Miguel Primo de Rivera afirmó
en el debate del Consejo Nacional sobre la supresión de los 40 de Ayete, grupo del que él mismo forma parte: «Los consejeros debemos defender con las uñas la existencia del Consejo Nacional y del Movimiento para que, en la peor de las suertes, podamos tener una presencia física en el futuro político del país algunos de los soldados de Franco»: El señor Primo de Rivera no puede reclamar la condición de soldado de Franco strictu sensu: para cuando pudo entrar en Caja -1954-, hacía ya 15 años que la guerra civil había terminado.
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