Alcaraz y Djokovic, un año después y con intercambio de poderes
El murciano y el serbio se reencuentran en el epílogo de Londres, pero ahora, el joven parte como favorito en un pulso de elevado perfil psicológico y estratégico
¿Qué es un año, si no un mero paréntesis? Sin embargo, mucho han cambiado las cosas de final a final, y atrás queda ya ese Carlos Alcaraz que accedía a la Centre Court de Wimbledon a esperar a Novak Djokovic, escrupulosamente respetuoso con una jerarquía que hoy, en clave de juego, de ánimo y de presente, definitivamente ha cambiado. Es la hora de pasar al ataque. O así lo expresa el preparador del murciano, Juan Carlos Ferrero. ¿Respeto? Todo. ¿Determinación? También. De principio a fin. De nuevo, otra vez, uno y otro por el título; esta tarde (15.00, Movistar+) y en el mismo escenario. La mismísima Catedral. “Pero vamos a intentar empezar mejor que el año anterior, jugándole de tú a tú, aceptando ya esa batalla que él va a proponer todo el rato. Así que cuanto antes nos adaptemos a eso, mejor”, desliza el técnico, prudente y a la vez convencido: ahora mismo, el que marca el paso es su jugador.
Así lo demuestran los hechos de los últimos meses y también de estos días. “Es capaz de hacerlo todo, el rival más fuerte al que me he enfrentado nunca”, retrataba el ruso Daniil Medvedev tras ceder en las semifinales; testigo directo, él también, de los estragos que hace la arrasadora propuesta de Alcaraz, que hoy parte de una posición muy distinta a la de hace un año —coronado ya en París y Londres— y cada vez más consolidado. Cuentan entre bastidores los que de verdad saben de esto (los profesionales) que el pico de juego del español es hoy día inalcanzable para el resto, y que en términos de tenis y de dinámicas no hay excesiva duda por quién apostar. Enfrente, sin embargo, está un tal Djokovic y eso lo cambia todo. El serbio y sus siete vidas, las miles de soluciones. Hasta del quirófano ha sabido escapar.
“Estoy muy contento de estar en otra final y no quiero parar aquí. Espero levantar el trofeo el domingo”, concedía hace dos días, tras apear a Lorenzo Musetti. Antes, advertía el balcánico (37 años) en la antesala del torneo que había venido a Londres en busca de más metal, y no a pasearse ni a demostrar nada, que para esos están ahí sus números. Y ha cumplido. Por tanto, no son pocos los que sospechan que haya podido reservarse un as en la manga y que más allá de las limitaciones a las que pueda estar sometido por su rodilla derecha —intervenida en París el 5 de junio—, creen que pueda deparar una sorpresa final. De menos a más, divisa un bocado demasiado jugoso por delante y afila las garras: dejar atrás los 24 grandes de Margaret Court e igualar el récord de su señoría Roger Federer (ocho cetros) en Londres.
“Seguramente, Carlos es el mejor jugador de 21 años que hemos visto nunca en este deporte y veremos mucho más de él en el futuro, sin duda. Va a ganar muchos Grand Slams, pero espero que no sea este domingo, sino cuando yo me retire, dentro de 15 años…”, bromeaba en la intervención, consciente de que ahora mismo la bola violenta de Alcaraz es superior a todas las demás y de que lo que más le conviene a él es que el duelo derive en el terreno de lo psicológico, de lo emocional. No lo consiguió Medvedev —”he intentado no entrar en su juego, acortar los puntos”, esgrimía el murciano— y ahora oposita él, el gran maestro del enredo. Zorro viejo, Djokovic sabe que buena parte de sus opciones depende de que la historia se estire y se inunde de curvas. Su ganancia está en el lío. Si transcurre todo en línea recta, se antoja tremendamente complicado para él.
La intensidad mental
“Todo el mundo conoce a Novak. Ha jugado muchas finales de Grand Slam y ha ganado 24. El año pasado fue un partido muy difícil, me metió en un serio problema. Así que sé lo que tengo que hacer, aunque estoy seguro de que él también”, afirma el de El Palmar, quien aspira a su cuarto major —con el que igualaría la cifra de Ken Rosewall, Guillermo Vilas y Jim Courier—, al segundo este curso —tras Roland Garros— y a alcanzar el registro londinense de Rafael Nadal —dos laureles, 2008 y 2010—, con todavía toda una carrera por delante. Ferrero, no obstante, dice que todo ello pasa irremediablemente por la cabeza, por la gestión adecuada de esas emociones inherentes a toda gran final, sabiendo que uno está de vuelta y el suyo todavía aprendiendo.
“Obviamente, los precedentes sirven, pero al final es un año nuevo en el que hay sensaciones nuevas”, indica el preparador. “Carlos va dándose más cuenta de que la fortaleza mental es algo que está sacándole muchas veces de esos problemas que tiene; es un jugador bastante emocional en la pista, que suele mostrar mucho sus emociones durante el partido, pero cada vez está manejándolo mejor”, prolonga el valenciano, recordando también que cada vez que Alcaraz ha ido por detrás a lo largo de estas dos semanas —ante Frances Tiafoe, Tommy Paul y Medvedev— ha sabido revertir a la situación, así como de que la mente de su jugador tiende a imponerse en los debates de larga duración. A pesar de su juventud, el murciano está empezando a apoderarse del territorio más trascendental del tenis.
Dice la estadística que ha ganado 12 de los 13 encuentros que ha disputado hasta ahora a cinco sets, y que su derecha ha producido un centenar de golpes ganadores más que la de Djokovic (277-174). Tratará el serbio de evitar, por tanto, que su rival se perfile por ahí y descargar sobre el revés. Reflejan también los datos la agresividad del español, superado únicamente por Ben Shelton en las acometidas a la red —265 el estadounidense, 216 el finalista—, y la excelencia del tenista de Belgrado para terminar el punto en la malla; con un 78% de efectividad en las 184 aproximaciones, es el mejor del torneo. En todo caso, para Ferrero la clave de fondo conduce hacia un paraje concreto: “Vengo diciéndole a Carlos que van a ser cinco horas otra vez… Por lo que el nivel mental tendrá que ser muy alto”. Y, cuaderno en mano, toma nota el chico.
LOS CINCO PRECEDENTES: 3-2 PARA NOLE
2022, semifinal de Madrid: 6-7(5), 7-5 y 7-6(5). Alcaraz.
2023, semifinal de Roland Garros: 6-3, 5-7, 6-1 y 6-1. Djokovic.
2023, final de Wimbledon: 1-6, 7-6(6), 6-1, 3-6 y 6-4. Alcaraz.
2023, final de Cincinnati: 5-7, 7-6(7) y 7-6(4). Djokovic.
2023, semifinal del Masters: 6-3 y 6-2. Djokovic.
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