A Modric solo le faltó marcar contra Marruecos
Croacia no pudo con Marruecos en un partido abierto y marcado por la omnipresencia del jugador del Madrid
Luka Modric es un futbolista sensacional con Croacia o con el Madrid. El centrocampista de Zadar es tan completo y metaboliza tanto el juego para bien que incluso se espera que meta el gol del triunfo de su equipo ante la falta de pericia de Perisic, Kramaric o Livaja. No pudo marcar Modric y Croacia empató a cero contra un rival endemoniado como Marruecos. La subcampeona mundial, ahora mismo en pleno proceso de transición de la mano de Dalic, se aplicó con tanto interés como poco desequilibrio, reducida por un adversario solidario y animado por su hinchada en Al Bayt. Ni los jóvenes ni los veteranos croatas lograron templar y desenredar un partido vivo, descontrolado y al final amarrado por Marruecos.
La cita fue agradecida de inicio, nerviosa y vertiginosa, muy liberados los dos equipos, como si no perteneciera al Mundial. Marruecos tembló por momentos con la pelota y encadenó tres pérdidas no forzadas que no pudieron acabar los sorprendidos delanteros de Croacia. A la que consiguió pasar la divisoria, sin embargo, se asentó porque abrió bien el campo por los costados con los laterales, preferentemente por el del Achraf, utilizó con mucho sentido los cambios de orientación y advirtió de que tenía talento para intimidar a la subcampeona de Rusia. Ziyech, en cualquier caso, tuvo mucho menos protagonismo que Modric, omnipresente y luminoso, un bailarín también en Qatar.
A sus 37 años, Modric ha alcanzado una madurez tan admirable que dan ganas de parar el tiempo para que no envejezca, tan exquisito con el interior como el exterior del pie, y clarividente para acompañar la jugada o filtrar el pase definitivo con independencia de quien sea el rival, también ante Marruecos. El luminoso volante del Madrid llenó la cancha, siempre inteligente en la lectura de juego, tan importante en ataque como en defensa porque no acababa de encontrar socios para enfrentar a Bono. A Croacia le tocó achicar durante un buen trecho de partido, enfilada por Achraf. A Marruecos le faltó entonces remate para culminar su fútbol de bricolaje y no pudo evitar la reacción de Croacia.
El equipo de Dalic dispuso de dos oportunidades antes de alcanzar el descanso después de un entretenido ir y venir, la primera de Vlasic resuelta por Bono y la segunda del participativo Modric. Aunque no era fácil atacar a Marruecos, ordenado y con una buena defensa de ayudas, Croacia percutía con más tino, sobre todo cuando el pasador o tirador era Modric. No alcanza con tener la posesión si falta profundidad y precisión y el único futbolista creativo era el medio del Madrid. A pesar de que Ziyech pasó de puntillas por el encuentro y de que se lesionó Mazraoui después de un cabezazo que pudo acabar en gol, Marruecos no se rindió, agresivo con el balón, intimidador en el estadio Al Bayt.
La presencia de Abde, un regateador descarado con facilidad para el tiro, aumentó la peligrosidad del equipo de Regragui cuando intentaba dominar Croacia después de un tiro de falta de Achraf. Los muchachos de Dalic no pararon de darle vueltas al partido sin encontrar la salida, muy presentes en la cancha de Marruecos y al mismo tiempo amenazado por Abde. El extremo, vertical y veloz, no consiguió culminar ninguna jugada en el arreón final marroquí y se enredó en cada dribling después de ser bien defendido por el experto Lovren. El partido se apagó sin más mientras los aficionados debatían sobre la última reflexión de Modric: “Si ganamos el Mundial, podría retirarme” afirmó ya en Qatar.
Aunque se sabe de la facilidad calculadora de Croacia, no se sabe cómo acabará el torneo, pero Modric debería jugar siempre porque consigue que partidos como el disputado ante Marruecos, falto tanto de grandes ocasiones como de pausa y continuidad en el juego, valgan la pena para disfrutar de su fútbol, símbolo del talento a sus 37 años. Dalic no puede esperar en cualquier caso que el gol también lo marque Modric.
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