Disminuyen las posibilidades electorales de Pinheiro
La repentina enfermedad del primer ministro y candidato a la presidencia portuguesa, almirante Pinheiro de Azevedo, volvió a fijar la atención de los comentaristas hacia una campaña electoral ya en su trecho final y por la que el pueblo portugués se había desinteresado en gran parte.Por de pronto, la enfermedad del primer ministro puso de manifiesto una importante laguna en la Constitución y en la ley Electoral, de tal forma que si el proceso electoral se cumple como está previsto -y todo parece indicar que así será-, podría darse el caso singular de que saliese elegido presidente un hombre cuya recuperación parece muy dudosa y que muy bien podría fallecer en los días o semanas siguientes a su elección.
Por otra parte, difícilmente se podría reconocer capacidad legal para renunciar a un hombre que apenas está consciente y que tiene que ser ayudado a respirar por medios mecánicos. Y si esa renuncia no se produce -medios próximos al almirante no la dan como probable-, sólo la muerte, que es la segunda posibilidad contemplada por la ley, desharía una situación ciertamente embarazosa para los poderes públicos y para los otros tres candidatos. Claro está, que en ese caso habría que dar marcha atrás y reiniciar todo el proceso electoral, con la posibilidad de presentación de nuevas candidaturas, lo que retrasaría la fecha de las elecciones por lo menos dos meses.
Ayer, el hermano del primer ministro, doctor Eduardo de Azevedo, hizo un llamamiento a1as autoridades y a los otros candidatos para que no contraríen «la necesidad urgente, por ser humanamente justa, de prorrogar el plazo de las elecciones». El comunicado, difundido el miércoles por la noche, Por la Comisión Nacional de Elecciones, era, sin embargo, suficientemente explícito: la incapacidad temporal no está prevista legalmente, y el proceso electoral debe seguir su marcha normal.
Alterado en cierta medida, a pesar de todo, el curso normal de la campaña, no creen los expertos, sin embargo, que el especial estado en que el primer ministro portugués va a concurrir a las elecciones -salvo desenlace fatal- vaya a cambiar sustancialmente las previsiones iniciales, que dan como favorito al general Ramalho Eanes, jefe del Estado Mayor del Ejército. Se mantiene, además, en pie el pronóstico que le da como ganador en la primer vuelta con más de la mitad de los votos, lo que le consagraría automáticamente como nuevo presidente de la República.
Las posibilidades de Pinheiro habían quedado, por otra parte, seriamente afectadas cuando ciertos sondeos, no divulgados, dieron al comandante Otelo de Carvalho corno segundo candidato mejor colocado. La oportunidad del actual primer ministro residía, en efecto, en la eventualidad de llegar a una segunda vuelta con Eanes, y en cuyo caso recogería la casi totalidad de, los votos de los candidatos de izquierda: el propio Otelo, y el comunista Octavio Pato.
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