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Gran Bretaña no intercederá por los mencionados juzgados en Angola

Juan Cruz

El Gobierno británico no piensa intervenir cerca de las autoridades de Angola para evitar que los mercenarios que están siendo juzgados en Luanda sean condenados a muerte.«En este momento, cuando el juicio está tan avanzado, sería erróneo hacer ninguna declaración oficial sobre el tema», dijo ayer un portavoz del Foreign Office.

Un ahogado de la Comisión internacional que investiga sobre las actividades de los mercenarios había sugerido anteayer que quizá una condena por parte del Gobierno de Londres del reclutamiento de esta clase de soldados, convencería al Gobierno de Angola, que acaso podría tornar una actitud más blanda con respecto a los trece hombres para los que se pide condena de muerte.El Foreign Office ha dicho que Gran Bretaña ya hizo todo lo que pudo para condenar tales reclutamientos. El pasado 10 de febrero, Harold Wilson, entonces primer ministro, explicó en el Parlamento que los mercenarios habían ido a Angola en contra de los deseos y de la actitud del Gobierno de Londres. Lo que se reprocha es que estas declaraciones parlamentarias se hicieran días después de que el «coronel Callan» ordenara la ejecución de catorce mercenarios británicos, que habían ido a Angola y que se negaban a seguir luchando.También se indica que, a pesar de los avisos gubernamentales, los soldados contratados pasaban por el aeropuerto de Londres, rumbo a Angola, sin que la policía, que conocía el destino de estos hombres, les dificultara la salida.El Foreign Office explicó ayer también que hay una comisión que investiga el caso de estos «soldados a sueldo». De su estudio quizá pueda derivarse una legislación que haga imposible en el futuro este tipo de contratación humana.Mientras esto sucede en Londres, en Luanda sigue el juicio. Un testigo explicó ayer su versión de la ejecución masiva ordenada por «Callan», en el norte de Angola. Y también le dijo a los jueces que los mercenarios acusados fueron los que destruyeron el palacio gubernamental de Sao Salvador.

Smith no convence

En el mismo terreno africano, el Gobierno inglés expresó ayer su contrariedad por la falta de realismo de que sigue dando muestra el primer ministro de Rodesia, lan Smith. Con la bendición de Smith, ha sido publicado en Salisbury un informe que aboga por la introducción de ciertas modificaciones en el terreno de las relaciones raciales. El Foreign Office dijo ayer que tal informe es irrelevante desde el punto de vista político. «Un cambio tan tímido como el que propone debió haberlo sugerido Smith hace ya muchos años. Aparte de que ahora llega muy tarde, cuando la situación de Rodesia se ha determinado casi del todo, no hay en él referencia alguna sobre las condiciones expuestas por el Gobierno británico para poder reasumir negociaciones con lan Smith.» En marzo, el Gobierno laborista declaró que para que las relaciones se restablecieran, Smith debía iniciar un proceso de reformas que permitiera, en el plazo de dos años, la imposición de la ley de la mayoría en la administración de Rodesia. El informe publicado en Salisbury se refiere a detalles anecdóticos de la vida diaria de los negros, pero no a los que debían ser sus derechos fundamentales, vino a decir el portavoz del Ministerio de Exteriores. También en el plano surafricano, ayer se publicó en el diario The Guardian una información según la cual la OTAN había avisado a Gran Bretaña de que a partir de ahora tendría, que responsabilizarse ella sola de sus conexiones militares con el Gobierno de Suráfrica.Al parecer, la iniciativa de la organización, que hasta ahora no ha disimulado sus contactos con Pretoria, partió de Noruega, donde existe gran preocupación por las tensiones crecientes que se advierten en el cono sur de Africa. Sin embargo, ayer el Foreign Office dijo que el Consejo de Ministros de la OTAN, que se reunió reciente mente en Oslo, no había tratado ese tema. Por otro lado, siguió el portavoz británico, Inglaterra no ha tenido relaciones militares con Suráfrica desde que declaró el embargo de armas contra este país, hace ahora un año. Como con cualquier otra nación con la que se siguen contactos diplomáticos normales, Gran Bretaña mantiene en Pretoria a varios agregados militares.

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