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Del ‘harakiri’ de Suzuki al suplicio de Honda y Yamaha: así sobreviven a la frustración Joan Mir y Álex Rins

El hundimiento de las fábricas japonesas subraya la capacidad de resiliencia de quienes fueron campeones del mundo de MotoGP en 2020

Alex Rins en el garaje antes del calentamiento del GP de Las Américas el pasado 14 de abril.
Alex Rins en el garaje antes del calentamiento del GP de Las Américas el pasado 14 de abril.David Buono (Icon Sportswire/Getty Images)

Pasada ya la triste resaca del gran premio de casa, las fábricas japonesas encaran este final de curso con resignación ante la falta de competitividad de su propuesta, incapaz de encontrar brotes verdes esta temporada. En Motegi, los pilotos y responsables de Yamaha y Honda volvieron a lamentar su profunda crisis deportiva tras haber firmado sus mejores resultados del año en Indonesia: un séptimo para Fabio Quartararo, campeón del mundo en 2021, y un noveno para Johann Zarco. Nada del otro mundo. El último podio para ambas marcas llegó de la mano de Marc Márquez, a días de su divorcio, hace más de un año.

“En una situación así, te cuesta dar el 100%, aunque lo intentas con toda el alma. Las caídas, los problemas… quizás hacen que siempre te dejes un poquito dentro de la pista”, reconoce Joan Mir, campeón del mundo en 2020 con Suzuki. De la noche a la mañana, él y Álex Rins, por entonces su compañero de equipo, se vieron sorprendidos por el ‘harakiri’ de la fábrica de Hamamatsu, que bajó la persiana de su proyecto en la categoría reina en 2022, cuando todavía ganaban carreras. “Pues vaya, tanto que nos quejábamos y resulta que la moto no iba tan mal”, le dice el catalán al mallorquín cuando se cruzan por el ‘paddock’. Reír por no llorar.

“Ahora nos reímos, sí, porque cuando estábamos allí éramos muy críticos y había momentos en que nos quejábamos por todo”, rememora Mir a las puertas del GP de Australia. “Ahora valoramos todos esos momentos y los piques que teníamos entre ambos. En el fondo, estuvimos luchando por el Mundial dos de los cuatro años que estuve con ellos. Cuando Suzuki anunció que lo dejaba, estábamos peleando por los puestos de arriba, y recordar esos buenos momentos, en el fondo, te permite seguir peleando”, añade.

“Llevamos muchas carreras atrás, sin sacar la cabeza con un ‘top 5′, un podio o una victoria. No es fácil, requiere mucha fuerza mental. Lo fácil es excusarse en la moto y su nivel para dejarse llevar un poco, dejar de entrenar o sacrificar menos por el deporte”, apunta Rins, que estuvo un año en Honda y luego dio el salto a Yamaha esta campaña. “Tengo mis técnicas para aliviar la frustración, claro. Estás pilotando y no entiendes qué está pasando, por qué no puedes dar más con la moto. Tras ganar en Valencia 2022 en la última carrera con Suzuki, cuando subí a la Honda estaba rodando segundo y medio más lento. Tienes que saber cómo centrarte y encarar situaciones así”.

Max Bartolini, nuevo director técnico de Yamaha, procedente de Ducati, asegura que la resurrección nipona puede tardar en llegar entre dos y tres años, prácticamente coincidiendo con un cambio de reglamentación absoluto en el campeonato. “Puede parecer demasiado, pero una vez estás dentro entiendes el trabajo que requiere. Se trata de creer en el proyecto y seguir currando”, asegura el barcelonés, con seis victorias y 18 podios en la categoría reina. En la misma línea, Honda ha fichado a otro ingeniero italiano, Romano Albesiano, para intentar dar un empujón significativo al proyecto.

La promesa de tiempos mejores alimenta la resiliencia de ambos pilotos, que han renovado hasta 2026 con sus respectivas marcas. “He tomado el camino difícil porque creo en el proyecto. Me está costando unos años de mi trayectoria deportiva a nivel de resultados, pero he decidido quedarme porque he visto una evolución y movimientos que hasta ahora no habían existido. Si soy capaz de aguantar y lo sacamos adelante, seré el tipo más feliz del mundo”, comenta Mir, de 27 años. “Aunque pensaba que sería más fácil, que estaríamos más cerca, lo que he podido ver hasta ahora es que están trabajando muy fuerte. Se están trayendo muchas soluciones en las pruebas, y sabemos que no vamos a encontrar el segundo y pico que nos falta con una sola. Se trata de ir cuadrando varias cosas y tener paciencia”, concluye Rins, de 28.

El que fuera jefe de equipo de ambos en Suzuki, Davide Brivio, apunta que los japoneses deberán buscar cambios más allá de la procedencia de los ingenieros. “Los europeos cambian los planes sobre la marcha, rápido, mientras las compañías en Japón trabajan bajo un proceso, un sistema muy arraigado desde hace muchísimos años”, comenta el actual responsable del equipo satélite de Aprilia. “Puede sonar extraño, pero aunque en Japón hay gente muy apasionada, esto lo tratan como un trabajo más en una vida laboral muy larga. Los europeos, los italianos o los españoles, llevan las carreras en la sangre, son pura adrenalina y lo dan todo por la victoria”, zanja.

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