Nadal: “La ilusión no es volver y ganar Roland Garros, que la gente no se equivoque”
El mallorquín dice que su recuperación va bien, apenas ha visto tenis y se “aburre” en los entrenamientos de estos días porque se tiene que “contener todo el rato”
Refugiado en Manacor desde hace ocho meses, cuando disputó su último partido –en Australia, frente a Mackenzie McDonald– y sufrió una seria lesión en el psoas ilíaco que le obligó luego a pasar por el quirófano, en junio, Rafael Nadal se ha dejado caer estos días por Madrid, previo paso por Pedreña, Cantabria, la tierra de Seve. En ambos escenarios, el tenista ha compartido unos hoyos con su amigo Pau Gasol. “Por suerte, desde hace algunas semanas puedo jugar al golf, y al menos es lo único en lo que puedo competir... Me distrae y es necesario”, se consuela el mallorquín, que a falta de raquetazos mata al gusanillo con el palo y que, cuenta en una entrevista concedida a Movistar+, evoluciona positivamente de su último percance físico. Dice Nadal que la cosa va bien, pero ni mucho menos lanza las campanas al vuelo. Como siempre, su cuerpo decidirá. Apenas ha visto tenis –”la final del US Open y la de Wimbledon”– y no ha echado en falta la adrenalina de la competición porque, sencillamente, no ha podido.
“Una vez que no conseguí llegar a Roland Garros, necesitaba hacer un punto y aparte para asegurarme de que me iba a recuperar bien. Así que tomé la decisión de operarme. Los primeros meses han sido complicados, pero después he podido desconectar y estar con la familia. He podido no estar muy pendiente del móvil ni la tele; siguiendo las noticias, pero hasta ahí. Necesitaba desconectar un poco de todo. Yo paso de página rápido. Veo el US Open y no me duele la barriga. No soy de los que piensa: ‘tendría que estar ahí’. Estoy en paz, y vivo las cosas con naturalidad”, introduce el balear en el encuentro con el periodista Juanma Castaño, emitido este lunes por la plataforma. “Según parece, la operación ha salido bien”, precisa el deportista, de 36 años. “Y ahora vivo con dolor, pero controlado. No me amarga la vida. A mí solo me cambia el carácter cuando tengo más dolor de la cuenta”.
Hace cuatro meses, Nadal ofreció una rueda de prensa en su academia, donde dio por finalizada la temporada y también el año, deslizando a la vez que su intención es que el próximo curso sea el último de su carrera deportiva. Hoy por hoy, todo es una incógnita para él, a la espera de que el tiempo ponga las cosas en su sitio y le diga dónde está para tomar una u otra dirección. “Me gustaría volver a jugar y ser competitivo”, transmite. “Pero la ilusión no es volver y ganar Roland Garros o Australia, que la gente no se equivoque; no digo que sea imposible, pero no soy un iluso. Soy muy consciente de las dificultades a las que me enfrento, que son varias. Una es insalvable, que es la edad, y la otra son los problemas que habitualmente no me dejan entrenarme al cien por cien. La unión de las dos cosas hace que aspirar a algunas cosas se antoje muy difícil o casi imposible, pero eso me quita la ilusión de volver a jugar”, remarca Nadal, que disputó su último encuentro el 18 de enero, sobre el asfalto de Melbourne Park.
El deportista salpica de preguntas su discurso –”¿y si realmente no me recupero de la cadera? ¿voy a salir a competir sabiendo que no tengo ninguna opción a nada? ¿y si de repente estoy perfecto? ¿y si de repente me siento bien y me apetece seguir? ¿por qué tengo que decir ahora algo que no sé?”– y rechaza establecer plazos concretos u hojas de ruta específicas. Dice que en noviembre verá algo más de luz y que entonces sabrá mejor por dónde pueden ir los tiros, y que por el momento se ejercita 40 minutos, tres días a la semana, más las horas que invierte entre el gimnasio y la camilla para la recuperación. Insiste el mallorquín en que en el deporte, como en la vida, las cosas son muy cambiantes y que lo que hoy es a, mañana es b, c o d. “No soy negativo, pero soy realista y cauto porque la realidad me ha llevado a eso”, matiza. “Y los Juegos [de París 2024] serían un broche bonito si uno está para que sea un broche bonito”. “No sé dónde voy a jugar mi último partido oficial. Cuando lo sepa, lo diré. ¿Y si de repente mi cuerpo se recupera y me siento con energía para continuar? Yo voy trabajando, y después mi cuerpo y mi cabeza me dirán qué puedo o no puedo hacer”.
Djokovic, “ambición al máximo”
A Nadal, explica, ya no le quedan demasiados amigos en el circuito porque es de otra generación. Así que no ha mantenido excesivo contacto con sus compañeros, aunque “de vez en cuando” ha intercambiado impresiones por teléfono con Roger Federer. Precisamente, el suizo colgó la raqueta hace un año a raíz de una lesión en la rodilla que le impidió continuar la lucha a tres bandas que mantenía con el español y Novak Djokovic. Este último (36 años y 24 majors) acaba de coronarse otra vez en Nueva York, sigue coleccionando hitos y aventaja en dos grandes al balear, quien niega que el récord de los récords le haga perder el sueño. “¿Si me hubiera gustado ser el tenista con más Grand Slams de la historia? Sin ninguna duda, de esto se trata el deporte, de ser lo mejor posible”, se responde a sí mismo. “¿Qué ha sido una obsesión para mí? No. ¿Qué me frustra? Tampoco. Uno no puede estar siempre frustrado por una cosa o por la otra. La vida es como es y cada uno hace lo que puede”, prosigue, detallando a continuación que el propio Djokovic, plusmarca en mano y con todos los números para ganar la partida, podría llegar a vivir frustrado.
“Creo que en ese sentido Novak lo ha vivido de una forma más intensa de la que lo he vivido yo. Para él, creo que hubiera sido una frustración más grande no conseguirlo... Y a lo mejor por eso lo ha conseguido. Creo que ha tenido la capacidad de llevar la ambición al máximo. Yo he sido una persona ambiciosa, pero con una ambición sana que me ha permitido ver las cosas con perspectiva y sin estar frustrado. Es mi forma de vivirlo y de sentirlo”, afirma; “son culturas distintas. Lo he vivido de otra manera y estoy feliz con ello. ¿Qué cambiaría cosas en mi vida? Muchas. He tomado decisiones erróneas”. Por ejemplo, ¿ha forzado Nadal demasiado? “Hace muchos años que juego muy poco, lo que pasa la gente se queda con los recuerdos del comienzo. Si vas a los números, desde hace años soy de los que menos partidos juega del circuito. Pero de eso [cinco años de baja en total como consecuencia de las lesiones] también va el deporte. Él ha tenido un físico o un estilo que le ha permitido jugar más que yo. Yo he hecho lo que he podido, no me puedo reprochar nada. Cuando me he equivocado, lo he hecho pensando que en ese momento hacía lo mejor para mi carrera”.
''Vivo el día a día con la ilusión de darme la oportunidad de tener la opción de decidir''.#NADALenMovistarPlus pic.twitter.com/wYBbVqL8Qm
— Tenis en Movistar Plus+ (@MovistarTenis) September 18, 2023
Nadal no teme el día de mañana porque desde hace años ha ido sentado las bases de su futuro más allá de la competición, y en el presente disfruta de las horas con su hijo Rafael, pese a que cargar con el bebé perjudique a su espalda. A veces sale a pasear con el carrito, “como todo el mundo”, y la rutina actual de ejercicio le “aburre” porque debe controlar cada una de las maniobras. “No es que la pelota vaya lenta, pero no puedo moverme con la intensidad a la que estoy acostumbrado. Me tengo que estar conteniendo todo el rato”, apunta. También ve fútbol, a su Real Madrid; de hecho, la noche anterior presenció en el palco del Bernabéu el triunfo contra la Real Sociedad. Estaría encantado de que el club blanco fichase al francés Kylian Mbappé –”¿a quién no le gusta?”– y, preguntado si le gustaría presidir algún día la entidad, contesta: “No lo sé. ¿Si me gustaría? Creo que sí, pero lo primero, tenemos el mejor presidente posible y después, lo que pueda pensar hoy tal vez no sea lo que piense mañana. La vida da muchas vueltas, uno no sabe si está capacitado para hacer según qué tipo de cosas. Sé más o menos mis limitaciones, y no sé si sería capaz”.
“¿ALCARAZ? LE DIRÍA QUE SIGA MEJORANDO”
Nadal también se refirió en la entrevista concedida a Movistar+ a Carlos Alcaraz, el indiscutible protagonista de este 2023 junto con Djokovic. El murciano de 20 años ha ganado este curso seis títulos y ha liderado el ranking en diversas fases, elevándose como el tenista con el porvenir más brillante.
“No creo que haya ninguna precipitación con él, es lógico. Hay un joven nuevo que llega, que es el número uno y que ha ganado dos grandes. Para mí no es exagerado. Tiene una proyección brutal. Tiene la juventud, la potencia y la ambición. Tiene la proyección de alguien muy grande, pero después, en la carrera de cada atleta pueden pasar muchas cosas que a lo mejor no dependen de uno mismo”, previene.
Aunque no le guste demasiado aconsejar, recomienda al murciano que adopte referencias. “Yo de lo que más he aprendido es de los ejemplos, no de las palabras. Se las lleva muy rápido el viento. Le diría que mejore, que siga mejorando. El tener la ilusión de seguir mejorando es lo que te mantiene motivado. Ir a entrenar por entrenar me aburre profundamente; yo me levanto con la idea de mejorar, y voy siempre a la pista con esa ilusión”.
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