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Enseñanza

Polémica en tomo al cese del jefe de estudios del Colegio Guadalupe

El cese del jefe de estudios del Colegio Guadalupe por término del plazo para tal función según la dirección y unas actas cuya existencia reconoce el propio jefe de estudios, y por ciertas represalias, según éste ha hecho que las dos partes se adjudiquen la pretensión de gestión democrática del centro.

«Pienso que los motivos de mi cese como jefe de estudios del Colegio Guadalupe están relacionados con tres hechos: mi oposición cerrada a la idea de crear una comisión disciplinaria, llamada de convivencia, para elaborar normas de conducta para los alumnos; pretensión de que entrarán de forma inmediata en el claustro representantes de alumnos y padres y el apoyo que mostré cuando se supo el cese, de cara el próximo curso, de dos profesores del centro», ha declarado a EL PAÍS José Zato, hasta hace poco jefe de estudios del Centro Nuestra Señora de Guadalupe, dependiente del Hogar del Empleado-La publicación en EL PAÍS de la noticia del cese del señor Zato el pasado día 11 hizo que el director del colegio, Manuel Alvarez, respondiera que dicho profesor, nombrado por la empresa sin previa consulta al profesorado en 1974, no había sido cesado en su cargo hasta el momento. El señor Alvarez añadía que el claustro y la asociación de padres de alumnos podían manifestar que él había apoyado en todo momento una política educativa basada en la gestión democrática y la participación de los padres, alumnos y profesores.

Ciento cincuenta alumnos de COU y nocturno, área de la que el señor Zato ha venido siendo jefe de estudios, dirigieron una carta, el día antes del examen de selectividad, en la que protestaban por el cese del citado profesor y afirmaban que la designación de su sustituto no seria democrática, porque en ella no intervendrían ni los alumnos ni los padres. Los estudiantes manifestaban su adhesión al señor Zato y «el apoyo incondicional a su línea pedagógica, basada en métodos antirrepresivos y de organización del trabajo escolar» y hacían constar su protesta porque la enseñanza debiera servir a unos intereses económicos, en nuestro caso el Hogar del Empleado». Además, hicieron dos asambleas con el director del centro y con el jefe de estudios y coloca ron carteles explicativos en el colegio.

Según el señor Zato, la notificación del cese de los tres jefes de estudios del centro de Guadalupe se hizo de forma verbal en un comité de dirección al que él no asistió por encontrarse de viaje con los alumnos.

El señor Zato era jefe de estudios-desde hacía dos años y había sido elegido en distintas comisiones, como la del nocturno y la de representantes de jefes de estudios del Bachillerato. A su juicio, el motivo de que tuvieran que cesar a los tres jefes de estudios para apartarles de su cargo se explica porque a los otros dos profesores pueden nombrarles de nuevo, ya que los jefes de estudios se nombran oído el claustro. El señor Zato dice, asimismo, que aunque hay actas desde principios de curso en las que, a la llegada del director al centro, decía que al año, cesarían los jefes de estudio, piensa que esto no es legal, porque un jefe de estudios no se nombra por tiempo limitado.

Según el hasta ahora jefe de estudios, en una reunión celebrada en mayo, el consejero delegado de la empresa, señor Cajigal,, expresó su opinión de que los jefes de estudios deberían poner sus cargos a disposición de la empresa para lograr una mayor participación en su elección. El consejero delegado citaba el Reglamento de Régimen Interior de la empresa, que estipula que los jefes de estudios son nombrados por el director, oído el claustro y previa aprobación del consejero delegado. El señor Zato afirma que dicho reglamento ha sido tramitado ante el Ministerio de Trabajo sin el visto bueno de los trabajadores y que él ha manifestado que cedería los derechos que le concede la ordenanza laboral en cuanto a la categoría profesional de jefe de estudios a cambio de que su elección se hiciera democráticamente en todo el Hogar del Empleado, pero que recurrirá a Magistratura. en caso contrario.

Según el director del Colegio Guadalupe, Manuel Alvarez, una veintena, larga de profesores ha escrito una carta en la que se mostraría un desacuerdo con el señor Zato. EL PAÍS ha podido saber por otra parte que, concretamente, tales profesores manifestarían en la carta el deseo de ser trasladados si no cesaba José Zato

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