Femke Bol, la corredora de Países Bajos a la que sus compañeras apodan Bambi
Actual campeona del mundo de 400 metros vallas, ha conseguido ya una medalla de oro en relevos 4 x 400 mixtos y aspira a conseguir al menos otra
La corredora neerlandesa Femke Bol, de 24 años, vigente campeona del mundo de 400 metros vallas y con el mismo título -en pista cubierta- en 400 metros, ha dejado ya una imagen para la gloria en los Juegos Olímpicos de París. El pasado 3 de agosto, y en la final de 4 x 400 mixtos, otra de sus especialidades, remontó desde una cuarta plaza en la última posta y ganó la medalla de oro para su equipo. Con un estilo en apariencia sereno, parece que Bol no va deprisa en la pista. Sin embargo, su forma de acelerar a unos 200 metros de la meta es ya uno de los momentos más esperados de las pruebas que disputa.
Este martes, a las 20.07, está prevista la semifinal de los 400 metros vallas. Bol tendrá una contrincante especial en su disciplina. Es la estadounidense Sydney McLaughlin-Levrone, de 24 años y actual campeona olímpica. Cuando Bol ganó en los Mundiales de Budapest en 2023, su rival no participaba en la carrera. Son las dos mujeres más rápidas de la historia en esta especialidad, y se espera que ambas lleguen a la final del próximo jueves.
La atleta neerlandesa, que mide 1,84, empezó a correr a campo a través cuando era una niña de primaria. Su escapada del 3 de agosto en el Estadio de Francia no sorprendió a su mejor amiga de la infancia, Fleur Praas. De pequeñas corrían por diversión y ganaban algunas medallas. En una de esas competiciones, Femke, que tenía 14 años, la adelantó para siempre. “A partir de entonces ya solo vi su espalda”, ha recordado Praas. “Cuando estaba creciendo podía ser algo torpe en mis movimientos y he practicado mucho la coordinación”, ha explicado la atleta. De ahí el apodo de “Bambi”, el ciervo de la película de Walt Disney, que era un corzo en la novela original del austriaco Félix Salten.
A los 15 años, Bol ganó ya su primer título nacional oficial en los 400 metros y en la categoría B junior. Desde ese momento, empezó a conseguir premios nacionales y luego europeos. Fue medalla de bronce en 400 metros vallas en los Juegos Olímpicos de Tokio de 2020, celebrados en 2021 debido al coronavirus. Obtuvo tres medallas de oro en el Campeonato de Europa de Atletismo en 2022. Y el año pasado batió el récord mundial de 400 metros en pista cubierta. Como resultado, fue nombrada Atleta del Año tanto a escala nacional como europea. En ese momento, Usain Bolt, el legendario velocista jamaicano, la felicitó: “Sé lo mucho que has trabajado para llegar aquí”, le dijo, en una videollamada. En broma, pidió luego a Bol que dejase “la medalla de oro para Jamaica la próxima vez”.
En el atletismo hay dos carreras que quitan la respiración: el relámpago de los 100 metros lisos que Usain Bolt dominó durante años, y esas donde el vencedor viene desde atrás y supera a sus competidores hasta cruzar el primero la meta. En París, en la pasada final de 4 x 400 mixtos, Femke Bol recibió el testigo de manos de su compatriota masculino, Isaya Klein Ikkink, y salió en cuarta posición. Era la última posta e iba a gran distancia de la primera situada, la estadounidense Kaylyn Brown. La suerte parecía echada, pero la neerlandesa empezó a acelerar y adelantó a la tercera corredora y luego a la segunda. A treinta metros de la meta, con el estadio rugiendo y los comentaristas deportivos internacionales ya afónicos, la atleta superó a la estadounidense y dejó el crono en 3:07, 43. Era récord de Europa y tres centésimas por encima del récord del mundo, que había batido Estados Unidos en las eliminatorias de la misma prueba.
Los saltos de alegría del conjunto de Países Bajos, y los abrazos de consuelo de sus incrédulos rivales estadounidenses reflejaron la intensidad del inesperado momento. Para Bol, que sacó “toda mi rabia cuando compito y la dejo estar en cuando cruzo la meta”, como explicó luego, supuso también cerrar la herida del relevo mixto del Mundial de Budapest. En 2023 tropezó a 10 metros de la meta cuando iba primera y estaba a punto de batir el récord del mundo.
Nacida en la ciudad de Amersfoort, en el centro de Países Bajos, sus padres suelen acompañarla a las competiciones. También lo hace su hermano mayor, Jeroen, de 26 años, que da clases en un colegio de Primaria. Cuando empezó a sobresalir, Femke Bol se trasladó a una residencia neerlandesa para atletas de alto nivel. “Ya no pienso que es el fin del mundo si hago un mal entrenamiento”, declaró en 2022 a la revista deportiva Helden (Heroes). A pesar de sus éxitos actuales no se olvida de que al principio no era el talento del club, “así que es fantástico que una chica corriente [como yo], que no siempre era la mejor, llegue a la cima”, dice en la misma entrevista.
Su pareja es el pertiguista belga Ben Broeders, de 29 años, “que entiende lo que implica el deporte y sus horarios”. Por otro lado, ella sabe que el atletismo de alto nivel tiene un límite. Por eso estudia Comunicación en la Universidad de Wageningen, un centro que le permite adaptar las asignaturas al ritmo de los entrenamientos. “Quiero encontrar una nueva pasión cuando todo esto haya pasado e intentar trabajar, porque hay vida después”, asegura en Helden. “Atención: Femke Bol empieza a acelerar”, advierten los comentaristas cuando las carreras en las que participa se acercan a la meta.
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