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Fraga denuncia la incomprensión de la clase política hacia el Ejército

«Un pueblo que quiera vivir en paz y no estar a la merced de cualquier criminal o de cualquier matón ha de disponer de unas fuerzas serias que le garantícen contra la violencia y el desorden», ha dicho el vicepresidente. para Asuntos del Interior y ministro de la Gobernación, Manuel Fraga Iribarne.

Las palabras del señor Fraga Iribarne fueron pronunciadas en la reunión de camaradería de la Quinta Compañía de Infantería del campamento de Robledo, promoción 1943-44 celebrada en el Regimiento de AsturiasEl ministro afirmó, en primer lugar, su deseo de rendir a quienes integran las Fuerzas Armadas de España el homenaje que merecen: "Un pueblo -dijo- que quiera conservar su vida, su independencia y su honor, ha de estar preparado para defenderlos."

"Hay además momentos difíciles en la vida de los pueblos momentos de crisis, épocas de transición en las cuales es aún más importante el papel de las Fuerzas Armadas. Como hace cuarenta años, cuando nos salvaron de la barbarie revolucionaria y de la desintegración nacional y hoy garantía, al lado del Rey, de que nada ni nadie podrá forzar por la violencia física o moral el pacífico desarrollo de nuestro pueblo.»

El vicepresidente señaló luego que en todos los países ocurre que una buena parte de las llamadas clases políticas influyentes se muestra a menudo excesivamente simplista y voluble- a la hora de considerar esa poderosa instítución que son las Fuerzas Armadas.

«Para la, a veces amplia, masa de políticos mediocres -dijo-, cuando las amenazas se hacen angustiosas, los militares resultan unos héroes admirados, respetados dignos de adulación. Si la paz consolida, si la tranquilidad, al menos superficial, predomina, las camarillas politizadas pasan a profesar sentimientos antimilitaristas que llegan, al punto de considerar todo lo castrense como una carga gravosa e inevitable.»

El señor Fraga califícó de sorprendente la repetición de esta variación de posturas a lo largo de la historia, y el hecho de que afecte con preferencia a la intelectualidad, «estrato social que en otras cuestiones se distingue por su objetividad y juicio frío, pero que se resiste a investigar con rigor y honestidad auténtica y poco mudable dimensión de la colectividad militar».

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Respecto al momento actual, lo calificó como «fase agria en la que los Ejércitos han sido explícitamente señalados cómo objetivos a neutralizar o destruir por las fuerzas interesadas en descomponer el Estado».

«Nádie que no sea ciego o sordo puede ignorar las campañas que poco a poco han intentado llevar la división al seno militar, del mismo modo que antes, y con lamentable éxito se hizo con otras vetustas y sagradas instituciones.» Tras alabar la actuación de las Fuerzas Armadas en el Sahara, dijo que han sido protagonistas destacados en la creación del actual Estado, siguiendo desempeñando en la sombra papeles esenciales en los últimos cuarenta años y posiblemente resulten claves en la constitución del futuro.

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