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Munar, un catarro en mala hora y una despedida triste ante Musetti

El mallorquín, sin energía, apenas logra competir contra el italiano y se despide en los octavos: 6-3, 6-0 y 6-1, tras 1h 37m. Se marcha con el mejor ‘ranking’ de su carrera

Munar, en un instante del partido contra Musetti en la Louis Armstrong.
Alejandro Ciriza

“Estoy fundido, estoy fundido…”, dice Jaume Munar después de haber caído ante Lorenzo Musetti (6-3, 6-0 y 6-1, tras 1h 37m) y de haberse despedido así del US Open, marco de su mejor recorrido en un gran escenario. Se queda finalmente en los octavos de final, lastrado por una faringitis que le ha impedido descansar durante las dos últimas noches y que ha condicionado por completo un episodio desdibujado que desde el inicio se dirigía hacia un solo destino. “Iba un poquito al límite y [el catarro] ha empeorado. Sí, es frustrante. Por un lado quería que terminara muy rápido, y por otro que no acabara nunca”, admite; “pero bueno, él ha hecho un partido serio y está a un gran nivel”.

Y así es, porque no tarda Musetti en sacar a relucir toda su clase, ese academicismo de sobra conocido porque viene ofreciendo señales y ganando peso competitivo, cada vez más hecho, cada vez más arriba. El italiano, de 23 años, se ha asentado entre los diez más fuertes del circuito y acostumbra ya a desfilar por rondas avanzadas como esta de Nueva York, que resuelve con su libreto; esto es, elegancia y tiros de todos los colores, sin la necesidad además de tener que forzar la marcha. No es el día de Munar. El español, que hoy descubría unos octavos, no está cómodo, no carbura ni termina de transmitir, y acaba inclinándose contrariado: en mala hora.

Confluye la inspiración de uno con el infortunio del otro. Decía el mallorquín, de 28 años, que no terminaba de estar satisfecho con el juego de los días previos, pero que confiaba en poder hincarle el diente al transalpino porque hoy por hoy no se ve tan lejos de él en términos competitivos. Sin embargo, queda todo en un qué hubiera sido de. No hay discusión ni equilibrio alguno. El catarro que arrastra desde hace unos días ha ido a peor y le absorbido toda la energía, así que no hay miga. Se traduce el episodio en un monólogo en el que el de Carrera se gusta y lo hace todo bien, mientras que a él le resulta imposible ofrecer una resistencia acorde a la envergadura de su rival.

Musetti, en una devolución de derecha.

No se encuentra bien, le pesan brazos y piernas. Sobre todo, el ánimo. No tiene buena cara y persigue a duras penas la pelota; si no se entrega es por puro amor propio. En su banquillo, caras largas y gestos de circunstancia. Poco o nada hay que hacer. No consigue resistir el pulso en los intercambios prolongados y falla por varios metros bolas fáciles, francas. Así de inicio a fin. En consecuencia, no hay pugna alguna y se trata simplemente de que Musetti descuente los juegos para lograr el acceso a los cuartos de final, en los que se enfrentará al vencedor del cruce entre Jannik Sinner y Alexander Bublik. Inmerecida despedida del mallorquín después de un meritorio trazado.

Aspirante a ‘mosquito’

“He jugado porque llevo mucho tiempo trabajando para estar en esta posición y porque se lo debía a la gente que está ahí fuera; también a mí mismo; al menos, quería dar la cara hasta el final”, señala, al tiempo que precisa que “Musetti ha hecho lo que tenía que hacer” y, no hay duda, “es un grandísimo jugador”.

Munar, con gesto de malestar.

Ha abandonado la pista Munar cabizbajo, tristón, lamentándolo. Y, pensando en buscarle la óptica positiva a la historia, que la tiene, claro que la tiene, aferrándose también a la sensación de que hoy está más cerca de donde aspiraba a estar, poco a poco consolidado entre ese bloque de jugadores que aspira a asomar la cabeza de vez en cuando e incomodar; a ser mosquito. En plena reconstrucción, decidido a darle una vuelta de tuerca a una carrera que se había estancado, el isleño se marcha de Nueva York con el mejor ranking de su carrera, trigesimoséptimo, y con la certeza de que tiene tenis para lograr su propósito.

Mientras Munar enfila la puerta de salida del torneo, el grado de abstracción de Musetti llama la atención. O no se ha enterado o simplemente elige la omisión. Sin mención alguna al evidente desfallecimiento físico del adversario: “Por momentos, durante el segundo set he hecho el mejor tenis de mi vida”. “No, no me siento tan fresco como aparento, aunque honestamente, hoy no he estado mucho tiempo sobre la pista”, desliza en una jornada en la que se ilumina el nombre de dos competidores hasta ahora mustios, los del canadiense Felix Augger-Aliassime (7-5, 6-3 y 6-4 a Andrey Rublev) y la japonesa Naomi Osaka, de vuelta en unos cuartos cuatro años después: 6-3 y 6-2 a Coco Gauff.

CONVOCADO PARA LA COPA DAVIS

A. C. | Nueva York

Testigo de la evolución de Munar, el capitán David Ferrer ha decidido finalmente citarle para la eliminatoria de la Copa Davis que tendrá lugar entre los días 13 y el 14 de este mes, en el Hotel Puente Romano de Marbella, contra Dinamarca. En ella estará en juego el acceso a la fase final de noviembre, en Bolonia.

En un principio, el preparador había convocado a solo cuatro tenistas, a la espera de acontecimientos y evaluar lo sucedido estos días en Nueva York para completar el puzle. Visto lo visto, el alicantino ha optado por él para acompañar a Carlos Alcaraz, Alejandro Davidovich, Pedro Martínez y Marcel Granollers. 

Cabe recordar que el primero ya es el único superviviente español en ambos cuadros y que Munar participó previamente en dos series con el equipo nacional; se estrenó en 2017, con una derrota contra el serbio Dusan Lajovic, y este año colaboró en el dobles ante Suiza con un triunfo de la mano de Pedro Martínez.

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Sobre la firma

Alejandro Ciriza
Cubre la información de tenis desde 2015. Melbourne, París, Londres y Nueva York, su ruta anual. Escala en los Juegos Olímpicos de Tokio. Se incorporó a EL PAÍS en 2007 y previamente trabajó en Localia (deportes), Telecinco (informativos) y As (fútbol). Licenciado en Comunicación Audiovisual por la Universidad de Navarra. Autor de ‘¡Vamos, Rafa!’.
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