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EL SUICIDIO DE ULRIKE MEINHOF

Historia de una rebelde

No era la primera vez que Ulrike Meinhof (cuarenta y un años, madre de dos niños) era procesada, ni su muerte en prisión, la primera que se produce entre los miembros del grupo sucesivamente denominado «Grupo Baader-Meinhof», «Movimiento de Junio», y «Facción del Ejército Rojo», orientado siempre a cambiar la opulenta sociedad de la Alemania Federal por medio de la lucha armada.La señora Meinhof se encontraba desde hace un año en la prisión especial de Stamhein, Sttutgart, procesada junto con tres compañeros -Andreas Baader entre ellos.

Se les acusó de organizar una cadena de atentados en Alemania Federal que, además de muchos incidentes, causó la muerte de cuatro soldados norteamericanos y de un policía, así como docenas de heridos.

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Anteriormente fue condenada en rebeldía a una pena de ocho años de prisión, por su participación en el ataque a la biblioteca de la prisión de Berlín Occidental (mayo 1972), para liberar a Andreas, Baaader, encarcelado por su ataque en un supermercado de Frankfurt. Baader y Meinhof desaparecieron por espacio de algunos meses. Se les detuvo en mayo de 1972.

Pero las actividades terroristas no cesaron. A principios de 1975, tuvo lugar el secuestro de Karl Loreriz, premio Nobel -precisamente famoso por sus estudios sobre la agresividad en, las sociedades desarrolladas-, y en la primavera del mismo año el'grupo realizó la operación en la embajada de Alemania Federal en Estocolmo, que costó la vida a dos diplomáticos.

El 30 de mayo de 1975 conienzó en Sttutgart el proceso de los capturados del grupo. De Andreas Baader (1943), de Gudrum Enselin (1940), colaboradora de Baader desde los tiempos de estudiante; de Jan Carl Raspe (1944), huído de la Alemania Democrática, y de la misma Ulrike Meinhof, liceficiáda en Filosofía y Sociología, considerada como la ideóloga del grupo.

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Antes de que Ulrike muriese en la «supersegura» prisión de Sttutgart, Holher Meins, otro. de los procesados por terrorismo, falleció tras una prolongada huelga de hambre. Otros miembros de la organización perdieron la vida en diversos lugares: Ulrike Sclimucker, enjunio de 1974 en Ingeborg Barz, poco después, asesinada, según los atestados de la policía, por el mismo Baader. Cierto es que e stas dos últimas muertes fuera de la prisión, como la misma de Meinhof, nunca fueron debidamente esclarecidas.

Fuentes policiales consideran que quedan en libertad muchos miembros o simpatizantes de la organización. Aunque se la consideró utópica y condenada al fracaso en una sociedad altamente industrializada como la de Alernanía Federal, supuso en ella un poderoso revulsivo.

Pese a que Herbert Marcuse fue considerado padre éspiritual de este brote de terrorismo urbano, realmente no dio su aprobación al grupo Baader - Meinhof. «Cuando causan voluntariamente víctimas inocentes, -declaró en 1975- estas acciones subjetivas se convierten en crímenes».

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