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Con graves dificultades se cerró la crisis de Gobierno

Junto a la gran actividad desplegada ayer por el presidente del Gobierno, Adolfo Suárez, para la formación del Gobierno -y que comenzó con un temprano despachó con el Rey, a las ocho y media de la mañana-, los hechos políticos más significativos de la jornada se centraron en los aledaños de la crisis. Personas y fuerzas políticas que estuvieron cerca del poder no entraron finalmente en el Gobierno, y ello es un dato importante a la hora de juzgar las fuerzas que apoyan el Gabinete y las que han preferido, pese a las presiones ejercidas, mantenerse al margen del mismo.Tras su intensa actividad matinal, el presidente abandonó el edificio dle Castellana, 3, a las tres y cuarto de la tarde, con la lista del Gobierno casi concluida. Los periodistas le preguntaron si había ya equipo definitivamente formado y contestó: «No, aún no hay nuevo Gobierno». Interrogado sobre cuándo se sabría su composición definitiva, respondió: «Muy pronto, muy pronto. No os preocupéis».

A última hora de la mañana comenzó a circular el rumor de que se estaba intentando una última gestión cerca del señor Areilza, a fin de incorporarle al Gobierno como vicepresidente sin cartera, encargado -llegaba a precisar el rumor de «los contactos con la oposición». A la hora de cerrar esta información no era posible ofrecer una explicación completa de lo ocurrido. Sin embargo, fuentes dignas de crédito confirmaron a EL PAÍS la existencia de presiones para incluir al conde de Motrico en el Gobierno, pero su actitud se mantuvo en la línea expresada en días anteriores. Por otra parte, el presunto encargo que se le haría al señor Areilza, caso de que aceptara formar parte del Gobierno, se considera un fleco más del rumor.

Por la tarde, el presidente se incorporó al despacho poco después de las siete de la tarde. Con una lista de Gobierno casi cerrada y en circulación por los teletipos de las agencias informativas, comenzaron a surgir nuevas dificultades. El profesor García de Enterría, citado en una de dichas listas como ministro de Educación y Ciencia, declinó la distinción y sugirió el nombre de Aurelio Menéndez, catedrático de Derecho Administrativo de la Universidad Autónoma. Este nombre pasó de inmediato a las listas. Por otra parte, cuando ya caía la tarde y se pensaba en una comunicación inmediata del resultado de las gestiones, el señor Fuentes Quintana declinaba el ofrecimiento de la cartera de Comercio. Por si todo esto fuera poco, la agencia Europa Press informaba de que algunas de las personas que acudían a Presidencia del Gobierno no habían sido llamadas por el primer ministro ni por ninguna otra personalidad; «podría tratarse de bromas lamentables», añadía la agencia.

Las condiciones del Partido Popular

Entre las negativas a formar parte del Gabinete cabe destacar la del Partido Popular, dado que algunos de sus dirigentes aparecían en las listas consideradas como solventes la madrugada anterior. Dicho partido -integrado por grupos como Tácito e Izquierda Demócrata Cristiana -afirmó ayer, por medio de su secretariado, que «cualquier opción individual es estrictamente personal y al margen del partido».

Según ha podido saber EL PAÍS, dicha organización había establecido una serie de cuestiones como base de cualquier posible negociación, que habría de llevarse, además, a nivel de fuerzas políticas y no de personas. Estos puntos eran los siguientes:

- Amnistía, con exclusión de los delitos de sangre, e inmediata reforma de la legislación penal y procesal en lo que se refiere a estos últimos, con el fin de remitirlos a la jurisdicción ordinaria.

- Procedimiento concreto y calendario para la reforma, incluyendo un referéndum prospectivo que desemboque en elecciones generales.

- Paquete de medidas económicas, por vía de decreto-ley.

- Suscripción de un pacto en torno al resultado de estas negociaciones.

Según las fuentes consultadas por EL PAÍS, esta base de negociación no fue aceptada. Parece que se consideró que no habla tiempo para tratarlo. En consecuencia, el Partido Popular no ha entrado a formar parte del Gobierno. Por otra parte, las mismas fuentes han desmentido que se dejara en libertad a los miembros del mismo respecto a la actitud a adoptar sobre la entrada o no entrada en el Gabinete. Ambos datos invitan a pensar en un problema en el seno del partido, puesto que al gunos de sus promotores están incluidos en la lista gubernamental.

En el caso concreto del señor Alvarez de Miranda, declaró a la agencia Cifra que «sólo aceptaría formar parte de un Gabinete en un marco de pluralismo democrático, donde existiera un auténtico juego de partidos y en el que el Gobierno estuviera formado por los partidos políticos sin exclusión, y no por nombres».

Postura de los fraguistas

Por su parte, Reforma Democrática -el partido que reconoce como líder al señor Fraga Iribarne- ha hecho público un comunicado en el que se ratifica en la vía reformista hacia la democracia, «por entender que es el procedimiento que más conviene a los intereses generales del pueblo español, y advierte una vez más que cualquier desviación o retraso en el proceso de una auténtica reforma puede precipitar otras fórmulas que pongan en peligro el logro pacífico de un Estado democrático».

«Sin detrimento de su actividad ideológica y organizativa -continua el comunicado- Reforma Democrática decide posponer la tramitación formal para acogerse a la legislación vigente a la espera de valorar la nueva situación política». A continuación, reconoce la gestión de los ministros reformistas dimisionarios, y se ofrece a todos los grupos políticos de centro, en orden a la inmediata consecución de la unidad.

Los señores Fraga, Areilza, y Garrigues mantuvieron una entrevista en la mañana de ayer, casi al mismo tiempo de que surgieran los rumores sobre una presunta aceptación por el segundo de un puesto en el nuevo Gobierno. Antonio Garrigues, ex ministro de Justicia, declaró a Logos que sólo había sido un cambio de impresiones. Con la particularidad de que les une la afinidad de posiciones mantenidas en el Gobierno cesante, en tanto que ministros reformistas.

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