En dos años quedarán resueltos los problemas pendientes entre Iglesia y Estado
En elplazo de dos años quedarán resueltos los problemas pendientes entre la Iglesia y el Estado español, aseguró ayer, a su regreso de Roma, el ministro de Asuntos Exteriores, Marcelino Oreja, después de haber firmado junto al cardenal Villot el acuerdo de revisión del Concordato entre España y la Santa Sede. Después de la firma, el señor Oreja fue recibido en audiencia especial por Pablo VI, que tuvo una duración de veinte minutos y durante la cual el Papa le entregó un mensaje para don Juan Carlos, en respuesta al que el Rey le envió el 12 de julio a través del marqués de Mondéjar, jefe de la Casa de Su Majestad.
El señor Oreja, tras el almuerzo ofrecido al cardenal Villot en la embajada cerca de la Santa Sede, mantuvo una rueda de prensa en la que destacó que el Rey no había hecho renuncia del derecho de presentación, sino que trataría de no ser obstáculo para que se llegase a un acuerdo.Después del acuerdo de ayer en Roma se oirá a la Comisión de Asuntos Exteriores de las Cortes, quien se pronunciará sobre el acuerdo, si bien nunca el parecer de los procuradores es vinculante. Posteriormente se hará la ratificación de instrumentos, con lo que el acuerdo entrará plenamente en vigor.
El acuerdo comienza con un preámbulo en el que se habla de la nueva fase en las relaciones entre la Iglesia y el Estado, reflejo de la transformación de la sociedad española y de los cambios producidos en el seno de la Iglesia después del Vaticano II. Después del preámbulo figuran dos artículos cada uno con dos apartados; el primer artículo se refiere a la renuncia de presentación de obispos, aunque se mantiene un sistema de notificación. No desaparece la presentación en cuanto al vicario general castrense, que se hará mediante una terna de nombres formada de común acuerdo entre la nunciatura apostólica y el Ministerio de Asuntos Exteriores.
En cuanto al artículo segundo del acuerdo, establece la desaparición del artículo 16 completo del Concordato, pero en el caso de que un clérigo religioso sea demandado criminalmente, la autoridad competente lo notificará a su respectivo ordinario, salvo en el caso de que el demandado fuera obispo o persona equiparada en la jerarquía, que habría de notificarse a la Santa Sede.
El ministro de Asuntos Exteriores reconoció que estas negociaciones con Roma se venían gestando desde el pasado mes de enero y que los ministros Areilza y Garrigues habían tomado parte muy activa en su preparación, aunque la voluntad del Rey fue decisiva. «Ha sido el Rey -dijo el señor Oreja- quien ha actuado como motor».
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