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Los partidos italianos van definiendo sus posiciones

El pluralismo democrático a la italiana ha creado un sistema tal de democracia partidista que cualquier solución que rompa el equilibrio establecido creará un contrapeso que lo corrija. Y a esta ley obedecen las diversas posiciones doctrinales y programáticas de los partidos y de sus respectivas corrientes internas.Valga como ejemplo la estrategia de la Democracia Cristiana: mientras Moro y Zaccagnini renuevan sus ataques a los socialistas y a sus pretensiones de constituirse en «centro» del sistema, Andreotti, en una entrevista al semanario Panorama, cree «incluso útil» que la Democracia Cristiana pase a la oposición, siempre que «esternos seguros de que podamos volver al poder». Para Andreotti, el líder democristiano criado a la sombra De Gaspari, y uno de los más astutos y ricos de experiencia y dialéctica, el comunismo no está maduro para gobernar.

Naturalmente, los republicanos se oponen rotundamente a una alternativa de izquierdas, según ha reiterado Ugo la Malfa en una reciente conferencia de prensa. Desaparecería con ello, como partido «cojín». Por esos, la Malfa se reserva su táctica y su apoyo a cualquier coalición de Gobierno que surja de las elecciones, sólo a condición de que Italia siga perteneciendo al sistema occidental, tanto institucional, como política, económica y militarmente.

Los comunistas siguen apelando a un acuerdo de todas las fuerzas democráticas, populares y antifáscistas, según un comunicado difundido ayer tras una reunión de todos los secretarios regionales del su partido.

Las fuerzas democráticas a que alude el Partido Comunista no están dispuestas, sin embargo, a una colaboración sin más ni más. Entre esas fuerzas están los partidos «menores» laicos. Son, los socialdemócratas quienes, con un artículo de Saragat, ex presidente de la República, publicado ayer en el órgano del partido L'Umanita vuelven a proponer una unidad de la izquierda con los socialistas sin formar frentes populares. «El problema -sostiene Saragat- no es el comunismo italiano, sino el soviético, que extiende la teoría de la ayuda fraternal a los países vasallos del Pacto de Varsovia, y a todos los partidos comunistas del mundo con una arrogancia del poder que se ha querido atribuir a la América, pero que en realidad encuentra su modelo insuperable en la URSS».

Partido laico menor es también el partido liberal, quien, con tal de librarse del «compromiso histórico», la alianza que no disgustaría a Andreotti, aboga por una nueva solidaridad de socialistas, socialdemócratas, republicanos y liberales, como un cuerpo intermedio que pueda contrabalancear la «prepotencia» democristiana y las «aventuras» comunistas.

En la derecha, el secretario del Movimiento Social Italiano -derecha nacional-, Almirante, está seguro de ser un factor permanente de la dialéctica de derechas y espera ver en qué sentido y en qué medida contarán sus afiliados, sobre los que no pesa ya los intentos o amenazas de disolución, según Almirante afirmó ayer a la prensa extranjera.

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Ante este panorama político de oscilaciones y contrapesos,la propaganda de masas se deja sentir y se presenta más eficaz en el Partido Comunista que en otros partidos más atentos a las alianzas de élites de partido o parlamentarias.

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