_
_
_
_

Despido improcedente de una profesora que educaba sexualmente a sus alunmos

El magistrado de Trabajo de Gerona, José-Horsillo Ruiz Lanzuela, ha dictado sentencia de despido improcedente respecto a una profesora expulsada de un colegio de EGB de Gerona por educar sexualmente a los alumnos. La sentencia reconoce la necesidad de «adecuar nuestra forma de ser y actuar a los tiempos actuales». Alfonso García Pérez redactó un informe sobre el controvertido tema de la educación sexual en España.

Antonia Sabria había estado ejerciendo la docencia en Educación General Básica, desde el mes de septiembre de 1973. Fue despedida en abril de este año por presunta indisciplina y desobediencia. Se le acusaba de negarse a impartir clases de religión, faltar al respeto al director, exponer tendenciosamente doctrinas contrarias a la moral, etc.Las acusaciones han sido desmenuzadas y analizadas por la sentencia del magistrado. Respecto a su negativa a enseñar religión, se considera injustificada la acusación, puesto que sólo pueden dar tales clases aquellas maestras que posean un certificado de idoneidad expedido por el obispado. La cuestión entonces es simple, según se expresa en la sentencia. Si la señora Sabria no tiene ese certificado, resultaba impropio pedirla que diera clase de algo para lo que no estaba en condiciones.

Salud sexual

Lo que, sin embargo, había debajo de todas las acusaciones era un problema concerniente al sexo. No es la primera vez que el tema sexual se enmascara con otras cuestiones, apareciendo encubierto y disfrazado bajo el problema de la autoridad, la eficiencia, etc. Lo que, al parecer había provocado la crisis de la profesora en su centro, era su actitud ante la educación sexual.Antonia Sabría recomendaba a sus alumnos de nueve a once años la lectura del libro ¿De dónde venimos?, para su educación sexual. Lo correcto de esta medida ha sido reconocido por la sentencia del magistrado, que afirma que el libro en cuestión «es correcto, cumple una función orientativa y está en la línea recta de una sana educación sexual».

La educación sexual sana es algo bastante reconocido y generalizado por otras latitudes. En una reciente reunión de la Organización Mundial de la Salud (OMS) a la que asistieron expertos de quince países, reconocía que debía otorgarse una preferencia absoluta a la educación sexual de la colectividad, a fin de prevenir las dificultades y falta de armonía en asuntos sexuales.

Pero había una cuestión previa: ¿qué es salud sexual? Los expertos de la OMS propusieron una definición: «La sanidad sexual es la integración de los aspectos somáticos, afectivos, intelectuales y sociales del ser sexuado, realizada con arreglo a los condicionantes que valoran la personalidad, la comunicación y el amor.»

Es preciso reconocer que una educación sexual de esas características no ha sido la constante de este país. Por el contrario, el ocultismo con el que se ha tratado el tema y con el que se ha enseñado a tratarlo a la gente menuda ha fomentado los más extraños morbos y ese triste tributo denunciado por Freud en El malestar en la cultura: la separación entre el sexo y el amor.

Explica el fundador del psicoanálisis que la educación recibida, también la de los europeos en la cultura tradicional, experimenta una tremenda dislocación. Se enseña a prohibir la práctica del sexo con las personas a las que se ama mientras se enseña a fomentarlo con las personas a las que se desprecia. Es la alternativa entre la mujer santa, maternal y virginal, y la mujer prostituta, utilizada y no querida en realidad.

Señala Freud que es difícil encontrar adultos que puedan salir de esa dicotomía. La trayectoria de amores y aventuras de los individuos, tal como son educados por la cultura del malestar, muestra una constante ida y vuelta del amor sin sexo al sexo sin amor. La síntesis no siempre es posible. Ni fácil.

Sexo mecánico

Pero la cuestión tiene implicaciones sociopolíticas. «El papel de la familia es fundamental -señala Angel Sopeña, ginecólogo español- ya que es el punto principal de transmisión de la represión. A partir de la línea abuela-madre-hija se transmite la represión en el triple sentido (político, religioso y social). La educación se orienta hacia la conservación de los valores míticos (virginidad, pureza ... ). Por otra parte, la familia no permite la realización en el hogar de actos sexuales a sus miembros no casados, y dado lo caro de una vivienda de alquiler, se obliga a la práctica de la vida sexual en esquinas, coches y mil sitios disparatados.»Para Sopeña, las consecuencias son claras: «el rechazo de las relaciones prematrimoniales por la familia clásica española, influye en un trauma psíquico para la muchacha; esto, unido a la ineducación sexual, da lugar al hundimiento posterior de la pareja. Porque, en un gran tanto por ciento, la pareja española fracasa por inadaptación sexual: se trata de matrimonios que después de varios hijos no conocen lo que es orgasmo.»

El sentido del término orgasmo tal como aquí es empleado está en consonancia con el desarrollo de la investigación psicoanalítica y antropológica: una relación completa, física y psíquica. El sexo que la educación tradicional fomenta es un sexo mecánico. «La relación sexual mecánica y el tedio ante el acto sexual tiene demasiados practicantes en nuestro país.»

Recientemente insistía desde varias publicaciones Enrique Miret Magdalena en esta misma cuestión del sexo mecánico. Refiriéndose a un reciente documento del Vaticano sobre cuestiones sexuales, el escritor y comentarista especializado en la nueva teología aseguraba que el pensamiento ortodoxo vaticano estaba fomentando, al igual que la postura tradicional, una práctica del sexo exclusivamente mecánica. Un sexo, cuyas características físicas son descritas con precisión, pero que ignora la dimensión afectiva, humana e incluso trascendente de la sexualidad.

La tradición católica

Incluso educadores del pensamiento tradicional católico como Víctor García Hoz reconocen que «el hombre necesita de una enseñanza para saber utilizar sus capacidades mentales y volitivas.... la enseñanza se necesita precisamente para hacerse cargo de la trascendencia social, moral, religiosa, de la sexualidad».«En nuestros días hay una verdadera epidemia de programas de educación sexual... -continúa-, pero no sé de nadie que se haya tomado la molestia de comprobar científicamente si con tales programas los problemas sexuales han desaparecido o por lo menos han disminuido.»

Paradójicamente coincide lo señalado por García Hoz con el pensamiento vanguardista católico, en su rechazo de una educación sexual meramente mecánica. Lo que sucede es que ese sexo mecánico es precisamente el que surge en el individuo cuando le es negada una educación sexual completa o integral o cuando sele hace percibir el impulso sexual como algo malo incompatible con el amor, que debe ser reprimido. El sexo no-mecánico es el que aparece cuando la educación enseña a integrar esos impulsos sexuales, previamente aceptados y asumidos como buenos, en un contexto de afectividad interpersonal.

Sentencia a favor

La sentencia del magistrado de Gerona a favor de la profesora despedida afirma que «es necesario adecuar nuestra forma de ser y actuar a los tiempos actuales, superando prejuicios y saltando barreras que nos han ido cercando a través de los tiempos, para así formar mejor a nuestras juventudes, llegando a ellos con la exposición clara y sin tapujo de las verdades fundamentales. Y si ello es necesario en todo orden de valores, lo es más en la educación sexual, entendida como educación moral, necesaria y obligatoria... Es misión de la escuela suplir las deficiencias educativas de la familia y compete a cada maestro elegir el sistema más apropiado dentro de las normas generales de moral, como ocurre en el caso presente».

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_