Una preparación tan atípica como el Mundial
La selección española inicia su puesta a punto para Qatar más enfocada en afinar los aspectos tácticos que los físicos
Un aire festivo invadió el primer entrenamiento de la selección española con vistas al Mundial de Qatar. La lluvia otoñal contribuía a empapar el cuidado tapete de hierba que ya habían humedecido los aspersores cuando comenzó a sonar por megafonía el Toke de la eurovisiva Chanel, convertido en el himno oficial de España durante la cita mundialista. Los operarios y parte del cuerpo técnico se habían ocupado antes de ultimar la colocación de los conos y de seis muñecos metálicos antes de que Luis Enrique y sus futbolistas pisaran el campo de entrenamiento.
Robert Sánchez, Jordi Alba y Nico Williams encabezaban el grupo cuando el reguetón popero de Chanel empezó a tronar. El seleccionador fue el último en salir y en posar junto a la cantante bajo un paraguas. Tenían prisa los jugadores por comenzar el entrenamiento y obviaron las palmas de reclamo del técnico para otra fotografía junto a la solista y miembros de su cuerpo técnico. Había un aire de cierta vergüenza ajena en el vacío de los futbolistas al seleccionador.
La de ayer fue la primera de las sesiones de trabajo de las que muchas tendrán poco que ver con las que se realizan cuando una Copa del Mundo o una Eurocopa cierran la temporada futbolística en junio. En noviembre, el depósito de los jugadores está en sus máximos. Los internacionales españoles, como los del resto de las selecciones, llegan a priori en un punto óptimo de forma. Los preparadores físicos de sus clubes han ignorado la cita mundialista en el diseño de la temporada. “La orden generalizada en los equipos”, admiten en la federación, “era la de disputar a tope las competiciones en las que estuvieran implicados. Los clubes miran por sus intereses y sus preparaciones han ido encaminadas a eso”. Otra fuente federativa, inmersa en el día a día de un club de Primera División, asegura que “la preocupación de los equipos ha estado siempre en cómo llegarán los jugadores después del Mundial, no antes”. Esto ha dotado a esta Copa del Mundo de una particularidad singular. La mayoría de los futbolistas participantes llegan en un pico alto de forma.
La contabilidad de minutos disputados que habitualmente computa Luis Enrique junto al preparador físico Rafael Pol y los servicios médicos federativos no tendrá la misma trascendencia a la hora de diseñar cargas de trabajo tanto colectivas como individualizadas. “Si acaso, alguno ha podido llegar un poco pasado de rosca, pero será una excepción”, abundan las mismas fuentes. A este primer entrenamiento faltó Morata, aquejado de un golpe en la cadera por el que no jugó con el Atlético en Copa. Sí lo hizo en el duelo copero Marcos Llorente, otro ausente junto a Azpilicueta en la primera sesión.
“Si hubiera sido un Mundial clásico podríamos haber preparado algo en dos o tres semanas, pero en este caso, estamos prácticamente a la mitad de la temporada, no vamos a trabajar a nivel físico más de lo que consideremos. A nivel táctico trabajaremos como siempre, en el campo y con vídeos, y poco más. La idea es generar lo que pasa cuando vienen a la selección, que juegue el que esté mejor”, aseguró Luis Enrique tras anunciar el pasado viernes la lista de 26 jugadores. Los trabajos serán más destinados a afinar la propuesta táctica que a generar fondo, fuerza y resistencia. El preparador asturiano ya lo mostró en esta primera sesión, incentivando las circulaciones rápidas.
Una de las grandes preocupaciones, la humedad, puede quedar minimizada si los sistemas de refrigeración de los estadios funcionan. La organización catarí se ha preocupado muy mucho de que tanto la temperatura como los niveles de humedad no graven el rendimiento de los futbolistas. Los estadios fueron diseñados cuando el Mundial iba a disputarse en junio y fueron equipados para mitigar los más de 40 grados de media que convierten a Qatar en un irrespirable horno durante la época estival. Fue en 2015 cuando la FIFA decidió trasladar las fechas a noviembre y diciembre. Para entonces, ya se habían iniciado las obras de la mayoría de los ocho ultramodernos coliseos, que mantendrán una temperatura algo por encima de los 20 grados. Será en los entrenamientos cuando los jugadores puedan acusar más el calor y la humedad.
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