Antoni Ribas,
Barcelona, cuarenta años, realizador de televisión (La familia Fernández) y director de cine (Las salvajes de Puente San Gil), lleva casi dos meses esperando que la censura se pronuncie acerca de La ciutat cremada, su último filme -rodado en catalán- sobre los acontecimientos de la Semana Trágica: no se sabe si la película está prohibida o aprobada. La ciutat cremada corre así el peligro de convertirse en la cinta que nunca existió, como ya ha ocurrido, y va para cuatro años, con Canciones para después de una guerra, la película de Basilio Patino que tampoco existe para la Administración, aunque varios cientos de personas que la han visionado puedan dar fe de lo contrario.
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