Fraga se retirará cuando la voluntad popular se haya expresado

Manuel Fraga anunció en unas declaraciones publicadas ayer en las principales capitales europeas que «cuando la voluntad popular se haya expresado -a través de las elecciones generales- me retiraré y me dedicaré a pescar».

«La nueva ley autorizará los partidos políticos, completamente organizados», declara el señor Fraga, ministro de Gobernación, al suplemento Europa, publicado ayer por el diario Le Monde. Este intento de periodismo comunitario lo editan cada mes cuatro grandes diarios occidentales: el francés citado; The Times, británico; Die Welt, alemán, y La Stampa, italiano.

El señor Fraga, personaje dominador y sin piedad, para sus enemigos, y el único capaz de conducir a España hacia la democracia plena y entera, al decir de sus amigos, se extiende de manera especial sobre los partidos políticos y su futuro juego en la vida española. «Tres grupos de individuos no serán tolerados: los que preconizan la violencia, como ETA, los separatistas, y, en tercer lugar, todo partido comunista».

Las dos primeras categorías, dice el señor Fraga, «serán prohibidas definitivamente ». Por lo que concierne a los comunistas, «no sé lo que ocurrirá al final de la primera fase de las reformas». El ministro no cree que el Partido Comunista (PC) tenga gran audiencia en España, pero en cualquier caso, «no dudaré en prohibirlo, de momento al menos». Razones: «son totalitarios, antidemocráticos, maquiavélicos, reciben ayuda del extranjero», afirma el señor Fraga, que aún se extiende, de manera más minuciosa y única, sobre el problema comunista.

Con las fuerzas políticas españolas opuestas al régimen, integrantes de la Coordinación Democrática, el señor Fraga es tajante: «no hay fuerte oposición. El pueblo español no está concernido. Se trata de un grupo de políticos frustrados, que sueñan con el poder, rápidamente». El ministro añade: «como pienso que son compañeros de viaje del PC, no los tomo en serio».

A juicio del señor Fraga, en España no hay desórdenes, ni agitación, salvo los intentos de «comunistas, anarquistas o terroristas, que han fracasado».