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Carta de los chabolistas de EI Carmen al alcalde

Ayer se entregó una carta al alcalde de Madrid, Juan de Arespacochaga, suscrita por cuarenta personas del barrio de El Carmen, en Hortaleza, ratificándose en sus posturas expuestas ante el director general de la Vivienda en visitas anteriores.La postura del señor de Arespacochaga en la rueda de prensa celebrada el pasado día 10 fue de reconocer la urgente necesidad de crear nuevas viviendas para los chabolistas de Madrid, en número aproximado de 20,000 familias, aunque el Ayuntamiento, debido a expenencias no demasiado gratas, prefiere cederterrenos al Ministerio de la Vivienda para que sea éste ,quien construya. «El chabolismo, -dijo Arespacochaga- es una constante biológica.» También se apuntó en aquella rueda de prensa que en el plazo de tres años podría estar erradicado el chabolismo y que, no obstante, seguirían los problemas porque el chabolismo volvería a surgir,

Ante la exigencia de los chabolistas, que el señor De Arespacochag a comentó en el sentido de que «quieren viviendas en el barrio y gratis», los vecinos dicen en su carta: «Exigimos ciertamente nuestra permanencia en el barrio porque es dejusticiá, pero no,queremos nada administración, responsable en parte de nuestra situación actual por haber consentido con su pasividad los desastres urbanísticos que se han producido en el barrio, financieras, unas viviendas dignas a las que nosotros no tenemos -acceso directo debido al nivel de nuestras economías. Estas afirmaciones no las hacemos gratuitamente, sino, que las basamos en un amplio estudio sociológico, sanitario y urbanística realizado por una comisión de vecinos del, barrio de El Carmen durante un año de trabajo. Coiá estas, puntua.lizaciones sólo pretendemos que se reconozca que nuestras, exigencias, como las de tantos otros chabolistas de Madrid, no responde a un capricho o a un deseo de aprovechamos de las circunstancias, sino que son algo que nos corresponde en justicia». Las razones aducidas para exigir las viviendas, en el barrio están motivadas por el miedo al desarraigo social, tradicional y familiar del que estas personas tienen larga experiencia.

«Mucho menos vamos, a abandonar nuestro barrio a los intereses de las inmobiliarias que ahora se interesan por unos terrenos revalorizados de los que nadie se acordó durante el tiempo que estuvimos aquí, porque era un sembrado carente de agua, transportes, tiendas y autobuses».

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