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Amélie Oudéa-Castéra, ministra francesa de los JJ OO: “No habrá ni himno ni banderas rusos”

La máxima responsable de París 2024 en el Gobierno de Francia aborda en una entrevista con EL PAÍS las amenazas y riesgos a cien días de su apertura y defiende que no haya veto a Israel

La ministra francesa de Deportes y Juegos Olímpicos y Paralímpicos, Amélie Oudéa-Castera, en su despacho el pasado 8 de abril.
La ministra francesa de Deportes y Juegos Olímpicos y Paralímpicos, Amélie Oudéa-Castera, en su despacho el pasado 8 de abril.Samuel Aranda
Marc Bassets

Faltan poco más de cien días para París 2024: la recta final después de casi una década de preparativos. En la sede del Ministerio francés de Deportes y de los Juegos Olímpicos y Paralímpicos reina la calma. Si hay nervios, no se notan. O la procesión va por dentro.

El 26 de julio es la ceremonia inaugural y, ante un acontecimiento lleno de peligros, y en un contexto internacional tenso, la máxima responsable de la cita olímpica en el Gobierno francés resume así su estado de ánimo: “Entusiasta, combativa, impaciente”.

En su despacho, la ministra francesa de Deportes y Juegos Olímpicos y Paralímpicos, Amélie Oudéa-Castera, anunció esta semana a EL PAÍS y los medios de la red europea LENA que, a poco más de tres meses de la novedosa ceremonia inaugural con barcos en el río Sena, el Gobierno “sigue de cerca la evolución de la amenaza” y “se deja hasta el fin de la primavera para hacer ajustes eventuales”. Aseguró que las escenas de caos y delincuencia en la final de la Champions Real Madrid-Liverpool de 2022 ―un fiasco organizativo que no anticipaba nada bueno para los JJ OO― no se repetirán: “Aquella final había sido insuficientemente preparada y anticipada, y mal gestionada en el día D.”

Oudéa-Castéra (París, 46 años) afirmó que, entre los riesgos, figuran los ciberataques y que el Gobierno se prepara “en caso de crisis significativa sobre los sistemas de información”. Dijo que, ni en la ceremonia inaugural ni durante las competiciones se verán símbolos rusos ni bielorrusos: “Ni himno ni bandera.” Defendió que el veto a los atletas de estos países —podrán participar bajo condiciones estrictas— no es aplicable a los israelíes, como piden algunos.

“Hay que ser a la vez respetuosos y comprensivos con las emociones de cada uno y, al mismo tiempo, reunir las condiciones para que, en este mundo fracturado, el deporte permite estas grandes citas alrededor de los valores de paz y concordia”, dijo la ministra de los JJ OO. Y recordó que una resolución de la Asamblea General de ONU prevé una tregua olímpica, antes de añadir: “Queremos que sea respetada”.

En la Francia de las huelgas y manifestaciones ―el verdadero deporte nacional, se dice a veces maliciosamente― y los violentos disturbios el año pasado, los Juegos “serán la ocasión de hacer nación por medio del deporte”, dice. Es decir, de unir a los franceses, por ahora apáticos ante el acontecimiento, o quejosos (las polémicas sobre los precios de las entradas o los transportes públicos son recurrentes), aunque ella está convencida de que, como ha sucedido en otras ocasiones, el entusiasmo prenderá cuanto la llama olímpica empiece a recorrer el país y se aproxime la fecha.

Oudéa-Castera fue una prometedora tenista, campeona juvenil. Colgó la raqueta para formarse en las instituciones de la élite francesa. En la Escuela Nacional de Administración coincidió con Emmanuel Macron. Alta funcionaria, y directiva empresarial y deportiva, es ministra desde 2022. A principios de 2024 asumió la cartera de Educación Nacional. Sus declaraciones sobre la escuela pública precipitaron su marcha a las pocas semanas. Ahora vuelve a ocuparse solo de su ministerio original, centrada de nuevo en los JJ OO que Francia organiza por primera vez en un siglo.

Cuando se le pregunta qué le quita el sueño a cien días de la cita, responde: “No gran cosa”. Pero admite: “Quedan puntos de vigilancia, sobre todo el riesgo que anticipamos en la ciberseguridad”. Detalla que, mientras que en Tokio 2020 hubo unos 400 millones de ciberataques, en París se esperan “entre 3.000 millones y 4.000 millones”.

El desfile en el Sena es otra fuente de preocupación. Se prevé la presencia de más de 300.000 espectadores con Notre-Dame, el Louvre y la Torre Eiffel como escenario.

“Es un desafío de una gran dificultad”, dice la ministra, “pero se aborda con una extrema vigilancia y una extrema finura, tanto en el aspecto artístico como en el de la seguridad.” Se desplegarán 45.000 policías y gendarmes, además de agentes de unidades de élite y agentes municipales y privados. “En caso de amenaza extrema, lo que no es en absoluto el escenario hoy, tenemos escenarios de repliegue, de los que no puedo hablar porque son confidenciales, pero que el presidente de la República nos ha pedido anticipar en caso de que se agravase de manera totalmente excepcional la amenaza, sobre todo terrorista”. ¿El “repliegue” sería en el Sena? ¿O fuera del Sena? “Estudiamos todos los escenarios”.

Sobre la presencia de atletas rusos y bielorrusos, Oudéa-Castéra recuerda que podrán estar presentes los que no hayan apoyado la guerra de agresión de Rusia contra Ucrania y que no tengan vínculos con los ejércitos ruso y bielorruso ni con las agencias gubernamentales próximas al poder: “En ningún caso habrá una delegación rusa o bielorrusa de atletas que vayamos a acoger”.

—¿No habrá himno ruso?

—Ni himno ni bandera. Tampoco habrá banderas rusas o bielorrusas en nuestros estadios. Si insisto en la noción de delegación, es porque es lo que explica que los rusos y bielorrusos, atletas neutros, no estarán en el desfile en el Sena. Solo las delegaciones desfilan.

Hay voces, como el líder de la izquierda radical Jean-Luc Mélenchon, que ven un “doble rasero” al no aplicarse la misma norma a los israelíes por la guerra en Gaza. Responde Oudéa-Castéra: “No se puede comparar la situación de Israel, que ha sido víctima de un ataque terrorista de una gravedad excepcional, con la Rusia que lleva a cabo unilateralmente una guerra de agresión contra un país soberano. Aprovecho para subrayar que la voz de Francia siempre ha sido clara sobre el hecho de que Israel tiene derecho a defenderse, pero que debe hacerlo en el respeto del derecho internacional y del derecho humanitario”. Y añade: “Acogemos en París a la delegación israelí e invitamos a la delegación palestina, que representan cada una a su movimiento deportivo. Destaco que ninguna de ambas delegaciones ha pedido la exclusión de la otra. Quiero aplaudir el espíritu de responsabilidad de ambas en el hecho de que no haya hasta hoy ninguna escalada verbal. Hay mucha dignidad en la postura de estos dos movimientos deportivos”.

Habla, al final de la entrevista, del caso Rubiales en España y la “actitud sexista” y “absolutamente inadmisible” del entonces presidente de la federación de fútbol. Concluye asegurando que su fracasada experiencia en el ministerio de Educación no ha hecho mella en ella: “Tengo un pasado de deportista de alto nivel. Cuando se pierde un set en el tenis, el partido continúa”.

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Sobre la firma

Marc Bassets
Es corresponsal de EL PAÍS en París y antes lo fue en Washington. Se incorporó a este diario en 2014 después de haber trabajado para 'La Vanguardia' en Bruselas, Berlín, Nueva York y Washington. Es autor del libro 'Otoño americano' (editorial Elba, 2017).
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