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Motín de presos comunes en la prisión de Carabanchel

Varios cientos de presos comunes realizaron diversos actos de protesta en la cárcel de Carabanchel a lo largo del día de ayer, según comunicaron a EL PAIS fuentes cercanas a algunos reclusos que participaron en estas acciones. Los actos de protesta de los presos comunes de dicho centro penitenciario parecen estar encaminados a mostrar su desaprobación por la amnistía decidida el viernes por el Rey, fundamentalmente prevista para delitos de tipo político y de opinión.

Según ha recogido EL PAIS, los reclusos de la séptima galería de la prisión, escucharon el pasado viernes por la noche gritos de protesta y ruidos, por posible rotura de cristales, provenientes, al parecer, de la contigua sexta galería. A lo largo del día de ayer, la tensión más acentuada dentro del recinto penitenciario se observó en la quinta galería, sector en el que se hallan recluidos los comunes primarios y los peligrosos sociales.Al parecer, durante la mañana del sábado, entre otras acciones, los presos comunes se negaron a entrar en los talleres y se concentraron en el patio de la cárcel, en actitud de plante. Sobre las dos de la tarde, mientras un helicóptero sobrevolaba el patio del recinto, el director del centro se dirigió a los reclusos concentrados y les invitó, sin éxito, a deponer su actitud.

Una hora después, todos los funcionarios de la prisión, hasta el personal destinado a oficinas, recibió la orden de pasar al interior del recinto.

Sobre las cinco de la tarde se recibieron llamadas en nuestro periódico, que informaban de que en algunas azoteas próximas al tejado de la prisión había sido colocada una pancarta, por un grupo de presos, en la que se leía: «Libertad».

Entre la población reclusa que purga sentencias por delitos comunes, se comentaba desde hace días y, más concretamente, desde la llegada del Gobierno Suárez, siempre según las mismas fuentes, la posibilidad de la implantación de un indulto aplicable a los presos comunes, del que quedarían excluídos aquellos que conocieron la libertad en el indulto anterior, y fueron detenidos por reincidentes.

EL PAIS intentó establecer comunicación, repetidas veces, con el director del centro penitenciario, pero no hubo posibilidad de obtener información directa en este sentido. En la Jefatura de Servicios de la prisión nos remitieron al gabinete de prensa del Ministerio de Justicia. En dicho departamento tampoco pudieron confirmar ni desmentir oficialmente los hechos relatados.

Dos redactores de nuestro periódico fueron testigos presenciales de las voces que, desde el tejado de la prisión, dio un preso que se dirigió a los periodistas allí congregados. El recluso expresó: «Hemos hecho una sentada. Nos han dicho que nos desalojarán de aquí. Hemos dirigido un escrito al Rey con un preso que ha quedado libre».

Los presos amotinados se hicieron fuertes en la terraza de un sector del tejado y practicaron una barricada formada por bancos, mantas y bidones que impedían el paso de las autoridades del centro, hasta la azotea.

En las inmediaciones de la prisión se produjo un pequeño altercado cuando la Policía Armada retuvo por unos momentos a dos mujeres, una de las cuales acababa de gritar: «¿Dónde están los asesinos de Montejurra?». Al parecer, momentos antes, las dos mujeres habían intentado obtener información, ante la puerta de la cárcel, sobre un familiar que se encuentra recluido.

Entre los efectivos que fueron destacados a la Prisión de Carabanchel figuraban policías armados con subfusiles lanzagranadas, dos autobuses y media docena de jeeps.

Según informaciones no confirmadas, que fueron emitidas ayer tarde por las agencias, uno de los amotinados intentó cortarse las venas, pero no llegó a consumar su propósito.

En ningún momento se evidenció intento alguno de manifestación en los alrededores del centro carcelario.

Las pancartas que exhibieron los reclusos fueron confeccionadas con sábanas, en las que se leían los siguientes textos: «Indulto general», «Libertad», «Todos somos iguales», «Prensa libre», etc.

Las fuerzas de la Policía Armada concentradas frente a la prisión mantuvieron la postura de no entorpecer la tarea de los informadores, y hasta en algún caso, los oficiales comentaron que no deseaban emplear la fuerza con los amotinados.

Los reclusos que tomaron la azotea lanzaban gritos al paso de los coches y hacían el signo de la victoria. La popular consigna «el pueblo unido jamás será vencido», también fue entonada por el grupo de amotinados, sobre cuyo número se calcula que era entre 100 y 300.

A las diez de la noche, la agencia Europa Press informaba que, desde una de las terrazas del edificio, los amotinados habían lanzado al exterior un comunicado, escrito a máquina, dirigido a la prensa, y que fue recogido por miembros de la Policía Armada. Asimismo se recogía en la misma noticia que los reclusos gritaban que uno de ellos había resultado herido en la quinta galería, y que en la concentración que hicieron en el interior del edificio, habían sido dispersados por la fuerza pública y no por el personal de la Dirección General de Prisiones.

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