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La Administración debe limitar la influencia de la gran empresa

La necesaria rentabilidad de las empresas, la aceptación de su responsabilidad social, la oportunidad de unos sindicatos libres y fuertes, el abandono de la doble contabilidad y la práctica de una transparencia fiscal que permita la información de accionistas y trabajadores, son criterios básicos que deben inspirar la reforma de la empresa de cara a una integración en el Mercado Común. Así se expresó Antonio Garrigues en el transcurso de una conferencia sobre la pequeña y mediana empresa (PMI) mantenida ayer en la Cámara de Comercio de Guadalajara.El señor Garrigues señaló que la política económica española se ha basado de hecho sobre las grandes empresas que han dictado las reglas del juego a las pequeñas y medianas, que son la mayoría.

El problema de la dimensión, señaló más adelante, se plantea no sólo a las empresas españolas sino a, las europeas. Europa carece de un mercado interno grande y las divisas de sistemas monetarios, fiscales, etcétera, limitan la dimensión de las empresas.

En el campo de la pequeña y mediana empresa española, el señor Garrigues señaló que sería necesario el reconocimiento de su importancia real, que la Administración limitase la influencia de la gran empresa a la hora de tomar decisiones, que se creen departamentos provinciales para facilitar información técnica financiera y jurídica, y que se perfeccione la ley de 1963 sobre fusiones y asociaciones de empresas para mejorar los beneficios fiscales y financieros.

«Está claro, dijo más adelante Antonio Garrigues, que España no puede renunciar a un régimen democrático, pero es igualmente cierto que afrontamos un serio riesgo y grave de soluciones extremas, entre las que tiene mayores posibilidades una dictadura de derechas»... «El pueblo español no es apolítico, no está mal dotado per se para la vida política. Pero es un pueblo que ha sido despolitizado por una minoría monolítica y reaccionaria.»..«España acabará siendo un país democrático pero necesitaríamos un proceso de maduración y bastante suerte en todos los terrenos».

Para finalizar, el señor Garrigues se refirió a la inviabilidad de muchas de las fórmulas del modelo europeo en los siguientes términos:

«El modelo europeo de economía de mercado no es satisfactorio. España debe empezar por replantearse el tema a fondo renunciando a cualquier mimetismo. Algún día habrá de valorar los daños que nos ha ocasionado nuestra obsesión de imitar los esquemas de la economía francesa en todos sus puntos. Es cierto que el destino natural de España parece ser el de su integración en la Comunidad Europea y que ello implica trasvase de criterios y experiencias. Pero ello no nos obliga a repetir todos y cada uno de los errores que han cometido los economistas y empresarios europeos».

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