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Busquets, el capitán con estilo y sin hinchada deja la selección

El medio, representante del juego de posesión cuestionado en Qatar, abandona el combinado nacional sin esperar a De la Fuente

Sergio Busquets
Sergio Busquets, antes del partido de octavos contra Marruecos.Neil Hall (EFE)
Ramon Besa

Quizá porque nunca fue rápido y necesitaba tener el control del partido, Sergio Busquets se ha anticipado siempre a la jugada, también a la del escrutinio sobre su presencia o ausencia en la primera lista del seleccionador Luis de la Fuente. El capitán ha anunciado a los 34 años que deja la selección española después de 143 partidos y dos goles desde que debutó el 1 de abril de 2009 en un partido clasificatorio para el Mundial 2010. El rival fue entonces Turquía y el último ha sido Marruecos. La selección magrebí derrotó a España en los octavos de final de la Copa del Mundo de Qatar. El partido se revolvió en la tanda de penaltis y el último de los tres lanzadores que falló fue Busquets. Aquel error y el acierto posterior de Achraf Hakimi desencadenaron los acontecimientos para España: la eliminación, la no renovación de Luis Enrique, su sustitución por De la Fuente y la retirada de Busquets.

Luis Enrique había dicho que intentaría convencer a Busquets para que disputara el próximo Mundial y De la Fuente anunció que tenía una conversación pendiente con el capitán y también con los más veteranos después de ser señalado como el técnico apropiado para dirigir a los jóvenes españoles presentes en Qatar y que ya había entrenado en la selección sub-21. Busquets, sin embargo, no quería que se especulara más con su futuro y tomó la delantera con un anuncio que por lo demás ya se esperaba por su vinculación precisamente con Luis Enrique. Al jugador catalán se le asociaba con el anterior seleccionador y también a la posesión y a un estilo de juego muy cuestionado en el torneo como fue el de los mil pases para no llegar a la portería de Japón ni a la de Marruecos. El periodismo de datos y las sensaciones se combinaron para jugar en contra de la continuidad de un jugador que en junio próximo podría abandonar también el Barcelona.

Muchos analistas aseguran que el fútbol viaja a una velocidad imposible para Busquets. Tampoco habrá muchos aficionados que salgan en su defensa porque siempre ha sido un jugador sin hinchas propios si se exceptúa a los seguidores del Barça y de Guardiola. El hoy técnico del City fue su descubridor después de pasar desapercibido por la Masia, siempre apegado a su barrio de Badía, hijo de aquel excéntrico portero que jugaba con pantalón largo en los tiempos de Cruyff. El propio Cruyff bendijo a Busquets en su debut el 13 de septiembre de 2008 contra el Racing. Sergio, como así ponía en su camiseta, fue la extensión de los entrenadores y el facilitador del juego para sus compañeros, un personaje alejado del boato de la grada y del ruido de las redes sociales, anónimo hasta el punto de que no se sabe de nadie que se haya peleado por un cromo o un póster de Busquets.

“Si fuera jugador me gustaría parecerme a Busquets”, respondió Vicente Del Bosque, el seleccionador que defendió su alineación en el Mundial de Sudáfrica 2010 cuando se dudada de su incompatibilidad con Xabi Alonso y de su futuro como sustituto de Marcos Senna, campeón con Luis Aragonés en la Eurocopa de 2008. La selección ganó aquella Copa del Mundo 2010 con Busquets y Xabi Alonso y también la Eurocopa 2012. Busquets disputó cuatro Mundiales, tres Eurocopas, hubo que convencerle para que no jugara también los Juegos de Londres 2012 y fue titular con Del Bosque, Lopetegui, Hierro, Robert Moreno y Luis Enrique.

El currículo de la absoluta fue tan abundante como exiguo fue el de la sub-21 (tres partidos). Invisible en la victoria, Busquets cargaba con la derrota hasta capitular en Qatar. Nunca fue un futbolista como tal sino un metrónomo y, por tanto, fácil de ser señalado como el culpable cuando fallaba el juego de posición, la velocidad de balón y la finura en el pase como ocurrió contra Marruecos. Tener la pelota no es sinónimo de victoria y menos en el Mundial de Qatar. La máquina se estropeó, los automatismos fallaron y Busquets recuperó la humanidad del perdedor a pesar de no tener la virtud del ganador, ni en la selección ni tampoco en el Barça.

El suyo ha sido un liderazgo sin estridencias ni visibilidad porque no se nuestra sino que se nota, razón de más para reparar en su obra y un legado que seguramente queda a pies de Rodri y Zubimendi. Aunque el capitán Busquets se va después de la no renovación del seleccionador Luis Enrique, el debate sobre la figura del mediocentro sigue vigente en España. La discusión en el Barça, mientras, continuará hasta que quiera Busquets. No es un contencioso cualquiera porque Busi no se parece precisamente a Guardiola ni tampoco a Milla ni a Edmilson o Márquez.

La figura del 4 ha dado mucho que hablar en la selección y en el Camp Nou desde que Cruyff alineó a Milla nada más llegar al Barcelona y después fichó a Koeman. Xavi estuvo a punto de salir hacia Milán antes de triunfar con Luis Aragonés en la Eurocopa 2008 porque se le comparaba con Guardiola. El fútbol azulgrana partió de los interiores Xavi e Iniesta cuando el entrenador encontró a un equilibrador como Busquets. A día de hoy todavía se sigue buscando en el Barcelona cuál es el sitio ideal para Frenkie de Jong.

Los números del Mundial obligan a reparar sobre la función de los centrocampistas y la tenencia del cuero después de admitir que Busquets ha sido pieza capital en la articulación del juego de aquella España que llegó a ser copiada por Alemania, también eliminada en Qatar.

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Ramon Besa
Redactor jefe de deportes en Barcelona. Licenciado en periodismo, doctor honoris causa por la Universitat de Vic y profesor de Blanquerna. Colaborador de la Cadena Ser y de Catalunya Ràdio. Anteriormente trabajó en El 9 Nou y el diari Avui. Medalla de bronce al mérito deportivo junto con José Sámano en 2013. Premio Vázquez Montalbán.

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