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Benzema y Francia: fin de la historia

El Balón de Oro se despide de la selección ‘bleu’ tras muchos desencuentros

Benzema
La silueta de Karim Benzema durante un entrenamiento de la selección francesa.FRANCK FIFE (AFP)
Marc Bassets

El mensaje es corto y un punto enigmático, pero la intención, clara: “¡He hecho los esfuerzos y los errores necesarios para estar donde estoy hoy y estoy orgulloso de ello! He escrito mi historia y la nuestra llega al final”. Acompaña el mensaje, difundido el lunes en las redes sociales, una foto de su autor, Karim Benzema, con la camiseta de la selección francesa.

Y es así como, un día después de que Francia perdiese en los penaltis la final del Mundial de Qatar ante Argentina, el 9 del Real Madrid, Benzema, termina su carrera con les bleus, la selección nacional. Cuando hace unos días el presidente francés, Emmanuel Macron, le invitó a viajar con él a la final, Benzema lo rechazó, según Le Parisien. Era un indicio.

Es el fin de una historia de rivalidades y rencillas, acusaciones de racismo y un turbio caso de chantaje. Son años de desencuentros que culminan en el divorcio entre el mejor jugador francés de su generación y la —probablemente— mejor selección de Francia de la Historia.

Benzema (Lyon, 35) habrá disputado 97 partidos con la selección y marcado 37 goles, pero, a menos que cambie de opinión, quedará para siempre como un superlativo jugador de clubes y un fallido futbolista con su equipo nacional. En octubre tocó el cielo al obtener el Balón de Oro que le consagraba en la cumbre del fútbol mundial, el primer francés en obtener el trofeo desde su mentor, Zinedine Zidane. Con el premio, redondeaba un palmarés impresionante que incluye cinco Champions con el Real Madrid. Al mismo tiempo, la Francia que se alzó con el Mundial de Rusia en 2018 y la que estuvo a punto de repetir este domingo en Qatar, fueron trenes que para él pasaron de largo.

El portazo de Benzema a les bleus no parece una reacción en caliente de un deportista despechado por no haber podido participar en la máxima competición en su disciplina. El resentimiento se fraguaba desde hacía tiempo; años, en realidad. Y era mutuo.

Los motivos eran extradeportivos y deportivos. El caso de la cinta sexual de un excompañero en la selección, Mathieu Valbuena, explica en parte lo que ocurriría después. Benzema fue condenado en 2021 a un año de prisión con suspensión de pena por complicidad en el chantaje al que Valbuena fue sometido por unos delincuentes. Todo se torció a partir desde que en 2016 se conoció el papel del madridista en el chantaje.

El seleccionador, Didier Deschamps, no volvería a llamar a Benzema hasta la Eurocopa de 2021. Karim Benzema, que es de origen argelino, llegó a acusar a Deschamps de “ceder a la presión de una parte racista de Francia”.

Sin Benzema, las cosas no le fueron nada mal a Francia: se proclamó campeona del mundo en 2018. Y a la inversa. Tres años después, con Benzema, Francia quedó eliminada en octavos de final de la Eurocopa. El mal rollo se había instalado en el vestuario, por razones personales que se arrastran desde el caso de la cinta sexual, pero también deportivas. Simplemente, no acababa de encajar en el engranaje, según algunos de sus colegas.

“[Benzema] creó un desequilibrio táctico en nuestro juego”, escribió en un libro autobiográfico Olivier Giroud, que competía por el mismo puesto de delantero y se vio apartado con el regreso de Benzema. “No era culpa suya, pero era dolorosamente obvio. Perdimos fuerza colectiva. Este súbito desequilibrio fue lo que dañó al equipo”. En una entrevista con la publicación The Athletic, completó: “Tácticamente, cambiamos respecto al Mundial [2018], y no fue fácil adaptarse porque no estábamos jugando del mismo modo”.

La convocatoria para Qatar, este otoño, devolvió al flamante Balón de Oro las esperanzas de reconciliarse con el equipo de Francia y desquitarse de la ausencia en el Mundial de Rusia. La alegría duró poco. Viajó al emirato con todos sus compañeros y se entrenó, primero en solitario, pues ya arrastraba molestias musculares, después con el grupo. Pero en la primera sesión colectiva sintió un pinchazo en el muslo izquierdo, los médicos lo examinaron y Deschamps decidió prescindir de él, en contra del criterio del interesado. Hizo las maletas y de madrugada se volvió a Madrid sin siquiera despedirse de sus compañeros.

Unos días después, L’Équipe explicaba que, tras la marcha de Benzema, el ambiente francamente había mejorado. Más cohesión, más buen rollo. “Según numerosos testimonios, hay un antes y un después en la vida del grupo desde la marcha de Benzema”, escribió el diario francés. “En el hotel, la atmósfera parece más ligera”. L’Équipe añadía que, desde el punto de vista deportivo, sin Benzema todo se había vuelto más fácil para Deschamps, al colocar a Giroud como delantero centro y consagrar al joven Mbappé como líder y estrella indiscutible.

La derrota quizá abra el debate sobre si el resultado habría sido distinto con un crack como Benzema en el césped, pero la idea que transmitían estas informaciones era que, sin él, la selección vivía mejor.

Ahora también él ha concluido que vivirá mejor sin la selección. En enero, puede haber más cambios: Deschamps anunciará si renueva o si, tras diez años en el cargo, cede el paso a otro entrenador.

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Sobre la firma

Marc Bassets
Es corresponsal de EL PAÍS en París y antes lo fue en Washington. Se incorporó a este diario en 2014 después de haber trabajado para 'La Vanguardia' en Bruselas, Berlín, Nueva York y Washington. Es autor del libro 'Otoño americano' (editorial Elba, 2017).

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