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Alcaraz, un experto de 21 años que ya domina el ‘tempo’ de los grandes torneos

El murciano, citado con Medvedev en las semifinales, es una garantía en los ‘majors’: desde que ganó el US Open (2022), es prácticamente un fijo en la penúltima ronda

Alcaraz celebra un punto durante el partido contra Paul en la Court 1.
Alcaraz celebra un punto durante el partido contra Paul en la Court 1.Aaron Chown - PA Images (PA Images via Getty Images)
Alejandro Ciriza

Carlos Alcaraz, así es él, tiene prisa. Así que aprieta. ¡Ábrase paso! “Al principio del partido no estaba pensando en España, pero en cuanto sentí que estaba dominando, con 5-1 en el cuarto set, sí lo pensé, y he hecho todo corriendo para poder ver el partido…”, transmite entre risas a los periodistas, clasificado de nuevo para las semifinales de Wimbledon —el viernes estará al otro lado Daniil Medvedev, al igual que hace un año— después del masticado triunfo contra Tommy Paul, siempre exigente. El estadounidense le ha birlado el primer set y no ha aflojado hasta el último, pensando, tal vez, que el español podía tropezar con uno de esos baches pasajeros que pisa de vez en cuando. Sin embargo, el desenlace es el mismo que contra Lajal, Vukic, Tiafoe y Humbert: en realidad, el duelo está en la raqueta del murciano. Suele ser así. Suelen pasar por ahí. Dominador él.

“Intentamos encontrar soluciones. Va a ser difícil jugar a mi mejor nivel cada partido, porque habrá algunos en los que no voy a encontrarlo, pero tengo que ganar. Los jugadores del Big Three [Federer, Nadal y Djokovic] son así porque encontraron tenis suficiente como para ganar los días en los que no estaban mejor, así que debo buscar soluciones para ser un poco mejor. A veces es difícil, no he jugado brillante pero sí lo suficiente para ganar”, introduce en la sala de conferencias, coincidiendo con el gol de Francia en Múnich. Cuenta que unas horas antes ha charlado con Álvaro Morata, por eso de que al delantero le da suerte hablar con él, pero no quiere saber el resultado “No me digáis nada”, le responde a un reportero galo, y profundiza en ese dominio: “Sí, voy a decir que la mayor parte de los partidos dependen de mí, y creo que eso es bastante bueno. Si encuentro mi juego y la manera de dominar, tanto para bien como para mal van a depender de mí”.

Pese a su juventud, ya ha alcanzado por sexta vez las semifinales de un grande y, de este modo, iguala las que firmaron su preparador, Juan Carlos Ferrero y David Ferrer en toda su carrera. Quiere Alcaraz trascender y figurar el día de mañana entre los mejores de la historia, y para ello, el control del timing es un elemento básico. Saber cómo abordar el estreno; cuando contemporizar y cuándo acelerar; cómo ir resolviendo los días sin forzar en exceso ni quedarse corto; qué demanda cada fase del torneo. Ha entrado ya en la zona dulce y, responde, le enorgullece su fiabilidad. Desde que se coronase en Nueva York hace dos años —cuando alzó su primer major y se convirtió en el número uno más joven de todos los tiempos— ha desembarcado en la penúltima ronda en todas las citas, a excepción del Open de Australia de este año. Entonces, el alemán Alexander Zverev le apeó en los cuartos.

Alcaraz, durante el partido.
Alcaraz, durante el partido.TIM IRELAND (EFE)

Ya es, por tanto, un reloj. Garantía de continuidad. “Estamos en el buen camino, en el camino correcto”, señala. “Obviamente queremos más, tenemos más hambre y queremos llegar a la final, pero esa cifra [las seis semifinales alcanzadas] es un buen dato; es un dato que también le pesa un poco a los rivales y que significa que doy un buen nivel y que tienen que hacer grandes cosas para ganarme. Me alegra saber que está ahí, pero queremos más. Queremos tener el dato de finales”, continúa el número tres del mundo, defensor del título y programado en esta ocasión, ante Paul, en la Court 1, en vez de la central. No parece importarle en exceso. A él, lo que le echen y donde haga falta.

Piernas y tiros

“Al final, creo que Jannik [Sinner] solo había jugado un partido en la Centre Court, y él también se merecía jugar ahí; es el número uno y jugaba contra Medvedev, así que era un partidazo”, comenta restándole importancia a la decisión de la organización. No obstante, los fondos de esa Pista 1 ofrecen un aspecto más deteriorado que los de la principal y las maniobras se complican. “A la vista está lo desgastada que está la hierba, hay mucha más tierra”, precisa. “Entonces cuando bota ahí la bola lo hace de un modo diferente. Me ha costado un poco encontrar la manera de moverme correctamente, pero al final hemos cogido buen ritmo”, agrega el de El Palmar. No piensa lo mismo Paul, ni tampoco el próximo adversario, Medvedev.

En opinión del norteamericano, no hay jugador que se desplace tan bien como el español. “Es increíble cómo lo hace”. Y añade: “Es el más rápido de todos”. Se suma al elogio el ruso, con el que se ha medido seis veces en total (4-2), dos en el All England Club (1-1) y una esta temporada, en la final de Indian Wells que cristalizó como el primer éxito californiano de Alcaraz. “¿Lo más especial que tiene? Para ser sinceros, todo. Supongo que la facilidad con la que construye los golpes. Tan pronto como lo tiene preparado, desde donde sea, va a por ello y acierta. Está en ebullición. Por eso es tan duro jugar contra él, porque sabes que puede disparar un ganador desde cualquier punto de la pista y desde cualquier posición. No hay muchos jugadores que puedan hacer eso”, sostiene el de Moscú.

Consciente de sus capacidades, él continúa reforzando la idea de que el que esté al otro lado de la red, sienta que aborda un imposible. Vencedor este año en Indian Wells y después en Roland Garros, sigue recolectando victorias sobre hierba —12 sucesivas y 16 desde su primera vez en Londres (2021)— y destaca la consistencia de Medvedev. “Me alegra que mi rival piense que puedo hacer todo eso. Desde el ataque o la defensa soy capaz de volver, o de lanzar un golpe increíble que será un ganador. Pero él también tiene algo muy especial: es como un muro, sabes que por mucho que golpees, la pelota va a volver”, describe Alcaraz. Y lo paga este martes el número uno, Sinner, desfondado y atendido por el médico.

“No vomité, pero estaba mareándome mucho. Por la mañana no me sentía muy bien. Pero todo el crédito para Daniil, juega de una forma muy inteligente y le gustan los peloteos largos”, recalca el italiano, refiriéndose a la peligrosidad del ruso en las distancias largas. No se le dan mal a Alcaraz: por encima de los nueve golpes —baremo empleado para definir los intercambios más prolongados—, ha prevalecido en 23 de los 38 dirimidos hacia las semifinales. He aquí ya un joven experto.

PAOLINI, HISTORIA PARA ITALIA

A. C. | Londres

Alcaraz se medirá otra vez con Medvedev, superior a Sinner en un encuentro en el que el número uno actual terminó desfondado. La derrota no tendrá un excesivo impacto sobre su casillero de puntos, dado que hace un año llegó a las semifinales; el próximo lunes perderá, por tanto, 320 y continuará al frente del listado de la ATP, por delante de Djokovic.

Mucho mejor le fue a su compatriota Jasmine Paolini, finalista hace un mes en Roland Garros y que superó a Emma Navarro (6-2 y 6-1); chocará el jueves en la penúltima escala con la croata Donna Vekic (5-7, 6-4 y 6-1 a Lulu Sun). Se trata de una clasificación histórica, puesto que nunca antes una mujer de su nacionalidad había llegado tan lejos en el All England Club.

Este miércoles se completarán los cuartos de ambos cuadros. En el masculino, Djokovic y Alex de Miñaur se cruzarán en la central en torno a las 16.00 (Movistar+) y Lorenzo Musetti y Taylor Fritz lo harán hacia las 15.00, en la Court 1. En las chicas, Elena Rybakina y Elina Svitolina abrirán turno en La Catedral (14.30) y Jelena Ostapenko y Barbora Krejcikova harán lo propio en la otra pista (14.00).

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Sobre la firma

Alejandro Ciriza
Cubre la información de tenis desde 2015. Melbourne, París, Londres y Nueva York, su ruta anual. Escala en los Juegos Olímpicos de Tokio. Se incorporó a EL PAÍS en 2007 y previamente trabajó en Localia (deportes), Telecinco (informativos) y As (fútbol). Licenciado en Comunicación Audiovisual por la Universidad de Navarra. Autor de ‘¡Vamos, Rafa!’.
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