_
_
_
_
Tribuna:
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Sobre los problemas para la unidad del socialismo

El tema de la llamada «unidad de los socialistas», resulta, por supuesto, menos claro cuanto más ambiguamente se plantea, para esconder sus dificultades. Me refiero, no a la unidad «doméstica» de los socialistas llamados «históricos» y los llamados «renovados». Antes se llamaban del interior y del exterior, pero como los del exterior han regresado, con sus avatares biográficos influyendo sobre sus ideas -lo que representa un obstáculo suplementano- han adoptado la denominación de «históricos» que, a mi parecer -y aquí tenemos una de las grandes discrepancias para la «unidad de los socialistas»- corresponde a todo el PSOE y no a una sola parte de él. Todos van a la tumba de Pablo Iglesias a rendirle un homenaje que sin duda merece aquella gran figura. «Ergo» todos están del mismo lado «histórico» y las discrepancias son de «familia». He leído declaraciones de la mayor parte de dirigentes de ambos sectores del mismo PSOE dividido, según las cuales, para ser socialista, no hace falta ser marxista. Es, más o menos, lo que dicen otros sociafistas de ta misma «Internacional». Sólo que muchos de ellos se llaman socialdemócratas, otros laboristas y otros Partido del Trabajo o algo así, como ocurre con los socialistas holandeses.Creo que, si hay que aproximarse para llegar a acciones tácticas, para integrar una futura unidad popular, para discutir teóricamente, a fin de acortar distancias, lo cual sólo se conseguirá efectivamente mediante la «praxis» política, conviene decir las cosas tal como se piensan. Los partidos socialistas -no ficciones, sino realidades, y eso es algo que el PSOE debería empezar por reconocer para que el diálogo sea posible- hoy integrados en la FPS, son marxistas. No dicen nunca que es posible ser socialista sin ser marxista. No pueden decir una cosa semejante porque no están por la socialdemocracia; porque están por la autogestión, es decir, por la ccincesión, control o supresión de quienes ejerzan el poder desde la base-, por la atribución a esa base de la autonomía necesaria para autogobernarse mediante las instancias más próximas a la realidad -las municipales y comarcales, por ejemplo- hasta las más elevadas, que las articulan recibiendo de ellas las atribuciones y no concediéndolas, y están por que sea la colectividad la que tenga atribuida la propiedad de los bienes de producción y no el Estado. Todo lo cual no se puede hacer más que desde la utilización del marxismo, constatador de cuál es la contradicción generadora de la dinámica de la historia; cuál es la única fuente de capitalización y cuáles han de ser, por consiguiente, las relaciones de producción para que generen libertad en vez de generar esclavitud, etc.

Pero no es sólo esa una de las grandes cuestiones que, hoy por hoy, nos separan, sino que hay otras, ligadas estrechamente a ella. Para los partidos de la FPS y los que, fuera de ella, están en la misma línea, puesto que, al parecer, los hay todavía, como, por ejemplo, los que surgidos del TOPO, aún no se han integrado en alguna de las convergencias en marcha, la autogestión tiene un itinerario que pasa por el autogobierno de las nacionalidades y regiones. El PSOE dirá que es un partido federal y que sus federaciones tienen autonomía suficiente para trabajar por la autonomía de esas nacionalidades y esas regiones, lo cual es más o menos verdad en según qué nacionalidades y qué regiones, pero no es suficiente en ningún caso. ¿Cómo puede trabajarse realmente por esa autonomía y estar a los resultados de la autodeterminación subsiguiente desde un aparato de partido centralizado? Es ante esta pregunta cuando se producen dos respuestas nada convincentes. Según una de ellas, la democracia interna y, externa garantiza la neutralidad ciel aparato centralizado. Conviene ser sinceros en este asunto, si de lo que se trata es Overdad eram ente de acercarnos y entendernos. No hay una sola forma de dominación -y la práctica lo demuestra- que sería la de la burguesía dominando el aparato del Estado y todos sus recursos de poder, sino que existe también la dominación burocrática, cuya inercia es poco menos que imparable. Y por otra parte, ¿por qué no federar los partidos en vez de federar «el» partido? Es aquí donde se alega la otra respuesta: porque la unidad.de la clase obrera es necesaria para la defensa de sus intereses contra los intereses de la burguesía: Pero, ¿quién ha dicho que esos intereses no están más unidos si no se les oprime con la uniformidad? ¿De dónde ha salido la idea de que la lucha de clases es igual en Cataluña que en Andalucía, pero no lo es en Italia que en Suecia? La lucha de clases se objetiva de manera diferente y requiere diferentes planteamientos para cada pueblo diferente. Justamente porque, si los pueblos son diferentes, es a causa de las diferencias que existen entre unos y otros en las relacl ones de producción de sus clases trabajadoras y sus burguesías. Todo lo cual sea dicho teniendo en cuenta dos cosas: que la federación de partidos, como la federación de nacionalidad y regiones, es más eficaz que el unitarismo centralista, puesto que es más fácil de controlar por la clase dominante un Estado centralista que Estados federados, y que la lucha sindical es evidente que debe adoptar formas menos autónomas, sin dejar de ser federales, puesto que las respuestas que han de dar no son parlamentarias, legislativas, presupuestarias, administrativas, culturales, etc., sino inmediatas y sectoriales desde el punto de vista económico. Lo que ningún partido socialista niega entre los que están en la FPS.

Por lo dernás, ¿cómo va a confiar ningún pueblo en que su personalidad, su cultura, su identidad, serán igualmente defendidas por un partido federal centralizado en sus órganos de dirección -Congreso, Ejecutiva- que por una Federación de Partidos?

Quizá estos temas sean suficientes para iniciar -si es que se quiere iniciar- un acercamiento respecto del cual este artículo es aportación personal y exclusiva del firmante. Dejo por ese, sin comentarios, por el momento-, cuestiones -como las declaraciones múltiples veces hechas de que unir a los socialistas quiere decirmeterlos a todos en el mismo saco del PSOE, que es quien tendría la exclusiva de la legitimidad histórica, el reconocimiento internacional, etc. ¿Cómo es que esa legitimidad no ha sido capaz de atraer hacia sí a los miles y mi.les de socialistas que en las diversas nacionalidades y regiones están fuera de él, en otros partidos o en la independencia? ¿Por qué no ha dejado el PSOE que el reconocimiento internacional se extienda a todos los socialistas a los que quisiera unificar? ¿No hubieran sido ésas pruebas de buena voluntad? Quizá no falte esa buena voluntad; quizá se trate de ejercer tácticas sumanas, creyendo que son más claras. Pero el resultado ha sido que están más confusas cada día que pasa. Veamos si queremos de verdad empezar a aclararlas. De otro modo, cada cual buscará su propia claridad y crecerá la distancia, no sólo entre los socialistas del PSOE y de la FPS, sino entre ellos y los que, como ellos, buscan que las sociedades de sus respectivos pueblos sean socialistas, es decir, aquellos con los cuales todos tenemos que integrar, si queremos el socialismo, una unidad popular.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_