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Un Wimbledon a cubierto y bajo agua, mucha agua

La lluvia marca una edición condicionada por los trastoques horarios y la humedad, que influyen en el programa, el juego y la asistencia: un 4% inferior a la de 2023

Wimbledon lluvia
Un empleado de Wimbledon se protege de la lluvia.Isabel Infantes (REUTERS)
Alejandro Ciriza

Indisociable del agua, Wimbledon intenta lidiar estos días con el bendito elemento y, al mismo tiempo, enemigo histórico del tenis. Poco importa el pronóstico meteorológico: al final del día, sea a la hora que sea, cae la lluvia. En abundancia. Así que paciencia y buena voluntad, toca. Bien lo sabe el serbio Novak Djokovic, que el domingo empujaba como uno más, junto con los empleados del club, la lona que protegía una de las pistas de entrenamiento. “Es lo que hay, así es este torneo, así que hay que aceptarlo”, decía resignada Paula Badosa, apeada por Donna Vekic. Ese día, la española llegó al club a primera hora al recinto y pese a que su partido estuviera programado para las once, terminó de competir a las siete y media de la tarde. Más de lo mismo para el estadounidense Tommy Paul y Roberto Bautista.

El duelo entre ambos en la Pista 2 (sin techo) debía empezar tras el de la catalana y la croata, así que comenzaron a las ocho. “Tuve que ir al vestuario y ahí estuvimos entreteniéndonos con un juego de golf como tres horas”, contaba el norteamericano, rival este martes (hacia las 16.00, Movistar+) de Carlos Alcaraz en los cuartos de final. El murciano, sin embargo, no ha sufrido directamente los estragos de los retrasos ni las cancelaciones, hasta 40 partidos de las pistas exteriores el pasado viernes y 79 entre ese día y el domingo. Él ha competido todos los días en la Centre Court o la Court 1, ambas con cubiertas retráctiles, pero, en cualquier caso, sí debe adaptarse a los condicionantes propiciados por el agua y la humedad derivada. Catalogado oficialmente como un torneo outdoor (al aire libre), este Wimbledon se decide dentro de una cápsula.

No es nueva la circunstancia. Otra vez, patinazos y sustos. Importante el que sufrió Alexander Zverev el sábado, cuando al ir a por una bola a la red, perdió el control de la pierna izquierda a la hora de hacer el apoyo y cayó al verde de la central. Al día siguiente, el alemán —apeado ya, por Taylor Fritz (4-6, 6-6(4), 6-4, 7-6(3) y 6-3)— compitió con una rodillera protectora, muy similar a la que luce Djokovic (6-3, 6-4 y 6-2 a Holger Rune). No obstante, aquellos tenistas que compiten en las pistas exteriores son los que deben adoptar un extra de prevención, puesto que la superficie del césped se ve más afectada, por más que los operarios se anticipen y actúen antes de que las nubes descarguen. Irremediablemente, las intensas lluvias están marcado un torneo pasado por agua; lo sufren los jugadores, los aficionados y la organización.

Zverev, sobre el césped tras sufrir una dura caída.
Zverev, sobre el césped tras sufrir una dura caída.Hannah McKay (REUTERS)

Fuera del club, la larguísima cola que conforma la tradicional The Queue ha perdido volumen y longitud, y el viernes, cuando la Oficina Meteorológica registró 26,6 milímetros de lluvia —intensidad “fuerte”, cercana a la “muy fuerte”, a partir de 30,1—, la asistencia se resintió de manera notable; en concreto, acudieron al complejo 36.630 personas, 5.649 menos que el mismo día de la edición anterior. Durante la primera semana de la competición, se acercaron al All England Lawn Tennis and Croquet Club —al suroeste de Londres, en un entorno completamente verde— un total 282.955 espectadores; es decir, un 4% menos que hace un año. Todos los días menguó la cifra, excepto el martes 2, cuando se despedía a última hora el escocés Andy Murray.

Maniobras y precaución

Lo tiene claro la presidenta, Sally Bolton: “El tiempo está impactando en estos datos. El verdadero reto ha sido su variabilidad. Cualquiera que mire las aplicaciones a dos días vista comprobará que parece que va a mejorar, pero luego cambia”. Así que, matiza la dirigente, “mantener el nivel de alegría y emoción cuando llueve a cántaros es muy difícil”.

Desde la oficina meteorológica transmiten que el índice de precipitaciones ha sido el doble del que cabría esperar, y todo el mundo trata de adaptarse a las incomodidades. Alcaraz, por ejemplo, ya tuvo que suspender el entrenamiento previo al encuentro de los octavos con el francés Ugo Humbert y este lunes, teóricamente iba a ejercitarse a la una, pero ante el cielo negruzco y la posibilidad de que se tuviera que interrumpir la sesión, optó por quedarse en la casa que ha alquilado cerca del club. El murciano, de 21 años, ha disputado tres de los cuatro partidos a cubierto, entre una atmósfera muy cargada por la humedad y con especial precaución en las maniobras, como todos, para prevenir un mal resbalón. Él, al igual que el resto, compite con unas zapatillas cuya suela está completamente salpicada de taquitos minúsculos para reforzar el agarre.

La central, techada durante el partido entre Alcaraz y Humbert.
La central, techada durante el partido entre Alcaraz y Humbert.Paul Childs (REUTERS)

“No estoy acostumbrado a jugar así, no voy a mentir. Pero no me considero un mal jugador en interiores. Creo que muchos son mejores que yo. Y, sinceramente, preferiría jugar al aire libre, eso es obvio”, apunta el de El Palmar, igualado en los precedentes con Paul (2-2). “Si hace buen tiempo, sale el sol, no hace viento, las condiciones son perfectas... Pero al final, ya sea al aire libre o bajo techo, tengo que adaptar mi juego a las condiciones”, agrega el español, consciente de la peligrosidad del estadounidense. “Ambos tenemos un estilo muy agresivo, la gente lo disfrutará. Es muy divertido jugar contra él”, afirma el 13º del mundo, que antes de abordar Wimbledon triunfó en la hierba de Queen’s y ha rendido por ahora a Pedro Martínez (49º), Otto Virtanen (147º), Alexander Bublik (23º) y Roberto Bautista (112º).

Caracterizado por no pensárselo mucho y engatillar rápido, pegada y servicio, amenaza en los cuartos. Y, según anticipa el pronóstico, también lo hace la lluvia una vez más: la posibilidad de precipitaciones asciende al 90%. Es, no hay duda, un Wimbledon pasado por agua.

“HAY MÁS OPCIONES DE CAERSE”

A. C. | Londres

Tras superar a Holger Rune por 6-2, 6-3 y 6-4, Djokovic fue preguntado por los resbalones que había sufrido durante el partido contra el danés. Uno de ellos, en concreto, fue feo, pero su rodilla, intervenida quirúrgicamente hace poco más de un mes, resistió.

“Está realmente bien, toco madera…”, introdujo. “Pero es cierto que una vez que se cierra el techo, parece un torneo indoor sobre hierba, para ser honestos. Yo he jugado básicamente todos los partidos bajo techo. Y la hierba es una superficie viva que reacciona a las diferentes condiciones”, recalcó el de Belgrado, citado en los cuartos con De Miñaur.

“Siento la frustración de los jugadores, obviamente, porque se producen varias interrupciones a lo largo del día. La lluvia está ahí, eso es así. Pero una vez que se cierra el techo, la pista es más resbaladiza y hay más posibilidades de que los jugadores nos caigamos”, agregó, a la vez que apreciaba la existencia de las dos pistas cubiertas. La central incorporó el techo en 2009 y la Pista 1 una década más tarde.

Y citaba el balcánico los casos de Zverev y Grigor Dimitrov, quien un día antes había tenido que retirarse tras disputar solo ocho juegos con Daniil Medvedev, debido a una mala caída. El alemán, por su parte, compitió contra Taylor Fritz este lunes y cayó. Luego, confirmó que arrastraba un edema óseo y un pequeño desgarro en la cápsula de la rodilla.

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Sobre la firma

Alejandro Ciriza
Cubre la información de tenis desde 2015. Melbourne, París, Londres y Nueva York, su ruta anual. Escala en los Juegos Olímpicos de Tokio. Se incorporó a EL PAÍS en 2007 y previamente trabajó en Localia (deportes), Telecinco (informativos) y As (fútbol). Licenciado en Comunicación Audiovisual por la Universidad de Navarra. Autor de ‘¡Vamos, Rafa!’.
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