Finaliza la huelga de Correos

La Comisión Nacional de Correos acordó a primeras horas de la madrugada de hoy poner fin a la huelga de carteros, admitiendo de esta manera la oferta que la Administración hizo de forma oficiosa a los representantes de los huelguistas. A la hora de cerrar esta edición, los representantes de los carteros redactaban el llamamiento en tal sentido a los funcionarios de Correos. Junto a esta decisión, lo más destacable de la huelga de Correos, iniciada el pasado día 5, es la postura de la Administración que, por fin, se avino al diálogo con los representantes de los carteros en huelga, lo que supone, en cierto modo, el reconocimiento implícito del sindicalismo ejercido por los trabajadores de Correos, quienes por su condición de funcionarios públicos no están sindicados.

El diálogo, no obstante, no ha supuesto más allá de un acercamiento entre las reivindicaciones de los carteros y la oferta de la Administración, la cual, por primera vez desde que los trabajadores del cuerpo de Correos iniciaron el planteamiento de sus peticiones, reconoció ayer de forma oficiosa la necesidad de admitir como interlocutores válidos para la negociación a los miembros de la Comisión Nacional.A últimas horas de la mañana, mientras el paro era general en los -distritos de cartería madrileños y en los distintos departamentos de la central de Correos y Telecomunicaciones, el director general de Correos, junto con el secretario general, el jefe de Relaciones Públicas y la secretaria de éste -según informó a EL PAÍS la Comisión Nacional- se entrevistaron con Jerónimo Lorente y Angel Arroyo, ambos miembros de la citada Comisión para exponerles la oferta de la Administración para poner fin a la huelga. La reunión tuvo lugar, con carácter oficioso, en el café Lyon -próximo al palacio de Comunicaciones- y en el transcurso de la cual fueron informados los trabajadores de que la Administración estaba dispuesta, siempre que fuera restablecida la normalidad laboral, a conceder un incremento lineal de 3.000 pesetas al mes a partir del pasado día 1 y aumento del sueldo base en un 18 por 100 a partir de septiembre próximo; sobreseimiento de todos los expedientes y readmisión de Germán Escribano -miembro de la Comisión de los ocho-; convocatoria de oposiciones para el ingreso en plantilla de los interinos; ausencia de represalias por la huelga y aceptación de la necesidad de la representatividad que plantean los trabajadores.

Si esta oferta era admitida por la Comisión Nacional a la que se sugirió que se reuniera de forma oficiosa para su estudio, ésta haría un llamamiento a la normalidad. El final de la huelga no estaría pues, determinado por la militarización, sino por el llamamiento de la Comisión Nacional.

Este planteamiento fue debatido extensamente por la citada Comisión a lo largo de la tarde y a últimas horas de la noche se trasladó a la dirección general la contrapropuesta de los trabajadores, la cual sube a 5.000 pesetas lineales el aumento mensual, además de la inmediata puesta en libertad de los detenidos a causa de la huelga (pues los seis miembros de la Comisión de los ocho que permanecen detenidos quedarán en libertad mañana), y el reconocimiento oficial de la Comisión Nacional, «como paso previo a la constitución de nuestro propio sindicato, democrático y unitario».

La contrapropuesta de los trabajadores fue rechazada por la Administración, quien informó que se mantenía en los términos expresados por la mañana, ante lo cual, reconsiderado el planteamiento por la Comisión Nacional, ésta acordó, próxima la media noche, la vuelta al trabajo a partir de hoy.

Al margen de la oferta de la Administración, definitiva en cuanto a la decisión de volver a la normalidad laboral, las advertencias de los gobernadores civiles de las provincias donde se registraban paros en el sentido de que, de mantenerse la huelga, sería considerada la actitud de los trabajadores como delito de sedición -en virtud del artículo 222 del Código Penal- influyó poderosamente en el deterioro de la situación.

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