Nadal, más que nunca punto a punto, bola a bola
El mallorquín, paradigma de la fortaleza mental, encara a Thompson en los cuartos de Brisbane con el deseo de “aprender de nuevo a jugar cada pelota concentrado”
Después de un año de más dolores, de más bisturí y de una ingente dosis de horas de rehabilitación, Rafael Nadal se expresa como aquel que está empezando, como un viejo Aston Martin recién salido del garaje después de una minuciosa puesta a punto. “Todo es importante para mí en este momento. He jugado bien la mayor parte del tiempo, haciendo lo que tengo que hacer, y la victoria es importante para mí, pero también lo es que mañana [por este viernes] vuelva a jugar otra vez. Para mí jugar es una gran noticia”, valoraba después de superar a Jason Kubler con solvencia (6-1 y 6-2, en 1h 23m) y de ganarse así una cita en los cuartos de final del torneo de Brisbane con otro representante local, Jordan Thompson, con el que se medirá (no antes de las 11.00, Movistar+) al cierre de la jornada.
No alcanzaba el mallorquín la cota de la antepenúltima ronda desde que lo hiciera en Wimbledon hace dos años. A partir de ahí, de esa rotura abdominal durante el pulso de aquella tarde con Taylor Fritz, más curvas y más contratiempos, demasiado tiempo alejado de la competición y la pérdida lógica de unos automatismos que ahora, bola a bola y punto a punto, va recuperando. Porque hasta para alguien con una experiencia tan dilatada como la de Nadal, 20 cursos ya en la élite, un año es un año y en el tenis (en cualquier deporte) eso significa una rémora en ocasiones irreversible. La musculatura se entumece, las articulaciones se oxidan y mentalmente se pierde la claridad, las referencias y el control de los espacios. El timing. Sin embargo, hay algo que él conserva en formol: el instinto.
“Creo que, por supuesto, es importante sobrevivir a este tipo de momentos porque se practica la adversidad, algo que llevo un tiempo, mucho tiempo, sin poder hacer porque no he estado ante este tipo de esas situaciones”, se refería a las opciones de rotura anuladas frente a Kubler, con un pleno defensivo: cuatro de cuatro. “Lo positivo es que estos dos primeros partidos [1h 29m el primer día, contra Dominic Thiem] no han sido muy largos”, extraía tras permanecer dos horas y 52 minutos sobre la pista, pensando siempre en que la carga no sea excesiva para que no sufra más de lo debido su cuerpo. Se topó esta vez con la humedad de Brisbane, pero la respuesta fue positiva.
“Ahora lo importante es que juegue, que acumule partidos, que adopte otra vez algunas cosas que desde el exterior no parecen complicadas, pero que son imprescindibles; desde hacer el ojo al resto a la continuidad en los tiros, el ritmo de bola; las posiciones son fundamentales. Estas dos primeras pruebas han ido muy bien, pero ya veremos cómo sale todo más adelante, cuando tenga enfrente a rivales superiores. Debe conseguir poco a poco prolongar la intensidad en los intercambios, y eso se consigue llegando con el margen de tiempo adecuado al golpeo. De momento él está satisfecho, porque no esperaba jugar a este nivel tan rápido”, transmite a este periódico una persona de su círculo.
Los momentos
Nadal, entretanto, se dispone a recuperar el terreno perdido con la humildad de un advenedizo. Analiza en frío, al margen de la euforia que han desatado sus dos primeras apariciones. Con el conocimiento de quien ha hecho el camino de vuelta muchas veces y de las trampas que oculta el trazado. “Cada día es un aprendizaje nuevo, y ahora necesito enfocarme en cada punto. Intento hacerlo porque no importa el resultado; necesito aprender de nuevo a jugar cada punto concentrado y con la intensidad adecuada. Al final es algo que se pierde”, se sincera; “necesitas acostumbrarte de nuevo a la competición y entender los momentos del partido para saber cuándo tienes que presionar o cuándo puedes jugar un poco más relajado. Es algo que hoy no soy capaz de hacer. Necesito jugar cada punto muy concentrado. Eso es lo que necesito hacer ahora, practicarlo”.
Satisfecho con sus actuaciones, Nadal aprecia por encima de todo que su físico ha respondido hasta ahora. Inmejorable comprobación. “Llevo un año sin jugar con la tensión de un partido real, así que sentí un poco [apuntando al esfuerzo del primer día] algunos músculos cansados aquí y allá. Pero lo importante es que la cirugía del psoas ilíaco y de la cadera no me molesta en absoluto; eso es algo que es superimportante para mí. De momento el pie responde bien; para mí ese es el principal problema, que el pie es problemático y por el momento puedo moverme sin limitaciones. Eso me hace sentir feliz y poder jugar mejor, sin duda”, celebra.
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