Giscard continúa la política defensiva del general De Gaulle

La Asamblea Nacional Francesa comenzó ayer el examen del proyecto de programación militar para 1977-1982, considerado como un plan de desarrollo para el sector militar, del mismo modo que el VII Plan lo es para el sector civil del país.Los debates sobre el «Proyecto de Programación de Gastos Militares y Equipamiento de las Fuerzas Armadas para el período 1971-1972», se referirán no sólo al deseo gubernamental de aumentar los gastos de defensa de un 17, a un 20 por 100 del presupuesto del Estado. Abarcarán desde la estrategia global del país a la política de armamentos, todo ello en un contexto dudoso y polémico sobre lo que debe ser la política exterior francesa. Otros aspectos, principalmente los movimientos de protesta entre los soldados, que alcanzaron su punto álgido el pasado año, no dejarán de surgir igualmente. Una declaración del presidente Giscard del pasado día 19 resumió la actitud gubernamental. "Francia organiza y dispone por sí misma de su esfuerzo de defensa... no tenemos ninguna intención de formar parte de la OTAN". Las palabras del presidente no suponen ninguna innovación con respecto a las ideas de estrategia y política exterior del general De Gaulle.

En síntesis, el programa de desarrollo militar francés, establece el desarrollo del armamento nuclear disuasivo y el mantenimiento del ejército de reclutas -institución dorada de Francia-, con un tiempo de servicio de un año de duración. Si no atenta a la continuidad gaullista, cierto es que introduce orientaciones más precisas en materia nuclear y un reforzamiento de las fuerzas convencionales, con el deseo de lograr un equilibrio, entre ambos tipos de dispositivos.

Nuevamente se rechaza la idea de un ejército profesional, reducido y más eficaz, rechazo en que coinciden la mayoría y la oposición, con palabras que, en ocasiones, recuerdan, la «nación en armas» de las arengas del general Pichegru. «El reclutamiento es la expresión de la participación de todos los franceses en su defensa, el medio privilegiado entre la nación y el Ejército que está a su servicio», afirma el proyecto del Gobierno.

En estos momentos, Francia emplea a 676.500 personas en la Defensa, entre oficiales y suboficiales, reclutas y personal civil. Por otra parte, la importante industria militar ocupa a 270.000 personas. En 1974, Francia exportó armas por valor de 7.740 millones de francos, el 3 por 100 de las exportaciones del país.

Si el proyecto no abandona las armas nucleares y su incremento, fuentes gubernamentales estiman que su utilización, que la política de disuasión, debe ser complementaria, pero indispensable, de la política y de la capacidad de intervención, inclinada al perfeccionamiento de las armas y las unidades convencionales.

Disuasión e intervención orientadas tanto a la defensa, del país como «a la respuesta, ante las eventuales situaciones en Europa, en el Mediterráneo, incluso en las costas atlánticas que puedan imponer la necesidad de una intervención.»

Por tanto, la política defensiva francesa, como su política exterior, que no excluye intervencionismos, siguen las directrices gaullistas.