El último giro de Djokovic, prescindir de Ivanisevic
El número uno anuncia la marcha del preparador croata, con el que ha logrado 12 de sus 24 grandes, y prosigue con la remodelación de su estructura de trabajo
Al ya de por sí extraño inicio de temporada, Novak Djokovic añadió este miércoles un giro de tuerca que eleva las suspicacias. El número uno, de 36 años, anunció que prescindirá de Goran Ivanisevic como entrenador. “Decidimos dejar de trabajar juntos hace unos días. Nuestra química en la pista tuvo sus altibajos, pero nuestra amistad siempre fue sólida como una roca. De hecho, estoy orgulloso de decir que además de ganar torneos con él, hemos mantenido una batalla paralela en el parchís durante muchos años. Y ese torneo nunca se detiene para nosotros”, transmitió el balcánico por medio de sus redes sociales, en un movimiento que cogió por sorpresa a muchos, pero que en el fondo no deja de ser una prolongación de la estrategia que emprendió hace dos años, cuando comenzó a sustituir las piezas de su mecano.
En aquel momento Nole se desligó del preparador más influyente de su carrera. Marian Vajda, una suerte de padre deportivo. “Aunque dejará el equipo, siempre será familia”, explicaba entonces. Unos meses después, a finales de 2022, el tenista confirmó la salida de Ulises Badio, las “manos mágicas” que le devolvieron a la cumbre cuando había perdido el rumbo, también el apetito. El fisioterapeuta que le clavaba agujas chinas y al que confiaba su corte de pelo, uno de sus confidentes, enfiló la misma puerta de salida por la que en septiembre del curso pasado pasaron Edoardo Artaldi y Elena Cappellaro, la pareja que dirigía todo el plan económico y mediático del campeón de 24 grandes. Ahora el que sale es Ivanisevic, el grandullón que rompía la pelota en el saque y distinguido como el campeón con el ranking más bajo de Wimbledon, en 2001, cuando era el 125º del mundo.
Aunque de puertas afuera no haya trascendido ningún desencuentro, la erosión se había hecho palpable en los últimos tiempos. Después de que el serbio conquistara el Open de Australia de 2023, el técnico expresó que dirigirle era algo así como “entrenar al Real Madrid”, porque “necesitas tener la presión” y “si no ganas uno o dos partidos, te despiden”. Posteriormente, en junio, al éxito de Nole en Roland Garros le acompañaron unas declaraciones en las que Ivanisevic afirmaba: “Novak no es un tipo fácil, digámoslo así. Pero para eso estamos aquí, para poner la espalda y recibir golpes. Para que él se sienta y rinda mejor. A veces no es fácil; de hecho, es complicado. Nos tortura, nos arranca las uñas; muchas más cosas, no puedo decíroslo... Pero todavía estamos aquí, seguimos vivos”, bromeaba entonces, cuando le preguntaban sobre cómo digería los instantes en los que Djokovic volvía la cara hacia el banquillo y, encendido, le apuntaba con los gritos.
Fue en Turín, sin embargo, donde el croata profirió un discurso ante los periodistas que describía a las claras el particular funcionamiento del “genio”. Allí, noviembre, tras perder en el segundo partido de la fase de grupos contra Jannik Sinner y quedar al borde de la eliminación, Djokovic desapareció de la escena. Y su preparador lo contó: “El martes por la noche terminó tarde. Y el miércoles no le vimos en todo el día. No supimos qué estaba pasando hasta el jueves; estábamos en el vestuario y no sabíamos si tendríamos que irnos a casa o que hacer el calentamiento porque jugaría contra Hurkacz”, indicó; “pero, ¿quién soy yo para enfadarme con él? Es el mejor de la historia. Solo me enfada cuando nos grita sin motivo. Es el número uno y siempre quiere más”.
Vajda, Becker y Agassi
A partir de ahí, según informan desde la prensa serbia, todo se complicó. En Melbourne continuó el desgaste y el reciente paso por Indian Wells supuso el definitivo adiós. Algo se rompió. Tras el discreto paso por Australia, donde alcanzó las semifinales, Djokovic sufrió en California una de las derrotas más inexplicables de su carrera —ante Luca Nardi, 18 años, 123º del mundo y menos de una decena de partidos en la élite— y acto seguido renunció a competir en Miami. A pesar de todo, se quedó allí con su esposa y sus hijos para reflexionar, dando paseos por la playa y analizando. En consecuencia, otra decisión trascendental. Sale de su engranaje Ivanisevic, al que incorporó a finales de 2019 como complemento de Vajda, con el objetivo de perfeccionar su saque. El croata relevó en 2022 al esloveno y su llegada supuso el inicio de un lifting que se pronunció a finales del año pasado, cuando el marbellí Carlos Gómez Herrera, hasta entonces amigo y acompañante, tomó las riendas y se convirtió en su agente.
Djokovic ha elevado de la mano de su camarada 12 grandes: cuatro Open de Australia, dos Roland Garros, cuatro Wimbledon y dos US Open. Juntos han alzado además diez Masters 1000 y dos títulos de la Copa de Maestros. Sin embargo, el rey del circuito considera que su realidad actual precisa de otro estímulo que le permita hacer frente al desafío de la última generación, con Carlos Alcaraz y Jannik Sinner al frente. Ambos le discuten el poder, los dos le han ganado y de alguna manera han participado de este último giro. “Con él [Ivanisevic], no solo logramos aportar algo de magia al servicio, sino también muchas risas, diversión y récords. ¿Mencioné también que un poco de drama? Tuvimos altibajos, pero nuestra amistad siempre será sólida”, deslizó el tenista en el comunicado de ayer.
Ahora, la incógnita reside en saber quién emprenderá el reto de mejorar lo difícilmente mejorable. Esto es, reanimar el juego de un fenómeno que después de hacer un paréntesis en su larga experiencia con Vajda se alió durante un par de años con el alemán Boris Becker, en un prolífico dúo —seis majors entre 2014 y finales de 2016— que se desactivó cuando el serbio entró anímicamente en barrena. Después recurrió al estadounidense Andre Agassi, pero el nexo fue pasajero porque, al parecer, no terminaron de encajar. Indudablemente, la maniobra también responde a la búsqueda de un acicate mental. Cerca de cumplir 37 años —lo hará el 22 de mayo—, Nole dice querer invertir más tiempo con su familia y selecciona más que nunca el calendario para preservar lo máximo posible su físico. Según precisa el medio Sport Klub, esta semana se dejó ver por las pistas de una zona boscosa de Belgrado junto a Nenad Zimonjić, un reputado doblista con el que comparte una estrecha amistad, retirado desde 2021.
“Hay una parte de mí que es un competidor feroz, pero al mismo tiempo, estoy tratando de disfrutar más fuera de la pista. Es algo que no he podido hacer durante los 20 últimos años, así que ahora soy más selectivo a la hora de decidir cuándo y dónde compito. Estoy intentando encontrar el equilibrio, porque quizá he sido algo robótico”, expresaba el de Belgrado en Indian Wells. Ahora concentra su preparación en la gira de tierra batida, donde ya no estará Goran, el buen encajador.
DE MAROZSAN A ALEXANDROVA
Al margen de las figuras, este Masters de Miami he dejado dos gratas irrupciones en las rondas finales. A la del húngaro Fabian Marozsan —verdugo de Kovacevic, Rune, Popyrin y De Miñaur, antes del encuentro de este jueves (18.00, Movistar) con Alexander Zverev— se añade la de Ekaterina Alexandrova, quien después de eliminar a la número uno, Iga Swiatek, se deshizo también de la cinco, Jessica Pegula (3-6, 6-4 y 6-4). De este modo, se medirá en las semifinales con Danielle Collins. El otro cruce lo protagonizarán Victoria Azarenka y Elena Rybakina.
Por otra parte, Jannik Sinner y Daniil Medvedev resolvieron sus respectivos compromisos de cuartos y se enfrentarán en la penúltima ronda, el viernes. El primero ganó con holgura al checo Tomas Machac (6-4 y 6-2) y el segundo al chileno Nicolás Jarry (6-2 y 7-6(7). El italiano, de 22 años, es el tenista masculino que más victorias (20) acumula en este primer trimestre de la temporada, por delante del australiano De Miñaur (19).
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