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Nadal también renuncia a Indian Wells: “No puedo mentirme a mí mismo”

El campeón de 22 grandes comunica su baja a las puertas del debut, al considerar que no se encuentra en condiciones para competir “al máximo nivel” en el torneo

Nadal, el miércoles durante un entrenamiento en Indian Wells.
Nadal, el miércoles durante un entrenamiento en Indian Wells.JOHN G. MABANGLO (EFE)
Alejandro Ciriza

Apenas tres días después de participar en una exhibición en Las Vegas, contra el joven Carlos Alcaraz, Rafael Nadal comunicó que no participará en el Masters 1000 de Indian Wells, en el que iba a debutar la próxima madrugada frente al canadiense Milos Raonic. El tenista español, que el 3 de junio cumplirá 38 años, confirmó su baja en la antesala del torneo californiano, al considerar que no se encuentra en condiciones óptimas para competir “al máximo nivel”. Por tanto, tampoco estará en el Valle de Coachella, uno de sus escenarios predilectos y donde se coronó tres veces (2007, 2009 y 2013). Se trata de la tercera cita a la que renuncia el mallorquín esta temporada, en la que previamente descartó jugar en Doha, hace solo dos semanas, y antes en el primer major del curso, el Open de Australia. De este modo, tan solo ha podido disputar el torneo de Brisbane —tres partidos a comienzos de enero—, pero allí sufrió un retroceso en su vuelta a las pistas al sufrir un microdesgarro muscular.

“Con gran tristeza, tengo que retirarme de este increíble torneo en Indian Wells. Todo el mundo sabe cuánto amo este lugar y cuánto amo jugar aquí. Esa es también una de las razones por las que vine muy temprano al desierto para entrenar y tratar de prepararme”, explicó el balear en un comunicado transmitido por medio de sus redes sociales. “He estado trabajando duro y entrenándome, y todos ustedes saben que hice una prueba este fin de semana [el domingo], pero no me encuentro listo para jugar al más alto nivel en un evento tan importante. No es una decisión fácil, de hecho es difícil, pero no puedo mentirme a mí mismo ni mentirles a los miles de aficionados. Los extrañaré a todos y estoy seguro de que el torneo será un gran éxito”, prolongó Nadal, que en estos momentos ocupa el puesto 652º de la lista mundial, por lo que debe recurrir a invitaciones o al ranking protegido para poder participar en los torneos.

Tras casi un año sin competir y después de haber pasado por el quirófano en junio —para reparar el psoas y la cadera—, Nadal no consigue alzar el vuelo. No logra tener la regularidad que desea y en cambio acumula sinsabores. Tampoco disfrutó excesivamente el pasado domingo, cuando se encontró en Alcaraz en el show de Las Vegas. Para el murciano era una mera exhibición; para él, un ensayo en toda regla. Perdió por 3-6, 6-4 y 14-12, pero eso fue lo de menos. Se probó, y el diagnóstico no fue del todo positivo. Allí se le vio con un semblante muy serio y tras emitir un mensaje revelador el día previo al partido —“el objetivo es salir ileso de Indian Wells”—, en la pista no transmitió la mejor de las sensaciones. Contenido en los golpeos y las maniobras, pareció estar más pendiente de no sufrir otro percance físico que de incrementar el nivel para seguir recuperando la forma. Aun así se desplazó a Indian Wells, donde había aterrizado casi dos semanas antes para ir rodándose, con el objetivo de estar presente en el primer Masters 1000 de la temporada. No será así. Hoy por hoy, la prudencia manda. Prevalece el cuidado de su físico para no poner en riesgo la gira de tierra batida que comienza en abril, en Montecarlo.

“No sé cómo estoy”, contaba el sábado a un reducido grupo de periodistas españoles en Las Vegas. “Llevo desde Brisbane [donde cedió en la tercera ronda, ante Jordan Thompson] sin jugar un set. He tenido momentos mejores y peores. Pero para mí lo más importante no es cómo estoy, sino dónde estoy, y estoy aquí. Eso ya es una buena noticia”, apuntó. “Intentaré hacerlo lo mejor posible [contra Alcaraz], sabiendo que la preparación ha sido mala. Para mí lo prioritario es jugar Indian Wells e intentar salir ileso de ahí; a partir de ahí, lo que se tenga que dejar, dejarlo todo en la gira de tierra. Puede que sea la última o no, no lo sé; no lo tengo al cien por cien decidido, pero de momento las cosas van por ese camino”, continuó; “la realidad es la que es, y dice que los dos últimos años he podido jugar muy poco. La vida te va marcando el camino. A todo el mundo le gustaría despedirse bien, jugando, siendo competitivo y disfrutando en la pista. ¿Si podrá ser o no? El tiempo lo dirá. Los meses y las semanas me marcan un camino que está siendo complicado. Es un proceso de aceptación que no es fácil de manejar, e intento aceptarlo”.

Mayor riesgo de lesión

Lidia Nadal con una realidad adversa que choca con su deseo de poder despedirse compitiendo. Desde que en mayo del año pasado anunciase que este 2024 probablemente vaya a ser el epílogo de su carrera, aunque sin cerrar la puerta a una continuidad que cada vez parece más lejana, el tenista ha ido enfrentándose a otra cadena de dificultades. En la pretemporada ya pasó por momentos muy complicados —“ha sido un camino tortuoso, con muchas curvas”, describía su entrenador, Carlos Moyà, en una entrevista concedida a la ATP— y después, nada más reaparecer, su cuerpo le impuso un desagradable frenazo en Brisbane, tras caer ante el 43º del mundo. Tuvo que ausentarse del primer major y posteriormente no pudo desfilar por Doha, y pese al paso por Las Vegas, la precaución le obliga a descartar también Indian Wells. En consecuencia, otra renuncia. Nadal no ofreció la protocolaría rueda de prensa y menos de 24 horas antes de su estreno contra Raonic, otro veterano al borde de la retirada, confirmó su baja.

Nadal, el pasado fin de semana en Las Vegas.
Nadal, el pasado fin de semana en Las Vegas.David Becker (Getty Images)

Pese a que su voluntad inicial era despedirse de algunos escenarios emblemáticos que han dejado huella en su memoria, el de Manacor sigue tachando citas del calendario y peleará ahora por llegar a tiempo a la estación de arcilla. Hoy por hoy, toda una incógnita. Nada está garantizado. Ni mucho menos pasa por su mente triunfar de nuevo en Roland Garros. Sencillamente vive al día, pendiente de lo que pueda depararle cada pelotazo y cada movimiento que ejerza en los ensayos. Lucha con la paradoja: necesita ritmo, pero actuar multiplica el peligro. “Ahora hay más riesgos de lesión porque el cuerpo no está haciendo la adaptación adecuada, y eso es lo más jodido”, admite. En su hoja de ruta está confirmada su presencia en el Godó (del 15 a 21 de abril) y antes le gustaría competir en Montecarlo (del 7 al 14), pero decidirá sobre la marcha, en función de lo que vaya transmitiéndole en todo momento el físico; no mira más allá del más inmediato presente, del ahora. Concentrará todos sus esfuerzos en llegar a París (del 26 de mayo al 9 de junio), pero el trecho, tan largo y tan corto, según se mire, apunta a seguir deparando más curvas al campeón. Los hechos mandan y esclarecen: cinco partidos jugados en un año y dos meses.

BADOSA, QUERER Y NO PODER

A. C. | Madrid

Antes de que se conociera la renuncia de Nadal trascendió la de Paula Badosa. La catalana, de 26 años y que arrastra una lesión en la espalda desde mayo del curso pasado, comunicó que tampoco podrá competir en Indian Wells pese a que el martes interviniera en una exhibición de dobles junto con su pareja, el griego Stefanos Tsitsipas.

“Siento mucho que tenga que retirarme de mi torneo favorito. Lo intenté todo para jugar, pero no fue suficiente. Estoy teniendo un período complicado con las lesiones, pero lucho cada día para regresar lo antes posible”, transmitió la catalana, campeona del torneo en 2021 e invitada esta vez por la organización. En teoría iba a medirse anoche con la americana Ashlyn Krueger.

“Quiero dar las gracias a los aficionados que me siguen apoyando, en particular en el último año. Siento no haberos dado lo que esperáis de mí y que solo os dé malas noticias últimamente”, agregó Badosa, que sufrió una fractura vertebral en el último WTA1000 de Roma.

A partir de ahí, amagos y renuncias. Solo 11 partidos disputados. Este año, la de Begur ha jugado nueve, con un balance de cinco derrotas y cuatro victorias distribuidas entre el Open de Australia, Tailandia, Qatar y Dubái. Abandonó en plena acción en esta última cita y previamente en Hua Hin.

La esperanza del tenis español se reduce ahora a Carlos Alcaraz, que debutará la madrugada del viernes al sábado (con horario aún por definir) ante el italiano Matteo Arnaldi. El murciano tratará de defender el título obtenido el año pasado con Novak Djokovic, a priori, como principal oposición.

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Sobre la firma

Alejandro Ciriza
Cubre la información de tenis desde 2015. Melbourne, París, Londres y Nueva York, su ruta anual. Escala en los Juegos Olímpicos de Tokio. Se incorporó a EL PAÍS en 2007 y previamente trabajó en Localia (deportes), Telecinco (informativos) y As (fútbol). Licenciado en Comunicación Audiovisual por la Universidad de Navarra. Autor de ‘¡Vamos, Rafa!’.
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