Los feligreses, a tortas
El pasado domingo, en la misa concelebrada, el arzobispo de Granada, monseñor Behavent, pidió por la victoria del Granada frente al Madrid y prometió rezar para que se produjera el triunfo. Monseñor Benavent añadió, que estaba seguro de que también el cardenal Tarancón rogaría para que el Madrid se proclamase campeón. El gesto del arzobispo granadino pienso que es nuevo en el mundo del fútbol, lo que no quita para que a lo mejor, monseñor Tarancón no se acordara del detalle, porque él ya dejó bien sentado que es partidario del Athletic de Bilbao y en casa le tienen al corriente de los resultados del Valencia, el Burriana y el Villarreal.Desconozco si monseñor Benavent hizo mención a la deportividad que debía reinar en el terreno de juego, pero hay que suponer que sí. Lo que no podía imaginar monseñor Benavent es que sus feligreses, Castellanos -que se va al Valencia-, Quiles -valenciano como Tarancón- y el paraguayo Benítez sé iban a enzarzar en él entrenamiento del martes en una pelea, poco edificante.
Ya se sabe que donde no hay harina todo es mohina y en el Granada, aparte despilfarros del presidente, Cándido Gómez en fichajes de oriundos más o menos falsificados, existe la natural tristeza del peligro de descenso a segunda.
En el fútbol, cuando se lleva a cabo una errónea política de fichajes, se llega al final del campeonato con la cruzde la derrota. Es entonces cuando se piden milagros, Y demostrado está que en un día no se curan males de meses. En esto como en otras cosas, a Dios rogando y con el mazo dando. Pero en los partidos, claro.
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