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El rediseño de Alcaraz: cinco gramos y nuevo saque para lograr el pleno en los grandes

El murciano experimenta con el impacto de bola y la estabilidad al resto para intentar desarticular a Sinner y atrapar en Melbourne el ‘major’ que le falta

Carlos Alcaraz
Carlos Alcaraz, durante una sesión preparatoria en Melbourne Park.Mark Baker (AP)
Alejandro Ciriza

La línea 70 del tranvía marca la temperatura real del torneo en Australia a su paso por la estación de Flinders. Es sábado, aprieta la humedad con fuerza y pese a que todavía no haya comenzado la acción, los aficionados ascienden de manera ordenada —prohibido el estrés, lema local; la vida un punto por encima de las obligaciones— y los vagones se llenan enseguida hasta arriba. Este domingo comienza lo bueno, el tenis es religión por esta tierra y hay ganas de Sinner, de Sabalenka, de Gauff y de Swiatek, también de Djokovic y de Alcaraz, por supuesto, enfrascado este último en el laboratorio a lo largo del último mes para convertirse en la kriptonita que nadie o casi nadie ha conseguido elaborar; acaso él, el murciano, el mismo que tumbó el curso pasado tres veces al número uno, el joven rey gélido que parece no sentir ni padecer, el que gana, gana y gana. El que crece y crece. Este 2025 de inflexión absoluta —ya no hay discusión alguna sobre qué era domina— parte con una premisa clara: Sinner, el gran desafío.

Y a por ello que va Alcaraz, muy consciente de la magnitud del reto. A la vez sin miedos, como acostumbra él. “Sí, un poquito. Cuando juego contra Jannik, la mentalidad es un poco diferente. Es decir, cuando juegas contra los mejores del mundo, o en este caso el mejor, tienes que hacer algo diferente, prepararte de una forma distinta. Cuando estoy enfrente de él, sé que debo alcanzar mi mejor nivel para ganarle. Así es. Si tienes un mal día contra él, va a ganarte al 99%, y eso es lo que pasa por mi mente cada vez que nos enfrentamos. Lo bueno”, prosigue el español en la sala de conferencias, relajado y generoso en las respuestas, “es que cuando le veo ganar títulos y estar en lo más alto del ranking, me fuerza a mejorar y a trabajar cada vez más duro. Solo pienso en mejorar y en dar lo mejor de mí cada día. Creo que una rivalidad así es fantástica para mí”.

El caso es que las cifras son incontestables y que pese al reparto equitativo que se produjo en 2024, dos grandes por cabeza, Sinner representa un reto monumental. El actual rey del circuito, más de 4.000 puntos por encima del primer perseguidor, el alemán Alexander Zverev, tan solo perdió seis partidos la última temporada y edificó un imperio metalúrgico a partir del verano. Fue precisamente ahí, en ese punto, cuando trascendió el doble positivo por clostebol y arreciaron las críticas por haberle permitido seguir compitiendo en pleno proceso de investigación, el instante en el que el italiano se transformó en una quimera más o menos. Del triunfo en el US Open a los cierres triunfales en la Copa de Maestros y la Davis, una serie de 25 victorias y una sola derrota. Y he aquí la esperanza de Alcaraz, porque al fin y al cabo él fue quien la infligió, de la misma forma que derribó al pelirrojo antes en el asfalto de Indian Wells y la arena de Roland Garros. Esto es, tres de tres.

Sinner, esta semana durante un entrenamiento.
Sinner, esta semana durante un entrenamiento.Tingshu Wang (REUTERS)

“La sensación de jugar contra Carlos es diferente y creo que él, a la inversa, también lo siente así”, concede el de San Cándido, que en la última edición australiana arrasó. Él, firme en el camino pese a la tempestad, va a lo suyo mientras Alcaraz experimenta, se renueva y anuncia una doble novedad que ya ha puesto en práctica: cinco gramos más de peso en el cuello de la raqueta para ganar estabilidad y un nuevo saque. Básicamente, eliminar las pausas y ganar naturalidad.

Menor tensión, proteger el cuerpo

A petición de este periódico, detalla esto último: “Sabíamos que tenía que mejorar con el saque, que había que hacer algo, y este último movimiento es bastante más relajado, con la muñeca más relajada para que el ritmo sea el adecuado; que no haya parada cuando llego arriba con la raqueta, sino que vaya todo más fluido porque creo que eso me va a ayudar también a estar más relajado. Evita también muchísimas cosas durante el partido, hace que no estés tan tensionado, porque luego eso te pasa factura en el físico y demás. Vamos a ver, pero está claro que hay que cambiar cosas, nunca te puedes estancar en lo que tienes. Sino siempre tienes que ir cambiando pequeñas cosas. El mismo Jannik ha reconocido que ha ido cambiando pequeñas cosas durante la pretemporada que a lo mejor no se pueden ver, pero que son diferentes”.

Alcaraz, con su raqueta.
Alcaraz, con su raqueta.Francis Mascarenhas (REUTERS)

Respecto a la otra novedad, la del incremento del peso, el tenista de 21 años y su equipo llegaron a la conclusión de que podía repercutir de manera positiva tanto en la devolución como a la hora de servir, siempre y cuando no pusiera en riesgo la musculatura o la articulación. “Había que probar. Jugaba con un peso bastante bajo para lo que es el circuito profesional, así que pensamos en esos cinco gramos y cuando lo probé, lo noté bastante bien”, amplía Alcaraz, que debutará el lunes en la segunda pista del complejo contra Alexander Shevchenko, 72º del mundo. “Lo más importante era que pudiera mover la pelota igual de bien que con la raqueta anterior, que no notara nada en el brazo, ya que hay problemas de codos, de hombros y otras cosas. Y la verdad que me fue fantástico. Creo que me ayuda, que con más peso la bola sale más y que para ciertos golpes como el resto o el saque, o ciertas situaciones, me viene bien. Tengo ganas de jugar ya y ver cómo me siento”.

Entre él y Sinner, la incógnita de Djokovic y la candidatura del que siempre apunta y nunca llega, Zverev, o la tibieza ofrecida en los últimos tiempos por Daniil Medvedev; demasiado frío y apagado el ruso, en blanco en 2024. Sin haber echado a andar, el torneo ya desprende chispas y los dos grandes aspirantes, sin haber competido durante la puesta a punto ninguno de los dos, se retan espadas en alto a la vez que el veterano Nole diseña y barrunta otro golpe de efecto. Por qué no, piensan él y los suyos, ahora a rebufo de los dos polluelos. Porque, ¿qué son 37 años para él, en dirección a los 38, sino una enésima juventud?

A POR UN ‘TRÉBOL’ DE RÉCORD

Solo unos pocos elegidos han conseguido completar el trébol del tenis, la gloria en los cuatro grandes. De hecho, no pocos nombres ilustres —Borg, McEnroe, Connors, Lendl, Wilander, Edberg, Becker, Sampras, entre otros— se quedaron en el intento. A otros tótems les costó más o menos, y ahora Alcaraz tiene a tiro superarlos a todos en términos de precocidad.

Hasta ahora, el más veloz ha sido Rafael Nadal, al que le costó seis temporadas: de 2005 a 2010, de Roland Garros al US Open como broche. Roger Federer, por su parte, se dilató un año más, entre 2003 y 2008; la arena de París fue el escenario que más se le resistió al suizo. Y Novak Djokovic, el vencedor final de la gran carrera histórica, empleó nueve cursos (2008-2016) hasta que se coronó en la Chatrier.

El mismo Andre Agassi, admirado por el propio Alcaraz, no pudo logarlo hasta que transcurrieron ocho ejercicios, entre 1992-1999. El español, plusmarquista ya en la ascensión al número uno, quiere añadir otra distinción redondeando la colección en cuatro años.

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Sobre la firma

Alejandro Ciriza
Cubre la información de tenis desde 2015. Melbourne, París, Londres y Nueva York, su ruta anual. Escala en los Juegos Olímpicos de Tokio. Se incorporó a EL PAÍS en 2007 y previamente trabajó en Localia (deportes), Telecinco (informativos) y As (fútbol). Licenciado en Comunicación Audiovisual por la Universidad de Navarra. Autor de ‘¡Vamos, Rafa!’.
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