El cardenal Tarancón
tuvo la suerte, y la oportunidad de concelebrar recientemente una misa en Lourdes con un sacerdote español, cuyo nombre no se ha revelado, objeto de un hecho milagroso. Al menos así lo afirman los peregrinos madrileños del llamado Tren de la Esperanza, que periódicamente viaje a Lourdes transportando enfermos incurables. Según su relato, el sacerdote en cuestión llegó al santuario francés en silla de ruedas y, de pronto, sanó. Milagrosamente, por supuesto. Como es su costumbre, la Iglesia tardará aún largo tiempo en pronunciarse, si es que alguna vez lo hace, sobre tan maravilloso evento.
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