener su segunda niña. A ver si mañana me paso por la clínica con unas flores.

O sea, que quizá este deslumbramiento adolescente por Francia (Francia, para los españoles, es una enfermedad de adolescencia) que sufren hoy nuestros jóvenes ministros, sea una cosa que se les pase con la edad. De momento, quizá van a asesorarse de los franceses para hacer un referéndum, que siempre es mejor que asesorarse de la CIA (suponiendo que no sea la misma cosa), pero ocurre que los franceses a su vez,se están desplazando ligeramente hacia el neogauilismo, y ése sí que sabía sacarse referéndums, el general De Gaulle, que los ganaba todos, menos el último, a ver.

Yo creo que Giscard, sin caer en ingerencia en nuestro asuntos internos, para que no se ponga levantisco don Gonzalo, podría explicarnos cómo se hace un referéndum decentemente, o mejor aún, cómo se gana, porque hacer un referéndum para no ganarlo es como hacer una tarta para no comérsela.

Con el trabajo que da eso y el dinero que cuesta. Pero lo que más me ha chocado a mí, hombre, es que sean precisamente los de la Asociación Nacional de Propagandistas Católicos los que deciden importar las modas disolutas de la Francia, porque de Francia nunca nos han venido más que lencerías de señora, botellas de champán. Emmanuelas, tangos, polisones, traducciones argentinas de Voltaire, novelas de la Sagan y desnudos de la Bardot, con los derechos de la mujer ya un poco caídos.

Mire usted por dónde los tácitos, que nunca habían dado un ruido, escondían en su alma de congregantes el sueño libertino, pecaminoso y político de la dulce Francia. Es el sueño que hemos llevado todos los niños de derechas debajo del escapulario. Claro que los tácitos no actúan en el Gobierno como grupo de presión, que lo ha dicho el señor Osorio. A mí, que soy un afrancesado desde que era así, me parece bien este acercamiento a la Francia, aunque sea a la Francia de derechas. Pero me sorprende que sean los tácitos, tan pirenaicos, los que dicen que ya no hay Pirineos. A lo mejor donde quieren ir es a Lourdes.

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