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Nadal se deja ver en Barcelona, pero esconde el saque

El campeón de 22 grandes, con molestias abdominales, se prueba durante una hora en las instalaciones del Godó, aunque su reaparición sigue en el aire

Rafael Nadal se entrena en la pista central del Real Club de Tennis de Barcelona.
Rafael Nadal se entrena en la pista central del Real Club de Tennis de Barcelona.massimiliano minocri
Irene Guevara

Sobre las 17.30 (media hora más tarde de lo previsto), Rafael Nadal irrumpía en la pista que lleva su nombre desde 2017, en el club que le ha visto crecer desde los 11 años y en vísperas del torneo que ha ganado 12 veces. El tenista manacorí se probaba en la central del Real Club de Tenis de Barcelona (RCTB) con la esperanza y el deseo de participar en el Conde de Godó (del 15 al 21 de abril), después de tres meses y medio de ausencia debido a sus problemas físicos. Al otro lado de la red y actuando de sparring estaba David Jordà, 298º del mundo y jugador del club. Nadal ensayaba cruzadas y paralelas, de derecha y de revés, se deshacía de la camiseta térmica de tirantes a los 15 minutos y a la media hora cambiaba de lado de la pista, la empuñadura de su raqueta y de jersey. También se quejaba de las pelotas. Y poco antes de que la prensa y el público —una decena de niños y no tan niños ilusionados al verle— desalojaran la grada, pidió volear. Sin embargo, no exhibió el saque, la maniobra que compromete su regreso.

Encaja lo visto con lo expuesto el jueves pasado por su tío, Toni Nadal. Entonces, el preparador contó durante un acto en Segovia que su sobrino todavía no se había recuperado y que arrastra una serie de dificultades, “sobre todo a la hora de sacar”. Del mismo modo, precisó que “para todo lo demás, no tiene ningún problema cuando entrena”. La descripción del técnico concuerda con el desarrollo de esta sesión que sigue sin despejar la incógnita: de momento, su participación en el torneo catalán, que arranca el lunes, está en el aire.

Nadal anunció el miércoles que renunciaba a competir en Montecarlo, la primera cita de tierra de la temporada —su gran objetivo—. Tres días después, el tenista revelaba durante una entrevista televisiva en el estadio de La Cartuja de Sevilla —adonde acudió para presenciar en vivo la final de la Copa entre el Athletic y el Mallorca— que sufría unas molestias abdominales desde hace dos meses, coincidiendo con su regreso de Australia. Esos “problemillas” son, precisamente, los que le afectan a la hora de ejecutar el servicio.

Una hora antes del inicio del entrenamiento llegaba al club, evitando la puerta principal de acceso, aún a medio pintar y rodeada de trabajadores que colocaban sillas, entre el ruido de taladros y el olor a pintura. Sobre la central le acompañaban los técnicos Carlos Moyà y Gustavo Marcaccio; su agente, Carlos Costa; su fisioterapeuta, Rafael Maymó; y también Jordi Robert, Tuts, el representante de Nike que ha seguido sus pasos durante toda su carrera.

Hacía tres años que no pisaba la pista del RCTB, desde que venció en la final al griego Stefanos Tsisipas. Y hace tres meses —desde el 5 de enero— que el tenista de 37 años no compite de manera oficial. Este curso tan solo ha podido jugar tres partidos, todos ellos en Brisbane, antes de que su cuerpo le fallara en la tercera ronda. A partir de ahí, renuncias al Open de Australia, Doha, Indian Wells y Montecarlo por diferentes problemas físicos. “Llevo un año y medio complicado en el que se está haciendo difícil todo. Lo estoy intentando cada día. Tengo cosas que solucionar y la realidad es que de momento no estoy consiguiendo ponerme en disposición de competir. Es duro”, confesó Nadal el sábado en declaraciones a Movistar+. “Todo está bien a nivel personal”, siguió, pero “a nivel profesional”, la situación que vive actualmente es “difícil”.

Las dudas persisten a las puertas de un torneo —en el que participaría con el ranking protegido (9)— con una especial carga simbólica para él. El sábado —sin él como cabeza de serie, en el caso de que finalmente pueda competir— se sorteará el cuadro de enfrentamientos, y su debut se produciría el martes, obligado a jugar seis partidos si llega a la final del torneo. De momento, Nadal sigue transitando entre sus problemas físicos, con un deseo clave en su mente, que puede ser o no correspondido por su cuerpo. “Estoy aquí para ver qué tal, con las ganas de intentar jugar. Ya os iré contando. Importante decir que no quiero confirmar que jugaré, ojalá que sí. Ya veremos”, transmitió a última hora del día por medio de sus redes sociales, acompañando el mensaje de un emoticono con un cruce de dedos.

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