Scaloni: “Leo es el mejor de la historia”
El seleccionador argentino, compatriota de Maradona, le regala el gran elogio al astro, que destaca la gran preparación de los partidos del técnico
El arranque de partido, de nuevo con Argentina por medio, volvía a discurrir en medio de otra nada y su hinchada, un no parar en cada rincón de la ciudad, se anestesió. Cómo iría la noche en Lusail. Nadie lo podía imaginar entonces, pero aquel remanso se terminó convirtiendo en un guiño (involuntario) a Julián Álvarez, el chico callado de la Albiceleste, el que habla poco fuera y cada vez más dentro del campo. Con él empezó Messi a agarrar su segunda final de un Mundial, la sexta de la selección (dos títulos). La última oportunidad para el 10 de llegar al único cielo que le importa a los 35 años tras acabar por los suelos en 2014. Antes, eso sí, se regaló una jugada de postal.
“El primer partido [derrota contra Arabia Saudí] fue un golpe muy duro”, admitió La Pulga. “Veníamos de 36 sin perder y empezar el así Mundial con un rival que nadie pensaba que íbamos a caer nos obligó a jugar todo finales”, valoró la estrella, otra vez elegido el hombre del partido y con bastantes ganas de hablar.
No ahorró elogios para Lionel Scaloni, cuestión nada baladí en su caso. ”[El equipo] tiene un cuerpo técnico muy bueno que no deja nada al azar. Cada detalle te lo hace saber y luego pasa. En ningún momento estamos perdidos”, subrayó. Y puso como ejemplo la semifinal. “No nos desesperábamos cuando teníamos que correr y nos movían de un lado a otro. Sabíamos que podía ser una fortaleza nuestra porque los tres del medio [Modric, Kovacic y Brozovic] son muy desordenados para tener la pelota y dejaban muchos espacios. Este grupo sabe leer los partidos y sabe cuándo tiene que sufrir”, desarrolló Messi.
Y de elogio a elogio. Scaloni, compatriota de Diego Armando Maradona, sentenció en vísperas de la final: “Messi es el mejor de la historia. Parece que lo decimos porque somos argentinos y pecamos un poco de egoísmo, pero no hay ninguna duda. Es emocionante”, comentó.
La noche que inauguró Julián Álvarez dejó un buen surtido de récords del 10. En el primer segundo, igualó al alemán Lothar Matthäus como el jugador con más partidos mundialistas (25). Con el 1-0, superó a Gabriel Batistuta y se colocó como el máximo anotadora de Argentina en las Copas del Mundo (11). Un tanto que también le valió para otra pequeña gran cima: desde que hay registros (1966), ningún futbolista ha marcado o asistido en más encuentros diferentes de la gran cita (13, igual que el brasileño Ronaldo). Metas volantes en su expediente, en todo caso, ante la cita del domingo.
El choque había arrancado con algo inquietud para el astro. Aún con 0-0, en medio de ese momento valle en las gradas, la masa andaba inquieta. La Pulga se llevó varias veces la mano al isquiotibial izquierdo. Incluso se llevó las manos a la cara. Falsa alarma. Dos carreras posteriores rebajaron la tensión y Gvardiol, maltratado en el 3-0 en una de las acciones del Mundial, lo confirmó después.
¿Sería capaz Messi de seguir haciendo prácticamente todo en ataque? La duda flotaba y la respuesta la tuvo Julián Álvarez, uno de los jugadores, junto a Enzo Fernández, que tomaron el once de Scaloni después del disgusto contra Arabia. Le marcó a Polonia y Australia, y este martes se coronó. Penalti forzado y doblete. Cuatro tantos en Qatar, uno de los pocos que ha aliviado la mochila anotadora de Messi.
Primero Lovren y Gvardiol, los dos centrales balcánicos, le abrieron un océano y el paraíso para que el delantero del City encarara a Livakovic y este le hiciera penalti. Y cinco minutos más tarde, la gran carrera de gloria del citizen. Robó Argentina en su área, Messi despejó la primera barrera y Álvarez se lanzó él solo desde la medular. No fue una cabalgada limpia, pero fue saliendo vencedor de cada duelo hasta que se citó con el meta. Y ahí ya no tuvo piedad. De la nada al 2-0 en dos parpadeos, definición de Argentina. Casi siempre con Messi y esta vez con el jugador del City como lanzadera.
Ya con la vaquilla toreada, el 10 le agradeció la faena a Álvarez regalándole el doblete y obsequiando al mundo una acción de bandera. Si Gvardiol quedó en mal lugar en la jugada que precedió al penalti del primer gol, en el tercero acabó tratado como un trapo. Arrancó el astro pegado a la línea de cal en línea de tres cuartos y jugueteó con el central las veces que quiso. Arrancaba, paraba, le burlaba, le regateaba... Un prodigio. El penúltimo baile de Messi ante uno de los jóvenes sobre los que había puestos más ojos. Se lo comió para cenar. Cuando se deshizo del croata, asistió a Julián Álvarez. Tomala, pibe.
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