El embrujado techo francés, todo un reto para Alcaraz
El murciano (7-5 y 6-1 a Jarry) confía en invertir la dinámica en el formato que más se le resiste: su efectividad es del 59,1%, inferior respecto a los otros escenarios
Tiene estas cosas Carlos Alcaraz, al que no suele temblarle demasiado el pulso por mucho que esté navegando entre aguas revueltas y exista la amenaza de un resbalón. De ahí que cuando Nicolás Jarry le apriete, recorte la renta y amague con darle un señor susto en el primer parcial, él capea el temporal haciendo malabarismos y divirtiéndose con la raqueta, como a quien no le importa la cosa. Como quien simplemente juega, en el sentido más lúdico de la palabra. Nada más lejos de la realidad. La distensión, el mejor de los remedios para el murciano. “¡Dale, Charly, dale!”, le azuza desde el costado su preparador, Juan Carlos Ferrero, preventivo y consciente de que su chico se mueve sobre un terreno propicio al disgusto o al infortunio. Ahí queda el recuerdo de la tempestuosa velada contra el local Hugo Gaston de hace tres años, esos pitos de la grada cuando aún no era ni un veinteañero, o el percance abdominal de hace dos o el desfallecimiento del curso pasado ante el ruso Roman Safiullin. Mal sabor a cada paso. Este último, dice, confía en que sea diferente y, de momento, parte bien: 7-5 y 6-1 (en 1h 30m) ante el chileno, derretido en el segundo set.
No es nada sencillo lo de Bercy, ni tampoco lo del formato indoor. Ninguno de los 16 títulos que ha conseguido hasta hoy ha sido a cubierto. Tiene Alcaraz recursos y maneras para desenvolverse en todas las circunstancias, pero de momento, se le resiste lo de jugar bajo techo y en este tramo final de la temporada. “El año pasado, al llegar al último torneo, probablemente estuve cansado, no jugué como quería. Pero en esta ocasión me siento diferente. Sé qué tengo que hacer. He trabajado muy bien últimamente. Estoy preparado para hacer un buen resultado aquí, o al menos llegar más lejos que hace un año, lo cual no es muy difícil…”, señala, al mismo tiempo que asegura haber entendido la importancia de fijarse objetivos específicos antes del cierre del ejercicio. Por ejemplo, desquitarse en este tapete tan puñetero de París-Bercy, donde la pelota vuela como en pocos sitios, y también defender el número dos del ranking ante la presión ejercida por el alemán Alexander Zverev.
Triunfador sobre dura, tierra y cemento, al de El Palmar se le han resistido por ahora enclaves como Basilea, Astana, Viena, París-Bercy o el Masters, con la única reminiscencia positiva de las Next Gen ATP Finals de 2021. Aspirante entonces (todavía como promesa) a abrirse paso entre los más fuertes, se plantea ahora el reto de sobreponerse a la dificultad de un marco complejo en el que ni siquiera triunfó Rafael Nadal. Sí lo hizo David Ferrer, la excepción española, y no podrá hacerlo de nuevo el serbio Novak Djokovic, ausente esta vez por decisión propia después de haber vencido en tres de las cinco últimas ediciones. Desaparece del plano a última hora el número uno, Jannik Sinner, aquejado de un virus. “Mi cuerpo no está preparado”, lamenta el italiano. Y el foco, pues, apunta definitivamente a Alcaraz, que chocará el jueves con el local Ugo Humbert (6-3 y 6-2 a Marcos Giron) después de resolver con aplomo el envite inicial de Jarry. Solidez y servicio cuando procedían.
Con una efectividad del 59,1% bajo techo, considerablemente inferior a la registrada en el resto de los formatos, confía en adquirir una buena dinámica de cara a la Copa de Maestros (entre el 10 y el 17) y las Finales de la Copa Davis (del 19 al 24); en, por qué no, quitarse por fin el mal sabor de boca y aterrizar con un mensaje bajo el brazo en Turín, donde lidiará con los otros siete maestros. De momento, disponen de plaza Sinner, él, Zverev, Daniil Medvedev y se la garantizó este martes Taylor Fritz; quedan, por tanto, tres vacantes en el aire con Alex de Miñaur y Grigor Dimitrov en la primera línea de la parrilla, toda vez que Djokovic puede quedarse fuera —en función de las cuentas— o bien decline participar, y que Casper Ruud, Andrey Rublev y Tommy Paul cedieran en el estreno contra Jordan Thompson (7-6(3), 3-6 y 6-4), Francisco Cerúndolo (doble 7-6) y Adrian Mannarino (6-2 y 7-5) de manera respectiva.
“Llevaba dos años sin ganar aquí, así que cada vez que avanzo en este torneo es un regalo para mí. Estoy encontrándome bien”, indicó el español, cuyo promedio en tierra batida asciende al 81,8%, en césped al 88,9% y en dura (a descubierto) al 76%. “Creo que ahora estoy mucho más motivado, he aceptado que la temporada es larga y que hay que jugar hasta el final. Era primordial asumir que hay que luchar hasta el final y creo que he llegado con más energía física y mental que el pasado año”, prosiguió en la sala de conferencias. “Se nota mucho que la pelota resbala en cuanto bota. No queda otra que acostumbrarse, pero creo que es difícil para los espectadores porque es difícil ver intercambios largos. Hay jugadores a los que les gusta esta velocidad, pero creo que si la pista fuera un poco más lenta sería más entretenido para la gente. Al final, cada semana hay diferentes condiciones, distintas pistas y pelotas, así que hay que acostumbrarse”, zanjó Alcaraz.
EL MASTERS FEMENINO SE PERFILA
Alcaraz es ya el único representante español en liza en el último Masters 1000, después de que Pablo Carreño renunciase al duelo con Karen Khachanov a consecuencia de un problema en el tobillo derecho y de que un día antes lo hiciera Alejandro Davidovich por la espalda. Nada más empezar el torneo perdieron Pedro Martinez, ante Jordan Thompson y Roberto Carballés, frente a Stefanos Tsitsipas.
No habrá representación nacional en la Copa de Maestras femenina que comenzará el sábado, por primera vez en Riad. Ya se conoce la distribución de las ocho clasificadas, encuadradas en dos grupos: Aryna Sabalenka (1), Jasmine Paolini (4), Elena Rybakina (5) y Qinwen Zheng (7) formarán parte del Grupo Púrpura, mientras Iga Swiatek (2), Coco Gauff (3), Jessica Pegula (6) y Barbora Krejcikova (8) integrarán el Grupo Naranja.
En este torneo se jugarán el trono de la WTA las dos referencias actuales, Sabalenka y Swiatek. La bielorrusa, de 26 años, se instaló recientemente en lo más alto, merced a la ausencia de la polaca (23) en la gira asiática. Ahora, el Masters pondrá en juego 1.500 puntos y la diferencia entre ambas es de 1.046.
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