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Saldar viejas diferencias en lugar de buscar soluciones globales

Juan Cruz

El presidente francés y el primer ministro británico firmaron anoche un acuerdo conjunto en virtud del cual ambos Gobiernos se comprometen a reunirse cada año para discutir asuntos comunes, especialmente los relativos a la política europea.

El primero de estos encuentros se celebrará, probablemente en París, el próximo otoño. A lo largo del año habrá, además, reuniones a nivel de ministros de Asuntos Exteriores. Este acuerdo conjunto pone fin a la supuesta enemistad que separaba a ambos Gobiernos y que alcanzó su punto culminante en los años 60 cuando Gran Bretaña quiso entrar en la Comunidad Económica Europea. Los puntos de la declaración son similares a las que comprometen en el mismo sentido a Francia y Alemania por un lado, y a este último país y a Inglaterra por otro.

Los dos estadistas hablaron también durante sus conversaciones de ayer acerca de la demanda británica de ampliar los limites de las aguas jurisdiccionales para sacarle más provecho a su industria pesquera. Sin embargo, Callaghan y Giscard no tuvieron tiempo, aparentemente, para dedicarse al estudio del mundo exterior. En la rueda de Prensa que portavoces oficiales de los dos políticos dieron después de firmado el acuerdo conjunto, se nos dijo que el tema de España y su incorporación a la Comunidad Europea, que parecía estar en la agenda de Giscard D'Estaing, quedó sobre la mesa. Asimismo, se dejaron de lado las cuestiones de Italia, Líbano y el conflictivo asunto del comercio de armas que Francia realiza con Sudáfrica. El presidente francés y el primer ministro británico parece que únicamente tuvieron energías para superar diferencias pasadas y firmar un tratado según el cual Gran Bretaña deja de pensar que Francía es «ese dulce enemigo». El acuerdo cumple los deseos expresados por Giscard ante el Parlamento británico en una intervención que tuvo lugar ayer por la manana.

Giscard ante el Parlamento

El presidente francés Giscard D'Estáing expresó en el Parlamento británico el deseo de que su Gobiemo y el inglés mantuvieran una reunión anual, así como un programa de consultas que sería desarrollado a nivel de Ministerios de Asuntos Exteriores.De este modo, Giscard quiso darle forma a su idea de ampliar el eje europeo que hasta el momento, y salvo ciertas crisis, París compartía con Bonn. El presidente francés, que visita oficialmente Gran Bretaña hablé ayer ante los miembros de las dos cámaras del Parlamento.En su discurso, Giscard afirmó que las relaciones entre su país y Gran Bretaña eran ahora satisfactorias pero no suficientes, sobre todo en el plano comercial. En lo político, dijo, «la similitud de nuestras ambiciones, que ha sido la causa de nuestras rivalidades, puede ayudamos a organizar a Europa y a definir su papel en el contexto internacional».«Ningún Estado es poseedor de la verdad», dijo el presidente francés. «Todos los Gobiernos deben expresar su criterio acerca de como ha de establecerse la unidad de Europa». Y en este sentido, «la larga experiencia histórica que Gran Bretaña comparte con Francia puede ser de gran utilidad. » La lucha por la construcción del continente viene obligada por la debilidad política de Europa, cree Giscard. "Europa no tiene una realidad política en el mundo. Toma parte en negociaciones comerciales y monetarias. Contribuye decisivamente en el desarrollo de ciertas organizaciones. Pero en el campo de la política, Europa permanece ausente y silenciosa».«Nosotros podríamos lograr, afirmó el presidente francés, que la presencia de Europa se notara en la escena política internacional. Debe ser una presencia pacífica pero fuerte: basada en una experiencia, que puede ayudarnos a superar crisis, a relajar tensiones y a expresar la vitalidad de las instituciones democráticas de las que formamos parte y de las que provenimos.»La construcción de Europa fue el tema principal de discurso de Giscard d'.Estaing, que al principio y al final de su intervención fue aplaudido largamente por un público, en el que notamos a los ex jefes del Gobierno británico Edwar Heath y Harold Wilson.

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